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Columna
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Y Zaplana, "tacita a tacita..."

No hay derecho a que los socialistas valencianos y algunos medios de comunicación y comentaristas que ejercen por estos pagos mediterráneos, le vengan imputando a Zaplana, desde hace tiempo, toda clase de fechorías y desmanes cometidos durante su presidencia de la Generalitat del País Valencià. Zaplana es uno de los políticos españoles de más limpia trayectoria. Que se lo pregunten, si no, a sus grandes amigos del mundillo madrileño de la comunicación como Pedro J. Ramírez, Jiménez Losantos, César Vidal, Carlos Dávila..., entre otros. Todos ellos perfectos conocedores, desde su privilegiada atalaya madrileña, de la actuación de Zaplana durante sus dos legislaturas como presidente de la Generalitat. Por eso no dudan salir en su defensa cuando le ven en un apuro. Cosa que no ha sucedido con los socialistas, algunos medios de comunicación valencianos y sus comentaristas, quienes a pesar de seguir más de cerca la actuación brillante del mejor presidente que han tenido los valencianos, del mejor político que ha tenido Valencia en muchas décadas, a pesar de ser de Cartagena, cosa que le añade más honra a su ejecutoria, han querido ensuciar su labor política con acusaciones falaces, fruto de sus mentes calenturientas. Y comenzaron pronto.

Zaplana inició su carrera política accediendo a la alcaldía de Benidorm gracias al voto de una concejala socialista. El voto que le faltaba para tener la mayoría. Los difamadores no desaprovecharon la ocasión para acusarle de haber sobornado a una tránsfuga. Pura falacia. La militante socialista, con gran visión de futuro, vio en el joven Zaplana al político de talla que luego todos hemos conocido, y el mejor candidato para gobernar Benidorm. Y no se equivocó. Tan es así, que fue el propio Aznar quien se fijó en él para arrebatarles a los socialistas la presidencia de la Generalitat valenciana. Como así fue.

Zaplana había comentado con un amigo íntimo, antes de meterse de lleno en política, su precaria situación económica. Su sueño era un coche de 16 válvulas. Pero no tenía dinero. Y estaba decidido a entrar en política buscando el remedio. Su paso por la alcaldía de Benidorm y, principalmente, su paso por la presidencia de la Generalitat, le permitió mejorar su situación financiera. Últimamente, los socialistas valencianos, basados en unas declaraciones de dos empresarios que participaron en la obra de Terra Mítica, han presentado denuncia, ante los tribunales, de que se percibían comisiones a repartir entre algunos constructores y el propio presidente Zaplana mediante facturas falsas que aumentaban el coste presupuestado para la construcción del parque temático. Sólo así se comprende, según dicen sus acusadores, la mejora económica que alcanzó Zaplana. Mejora que le permitió adquirir, no el coche de 16 válvulas, ¡tan anhelado!, sino un piso de 375 metros en una de las mejores zonas de Valencia ciudad. Y otro de 600 metros en el paseo de la Castellana de Madrid, frente al Bernabéu. Además de permitirse el lujo de exhibir relojes de precios millonarios. Olvidan sus detractores la posibilidad de ahorrar cuando se obtiene un puesto tan relevante y bien remunerado como presidente de la Generalitat. Ya se sabe: "Tacita a tacita" se va haciendo un estimable patrimonio. Menos mal que Zaplana tiene buenos amigos en la prensa madrileña, como decía. Y uno de ellos, Pedro J. Ramírez, el director de El Mundo, le ofreció de inmediato sus páginas para que se defendiese de estos burdos ataques mediante una entrevista. En ella, Zaplana anunció presentar querellas contra sus detractores y se quejó con estas palabras: "Siempre que se queda sin argumentos, el PSOE intenta destruir a las personas. Lo hicieron con Adolfo Suárez, con Aznar, con los jueces y periodistas incómodos y ahora lo intentan conmigo". Y tiene razón. Zaplana es el político del PP con más futuro. Sus amigos mediáticos de Madrid -Pedro J. Ramírez, Jiménez Losantos y compañía- tratan de promocionarle para sustituir a Rajoy, a quién Losantos llama "maricomplejines". Zaplana es otra cosa. Zaplana no tiene complejos. Y es generoso con sus amigos periodistas. Si algún día llega al poder sustituyendo a Rajoy, sabrá corresponder a su amistad con generosidad. Cuando presidía la Generalitat ya lo hizo. Imagínense si llegase a La Moncloa. Ahorraría, no "tacita a tacita" sino "tazón a tazón".

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