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COMER

Pan de lujo

Alberto Chicote hace novillos en Nodo para tocar la fachada de una tahona y deslumbrarnos en su interior. Una primicia de lujo.

Entras al restaurante y proyectas la mirada al fondo. Son las entrañas del barrio Salamanca como nunca las habías visto. Suelos y paneles retroiluminados con diodos electrónicos. Ventanales abatibles de una tonelada que se alzan en vilo y enseñan un patio laminado de agua con islas de césped. Luz indirecta, ladrillo y mucho cristal. Clima de serenidad con hechizo nocturno. Concepto de Benjamín Calles y tarea del arquitecto Dani Freixa. Adicto a la proximidad, Alberto Chicote expone su cocina a la vista y el trajín de la brigada de David Napal vivifica el escenario. Ha eludido parecerse a Nodo, el templo de la fusión. Alternará funciones, cambiando de gorro en el trayecto. Aquí aborda sabores evidentes. Como preámbulo, trasquilan unas hojas de albahaca, desde la propia maceta, sobre un buen chorro de aceite de arbequina, una ceremonia rural insólita y cuestionable. Luego el regocijo estético ante los tomates desecados o la plenitud de los berberechos gigantes, estofados al horno de carbón, herramienta tradicional que aquí se innova oportunamente. Ensaladilla rusa 2006 de hortalizas tostadas, al encuentro de sensaciones olvidadas. El ceviche de mero es impecable en su leve marinado, pero adolece de vigor en el aderezo. Magnífica hamburguesa de presa ibérica. Una cama de arroz mestizo, que por si solo justifica el viaje, acoge la sabrosa viscosidad de una anguila horneada en hoja de banano. Todo en raciones generosas, para fomentar comensales que curiosean el plato ajeno. A un precio sorprendentemente ajustado para el glamour del establecimiento.

Pan de lujo
Jorge Juan, 20 [Serrano] Tel. 914 36 11 00. Cocina tradicional renovada. Jarrete de ternera sin cuchillo y alitas de pollo de corral al curry rojo. No cierra. Parking prox. (Velázquez) Precio medio aprox.: 50 €. Fumadores. www.pandelujo.es
El chef y sus complementos
Chicote es garantía. Un chef de raza con siete años de protagonismo en el Nodo. Pan de lujo se ha implicado en los detalles. Se come sin mantel, pero las pulidas mesas son de una elegancia sobria. Las desmesuradas servilletas son un signo de generosidad casi sensual. Y la vajilla es de hermoso y múltiple diseño, más visual que funcional acaso; pero así es la moda.

Lo que vimos

El ambiente. Extraordinaria puesta en escena. Un lugar para ver y ser visto. Hay un recinto de compromiso para atender clientes sin reserva.

La carta. Amplia y muy personal. Con producto y rigor. Invita a repetir visita para conocerla en profundidad.

La atención. A veces el lugar no ayuda al servicio. Aunque efectivo, jovial y discreto, paga peaje ante la prioridad arquitectónica en algunos tramos.

El vino. El pasaje de entrada es un expositor de referencias vinícolas algo limitadas para acompañar a una carta tan heterogénea.

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