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El Consell ignora las críticas al impacto de la ampliación del puerto de Valencia

Expertos, vecinos, ecologistas y la oposición temen la afección sobre las playas urbanas

Sara Velert

El puerto de Valencia espera iniciar el año que viene una ampliación de sus instalaciones que doblará la superficie actual de contenedores y adentrará sus diques dos kilómetros más en el mar. El proyecto suscita el rechazo de expertos, socialistas, EU-L'Entesa, las asociaciones de vecinos de Valencia y los ecologistas, entre otras razones, por su fuerte impacto ambiental sobre las playas de la ciudad y la cercanía del parque natural de L'Albufera. El puerto minimiza este impacto y asegura que con medidas correctoras es asumible. El Consell, ausente del debate, guarda silencio.

El plan para el litoral de Blasco aconsejaba que el puerto no creciera "mucho más"

El Ministerio de Medio Ambiente ultima la declaración de impacto ambiental sobre el proyecto, que determinará si es necesario modificarlo o basta con aplicar medidas correctoras, como sostiene la Autoridad Portuaria de Valencia, que tiene prisa y ya ha abierto las plicas de las ofertas para la asistencia técnica de la redacción de la obra, un paso que los socialistas creen irregular mientras no se pronuncie el Gobierno.

El estudio de impacto ambiental encargado por el propio puerto admite sin ambages que el impacto sobre las playas del norte de Valencia, la Malva-rosa y El Cabanyal, es "severo", pero considera que bastará con añadir arena en las zonas que se erosionen. Afirma el estudio que la construcción de la nueva bocana de la Copa del América ya ha causado el basculamiento de la playa, de modo que ésta se ha alargado acumulando arena contra el dique mientras la pierde en el otro extremo. Para compensar esta regresión se han aportado 400.000 metros cúbicos de arena. El puerto defiende que una nueva barrera de dos kilómetros más de cemento apenas afectará a la playa. Sobre las playas del sur asegura el estudio que no se verán afectadas. Tampoco el parque natural de L'Albufera. Una aseveración que comparten unos y rechazan otros. Así se refleja en las alegaciones y opiniones de expertos, partidos o entidades que han analizado el proyecto.

El catedrático de Ingeniería e Infraestructuras de los Transportes de la Politécnica, Josep Ramon Medina, dice en sus alegaciones que el puerto "no necesita más línea de atraque" porque su capacidad "dista mucho de estar saturada". Máxime cuando prevé desplazar ciertos tráficos a Sagunto. El catedrático también apunta que el puerto exhibe "un optimismo injustificado" sobre la efectividad de verter arena para corregir el desplazamiento del litoral. Es más, el basculamiento podría ser mayor del previsto, afirma Medina, que pide aplazar las obras los seis años que hacen falta para conocer el verdadero alcance del impacto ambiental ya ocasionado con la nueva bocana.

La catedrática de Geografía Física de la Universitat de València Eulàlia Sanjaume añade la preocupación por las playas del sur, que "han ido perdiendo metros lineales de playa como consecuencia de la afección del puerto de Valencia", a pesar de costosas y "múltiples" regeneraciones. La barrera de diques portuarios ha provocado que las playas del sur hayan perdido la aportación de sedimentos que trae la corriente del norte, y una nueva ampliación supondría "un grave peligro para su estabilidad" de la playa de El Saler, subraya Sanjaume.

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Distinta visión ofrece José Serra, catedrático experto en Puertos de la Politécnica, quien considera que el impacto de la obra en la zona norte es "asumible" con las medidas correctoras. Serra no prevé que se agrave la situación en el sur porque el puerto supone desde hace años un impedimento para el flujo de sedimentos, pero advierte de que ese efecto puede empeorar en Pinedo y El Saler con nuevos amarres.

El grupo municipal socialista ve "excesivo" el impacto sobre las playas urbanas, afirma que el puerto no ha agotado el aprovechamiento de su espacio y aboga por ampliar la actividad en Sagunto. Por su parte, EU-L'Entesa rechaza la obra y antepone alternativas de mejora del rendimiento actual. La Federación de Asociaciones de Vecinos resalta que tanto los proyectos del puerto como la Zona de Actividades Logísticas "se hacen de espaldas a la calidad de vida de los ciudadanos y en contra del medio ambiente", con un "incuestionable impacto".

Las administraciones del PP, mientras, están ausentes del debate. La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, centrada en ganar algo de suelo portuario para viviendas en la dársena interior, apoya sin objeciones la ampliación. El proyecto tampoco destaca en la agenda del consejero Esteban González Pons. El titular de Territorio y Vivienda subraya a menudo su compromiso con la protección de L'Albufera y del medio marino, como ha quedado reflejado estos días en su atención constante al importante nacimiento de 28 tortugas bobas en El Saler. Y especialmente al conocerse que una empresa petrolífera había pedido permiso al Ministerio de Industria para realizar prospecciones petrolíferas frente a El Saler, lo que equivaldría "a la mayor agresión histórica" contra el medio ambiente en los últimos años. La consejería se ha apresurado a emitir un informe y González Pons ha pedido una reunión urgente al ministro. Pero sobre la ampliación del puerto, el consejero calla. Los informes que la consejería haya redactado para el Ministerio de Medio Ambiente sobre la obra -que afecta a las leyes autonómicas del paisaje, patrimonio cultural, especies amenazadas, espacios protegidos, contaminación acústica y pesca marítima- no los ha divulgado. Tampoco ha respondido a la petición de este periódico de conocer esos estudios y la postura de la consejería.

Territorio sí se interesó por esta obra en abril de 2005 -aún con Rafael Blasco al frente-, cuando pidió opinión a la Universidad Politécnica. También abordó el asunto en el Plan de Acción Territorial del Litoral, lanzado por Blasco, en el que afirma que "a largo plazo el puerto de Valencia no debería crecer mucho más en su actual emplazamiento" y "es conveniente que traslade parte de su actividad a Sagunto". Desde entonces, guarda silencio.

El puerto de Valencia durante la construcción de la bocana de la Copa del América.
El puerto de Valencia durante la construcción de la bocana de la Copa del América.SANTIAGO CARREGUÍ

Palabra de Aznar

Ante la creciente oposición a la ampliación del puerto de Valencia, la Autoridad Portuario organizó recientemente un seminario para explicar su proyecto y defender sus beneficios económicos, principalmente por la vía de cifrar en casi mil millones anuales las pérdidas de los sectores productivos si sus instalaciones no crecen. El puerto, con su estudio ambiental en la mano, insiste en que la afección de la obra se limita a las playas del norte y se corregirá. El presidente, Rafael Aznar, cercano a Francisco Camps, empeña incluso su "palabra" de que se reparará el daño. El crecimiento del puerto costará 530 millones de euros, implica ganar 5,5 kilómetros de diques y 153 hectáreas nuevas de explanadas, el doble de las actuales. El impacto de diques y grúas sobre el paisaje del litoral es indudable, y aumentará el ruido. La Autoridad Portuaria destaca que el plan es necesario para mantener la buena posición en el tráfico interoceánico de contenedores y sólo quiere desplazar a Sagunto el resto del crecimiento.

Para Matías Riera, de Acció Ecologista-Agró, no se ha justificado la obra, "como tampoco se hizo con la ZAL", y se pone "en juego el parque de L'Albufera". Sagunto no es la solución, dice el presidente del colectivo, Enric Amer, que teme por el Marjal dels Moros y resalta que ya se construye un gran parque industrial, entre otras obras.

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Sobre la firma

Sara Velert
Redactora de Internacional. Trabaja en EL PAÍS desde 1993, donde ha pasado también por la sección de Última Hora y ha cubierto en Valencia la información municipal, de medio ambiente y tribunales. Es licenciada en Geografía e Historia y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, de cuya escuela ha sido profesora de redacción.

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