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Los 300 hijos de Jürgen Hass

El ciudadano alemán Jürgen Hass lleva reconocidos a 300 hijos en todo el mundo y quiere llegar a 1.000 antes de fin de año, y eso sin haber engendrado a ninguno de ellos, según informa el semanario Der Spiegel. Hass, prejubilado de 56 años, actúa con una doble motivación: por una parte facilitarles a niños pobres la nacionalidad alemana para que puedan estudiar y tengan derecho a la ayuda social alemana, pero también perjudicar al Estado alemán. Porque Jürgen Hass hace honor a su apellido, que significa "odio", en su relación con la administración alemana. Por dedicarse a dar asesoramiento legal sin tener la licencia para ello, el Estado le impuso multas de hasta 100.000 euros que Hass no pagó, por lo que dio con sus huesos en la cárcel. En Alemania, declara a Der Spiegel, "me trataron peor que a un perro". A pesar de saber "más de leyes que muchos juristas", a Hass le negaron el derecho a ejercer como asesor. De modo que, tras salir de prisión y en su afán de perjudicar al Estado como sea, encontró una laguna legal que le permite reconocer hijos con sólo la aprobación de la madre sin que el Estado pueda oponerse. En una "gira" por Europa del Este y Asia, Hass reconoció a 30 niños pobres en Rumania, 30 en Ucrania, 50 en Hungría, 20 en Moldavia, 80 en Rusia y otros 80 en India. Como su pensión, de unos 1.000 euros al mes, no es embargable, no teme que alguna madre le reclame la manutención. Hoy vive en Paraguay y asegura que su "programa privado de ayuda al desarrollo" es más eficiente que cualquiera de los estatales. Con el reconocimiento de la paternidad, los niños se convierten en alemanes, por lo que tienen derecho a vivir en Alemania con sus madres, a recibir ambos ayuda social, a recibir los 300 euros por hijo que reciben todas las familias alemanas y a solicitar la financiación a crédito de los estudios si van a la universidad. Pero Jürgen Hass no sólo aumenta su familia numerosa compulsivamente, sino que anima a otros alemanes a hacer lo mismo para matar dos pájaros de un tiro: ayudar a los niños pobres y perjudicar a Alemania. Ya tiene varios imitadores.

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