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Reportaje:

Prohibido hablar en castellano

Españoles y angloparlantes participan en una experiencia de Pueblo Inglés en Cazorla

Ginés Donaire

Francisco Vallés, de 33 años, dirige su propia empresa informática en Cartagena (Murcia) y, entre sus clientes, tiene que contactar a menudo con la compañía General Electrics. Dominar el inglés resulta casi vital para la expansión de su negocio. Consciente de sus limitaciones en este idioma, y ante la imposibilidad de abandonar su trabajo para irse al extranjero, ha decidido probar suerte en una innovadora experiencia pedagógica que esta semana ha aterrizado en Andalucía, y más concretamente en Cazorla (Jaén): Pueblo Inglés, un programa de inmersión lingüística intensivo en el que 20 españoles y 20 angloparlantes de todo el mundo conviven durante ocho días hablando exclusivamente inglés.

"Es como si estuvieras en un país extranjero, no te da tiempo a pensar en español", explica Vallés, que ha dejado a su mujer y sus dos hijos en su localidad de origen para intentar aprovechar al máximo el programa de ocho días que se realiza en la villa turística de Cazorla. Este lugar acogerá otros cuatro programas, dos de ellos en julio y otros dos en octubre. Los participantes en esta experiencia, la mitad españoles y la otra mitad llegados de Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Australia, Irlanda o Nueva Zelanda, desayunan, comen, hablan de negocios y participan juntos en actividades educativas y, en definitiva, están todo el día hablando inglés. "Aquí el español está prohibido; creo que es la mejor forma de aprender inglés sin irte al extranjero", comenta Eduardo Parra, que trabaja en una empresa de consultoría de Madrid y que también considera vital perfeccionar su inglés para escalar en el terreno laboral. Cazorla es el segundo Pueblo Inglés que visita Eduardo. El año pasado estuvo en Valdelavilla (Soria), que en el verano de 2001 acogió el primero de estos singulares cursos de inglés por inmersión.

Desde entonces, la compañía promotora de Pueblo Inglés, formada por tres socios españoles, ha extendido este programa a La Alberca (Salamanca), Umbría (Italia), Cazorla y se prepara su expansión en Portugal. En estos cinco años han pasado por los casi 200 programas de esta sociedad más de 8.000 asistentes, un 80% profesionales y el resto universitarios.

Juan Carlos Medina, socio fundador y director general de Pueblo Inglés, reconoce que a nadie se le garantiza que salga dominando el inglés, pero sí habla de un "milagro psicológico". "Los participantes llegan con un nivel medio de inglés de cinco puntos en una escala de 0 a 10, y aquí logramos que suban ese nivel al menos un punto y medio en audición y comunicación. Se consigue que pierdan el miedo a relacionarse con sus interlocutores ingleses".

Los participantes reciben 15 horas al día de inglés, que incluyen las comidas, cuatro sesiones matinales de una hora de duración, mesas de discusión y negociación, conferencias telefónicas y sesiones prácticas sobre temas profesionales. Hasta en las visitas al pueblo está prohibido hablar castellano.

En una semana cada participante escucha unas 105.000 frases y más de 10 acentos diferentes. "Traemos el extranjero a España para que de forma natural fluyan situaciones y temas de conversaciones reales", comenta Medina.

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El papel de los angloparlantes es esencial. Son voluntarios a los que la organización paga su estancia en Cazorla con la condición de pasar el día hablando inglés con los alumnos. Gente como Sherice Hemmons, de 35 años, que ha llegado desde Atlanta (Estados Unidos). "Para nosotros es una oportunidad de conocer otro país y otras culturas", asegura.

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