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Entrevista:MANUEL NIETO | Geólogo y director de Evren

"Hay que proteger el paisaje y a los paisanos"

Miquel Alberola

La consultora dirigida por Manuel Nieto ha realizado 1.200 trabajos, por dos de los cuales sus clientes han obtenido los premios nacionales de Medio Ambiente. Sobre la mesa tiene, como si se tratara de un alegato, el discurso de ingreso en la Real Academia de Miguel Delibes, Un mundo que agoniza.

Pregunta. ¿Comparte ese título?

Respuesta. Estamos bastante mal. Actuamos sobre la Tierra con mucha irresponsabilidad, hay preocupación social con reflejo político y en consecuencia no estamos mal abastecidos de leyes, reglamentos, programas y políticas que pretenden corregir el rumbo. Lo que pasa es que las correcciones son posibles a escalas locales, pero a nivel planetario es mucho más difícil.

"Desde luego, si hay recursos propios no soy partidario de los trasvases"

P. Es pesimista al respecto.

R. Yo confío en el hombre.

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P. El hombre es un arma de doble filo.

R. Eso es. ¿Hasta dónde ha de llegar la situación para tomar consciencia plena de su deber?

P. Su empresa está habilitada por la UE. ¿Cómo se accede a un club tan restringido?

R. Para simplificar los procedimientos administrativos de contratación, la UE abre un concurso público para seleccionar las asistencias técnicas de las políticas de prevención del riesgo y de contaminación ambiental en las que participa, y de este modo elige a un grupo de empresas. Nosotros vamos con el grupo alemán Harress Pikel Consult.

P. Evren tiene un código de actuación profesional con imperativos éticos. No es habitual. Y menos en un ámbito, a menudo, bajo sospecha.

R. Es de obligado cumplimiento por todos los que pertenecen a nuestro equipo profesional. Es muy útil y todo el mundo sabe a qué atenerse. Como procedimiento de aceptación de un trabajo, lo sometemos al comité de dirección y si no cumple con el código lo rechazamos.

P. ¿Qué le llevó a adoptar un código tan raro en las empresas?

R. En realidad, ni tan siquiera me he planteado si desde el punto de vista empresarial es rentable o no. Para nosotros la empresa es el instrumento de una realización profesional y personal, y lo que no podemos es estar avalando actuaciones de las que pudiéramos avergonzarnos.

P. Es geólogo. ¿De dónde surge su compromiso medioambiental?

R. A partir de 1976 empecé a preocuparme por los temas de protección de la calidad del agua, después tuve la oportunidad de incorporar la variable medioambiental en el planeamiento urbanístico, elaboré una tesis doctoral en hidráulica subterránea y simultáneamente impartí clase de Geodinámica en la Universidad de Valencia. En 1982 fui elegido presidente del Grupo Español de Geología Ambiental y Ordenación del Territorio, y convocamos el congreso de Valencia en 1986. En torno a él se organizó el cuerpo de profesionales más sensibilizados con incorporar la variable geológica en la toma de decisiones que afectan al territorio. De ahí y por mi evolución profesional se desencadenó un proceso de evolución profesional.

P. Pero ya lo llevaba dentro.

R. Fue el encuentro de una formación científica originaria con unas técnicas y métodos innovadores. La profesión de geólogo me ayudó a identificar la Tierra como un cuerpo dinámico.

P. Los recursos hídricos es una de sus actividades profesionales. ¿Estamos peor de lo pensamos?

R. Se están haciendo muchas cosas, pero en cuanto a disponibilidad estamos muy mal. Sobre todo, el sur de la Comunidad Valenciana. Las demandas superan con creces los recursos disponibles, aunque se reordenen las asignaciones. La situación de déficit en el Vinalopó es muy preocupante y no puede resolverse con desaladoras si deben repercutirse los costes al usuario como exige la Directiva Marco. Valencia y Castellón no están tan mal, salvo la coyuntura específica de la sequía. Ahora se anuncia la redacción del nuevo plan hidrológico, que debe de tener en cuenta la disminución de las aportaciones y la estructura de la demanda. Creo que la reasignación de la demanda puede ser suficiente para abastecer las necesidades.

P. ¿Pero hay agua para todas las necesidades de la sociedad?

R. Hay que especificar lo que son las necesidades como un problema de gestión de demanda y lo que son las demandas en relación con los recursos disponibles. Desde el norte de Alicante a Castellón se puede avanzar todavía mucho en la reasignación de los recursos disponibles, tanto en disminución en agricultura, que es la gran consumidora, como en ahorro urbano. Y luego hay que contemplar una demanda nueva: la medioambiental. Considerar el agua no como un recurso económico sino como un bien que soporta los ecosistemas acuáticos, el nivel del acuífero,... Si no se considera esa demanda, todo el crecimiento se va a efectuar a costa de ella.

P. ¿Necesitamos trasvases?

R. La reasignación de recursos hídricos no tiene por qué estar encadenada al territorio, como no lo está la energía. Otra cosa es que ésta se haga en condiciones y que la cuenca cedente contemple todas las demandas y que la receptora administre el agua de la manera más eficaz posible. No soy de los que cree que hay que satanizar ninguna posibilidad de las que se dan al hombre para actuar; de hecho, nosotros hemos colaborado con Aguas del Júcar en la evaluación ambiental del Júcar-Vinalopó en sus dos versiones y colaboramos en su momento con Trasagua en la respectiva del tramo Valencia del trasvase del Ebro. Otra cuestión es como la pondere. Desde luego, si hay recursos propios no soy partidario de los trasvases, sólo deben invocarse cuando no hay otras alternativas viables desde los puntos de vista: técnico, económico financiero y medioambiental.

P. ¿La visión sobre el territorio es muy reduccionista?

R. Reducimos la realidad a aquellos aspectos de la misma que nos interesan para controlarla. La sociedad actual y los mass media requieren respuestas inmediatas, mensajes simples y eficaces en la comunicación, renunciando a toda complejidad. Políticamente en unos casos, administrativamente y socialmente en otros, es más fácil y más eficaz trabajar sobre modelos tan simplificados que no representan a la realidad simulada; por otra parte, es muy cómodo sumarse a una postura ya establecida, ya no tienes entonces que elaborar pensamiento propio y siempre encuentras apoyo de los tuyos.

P. ¿Hay un atrincheramiento entre el desarrollismo y el conservacionismo?

R. Sí, aunque resulte paradójica, y hay poca presencia de la técnica y de la ciencia. Parece que interesa más a los contrincantes que el otro no tenga argumentos y yo tenerlos todos para apoyar mi visión preconcebida. En esa dialéctica la verdad es la víctima, y todos, el hombre y la naturaleza salen perdiendo.

P. ¿Hay un camino intermedio?

R. La verdad no está en el punto medio sino en el punto justo. En ocasiones puede estar en el nueve y en otras en el uno. No necesariamente el punto intermedio es el adecuado, por eso en la evaluación ambiental estratégica lo que no hay que hacer nunca es manipular la verdad para que salga lo que queremos a priori que debe de salir; por ello la participación pública en estos procesos es tan importante.

P. Un tercio de nuestro territorio soporta una gran presión urbanística, mientras los otros dos sufren desertificación demográfica. ¿Ese combinado es una bomba?

R. Ese combinado exige actuar con modelos y enfoques diferentes. Los modelos de intervención no pueden ser los mismos para las zonas presionadas que para las que tiene riesgo de desertización demográfica.

P. Pero lo son.

R. Sí, pero como donde se producen y se difunden las ideas es en la aglomeración urbana, ésta traslada sus visiones a los sitios que se están desertizando. Hay dos retos. En la parte de demanda territorial intensiva hay que tratar el medio con exquisito cuidado porque es un bien muy escaso. Como si tratáramos un recurso no renovable. Y en la parte que no hay presión, hay que hacer que la presencia humana garantice la sostenibilidad ambiental y social.

P. Hay una tendencia a sobrecargar el territorio presionado.

R. Sí, pero tenemos la suerte de tener un sistema de ciudades en el litoral muy bien comunicadas y accesibles que forman un continuo que es más eficaz que una conurbación generalizada del conjunto. Soy más partidario de densificar los núcleos que de esparcir la ocupación humana. En la zona de interior es una tarea principal, tanto social como medioambientalmente, consolidar los núcleos urbanos algunos de los cuales están ya semiabandonados. Hay una franja intermedia que puede participar de los dos modelos y tener las dos tensiones, donde habría que ser muy cuidadoso para que no se produzca un efecto frontera sin una transición de calidad.

P. ¿Nos quedan paisajes naturales?

R. En áreas de tan larga e intensa ocupación humana como la nuestra quedan muy pocas zonas en las que el hombre no haya intervenido. Desde la aparición de la agricultura, el territorio ha cambiado de aspecto en numerosas ocasiones. Por ejemplo, la plantación masiva de naranjos desde mediados del siglo XIX modificó radicalmente el paisaje. Del mismo modo, casi todas las zonas forestales son paisajes intervenidos. El paisaje actual es fruto de una determinada relación del hombre con el territorio, si esa relación cambia, el paisaje se verá afectado, si los agricultores desaparecen, ¿cómo se protege el paisaje agrario? Proteger el paisaje agrario es también proteger a los que lo conforman, a los agricultores, a los paisanos.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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