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Entrevista:Anne Sophie Mutter | MÚSICA

"Las 16 sonatas de madurez de Mozart son unas joyas"

La Trilogía Mozart de la violinista alemana llega a su fin con el disco recién editado, Mozart. The violin concertos, acompañada por el pianista Lambert Orkis. La intérprete explica cómo ha sido su inmersión en la obra del gran compositor salzburgués y hace un repaso a su trayectoria.

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Pureza sonora y sofisticación

El año del 250º aniversario del nacimiento de Mozart ve el final del proyecto que ha llevado a la violinista alemana a abordar la ambiciosa tarea de grabar las más importantes piezas para violín del compositor salzburgués. La última entrega, que acaba de salir a la venta, comprende las sonatas de madurez, interpretadas junto al pianista Lambert Orkis. Mutter, que celebra este año también tres décadas desde su debut, es una de las personalidades más marcadas de la escena clásica. Una mujer decidida, de impecable técnica y profundidad de pensamiento, que ha sabido desarrollar con personalidad una carrera que empezó favorecida por las enseñanzas y la colaboración de Herbert von Karajan.

PREGUNTA. Han pasado treinta años desde que debutó en el mundo del disco tocando los conciertos para violín números 3 y 5 de Mozart con Herbert von Karajan. Han cambiado mucho las cosas desde entonces en la interpretación mozartiana, especialmente por las aportaciones del movimiento historicista con instrumentos de época. ¿Han influido esas nuevas perspectivas en su forma de tocar a Mozart?

RESPUESTA. Sí y no. He estado indagando en muchas fuentes de información en lo relacionado con mi aproximación a Mozart. Desde luego el movimiento historicista ha influido mucho en la forma de interpretar obras del siglo XVIII, pero la vida de los músicos no se rige por leyes de hierro y estamos en el siglo XXI, así es que si bien me interesa el uso del estilo, en especial de cierto tipo de vibratos, a la manera del siglo XVIII, por ejemplo, el cambio en el arco del violín en instrumentos de ese siglo muestra que incluso en la época de Mozart los músicos buscaban un sonido más flexible y de mayor amplitud. Lo que ha sido muy importante en mí como influencia es la dimensión de la orquesta con la que he grabado ahora, la London Philarmonic, porque es mucho más pequeña que aquélla con la que grabé dirigida por Karajan. Y esto le da más flexibilidad, mayor transparencia, casi como una orquesta de cámara con amigos, que es lo que posiblemente se acerque más al estilo en que Mozart interpretaba sus conciertos, sobre todo porque entonces él mismo dirigía y tocaba en sus composiciones. Por eso he tratado de aproximarme a este espíritu de primus inter paris.

P. Muchas de las sonatas de Mozart, incluidas las de la madurez, se tocan muy poco, los violinistas prefieren repetirse en los conciertos más célebres...

R. En música de cámara parece subsistir cierta tradición de interpretar una y otra vez las mismas sonatas. Es lo mismo que con el ciclo de las sonatas de Beethoven. La mayoría de mis amigos tocan la Sonata de primavera y la Sonata Kreutzer y lo demás es ignorado. Desafortunadamente, los más jóvenes continúan con esta costumbre y van perdiendo poco a poco la información del amplio contexto del repertorio. Es una pena, porque realmente no le puedes hacer justicia a una pieza si no sabes de dónde proviene. Lo lamento porque las 16 sonatas son todas ellas unas joyas. No puedes decir que ninguna de ellas es más débil o más fuerte, todas tienen la madurez de Mozart, la pureza y la sofisticación de su escritura.

P. En agosto, el Festival de Lucerna celebró también el 30º aniversario de su debut internacional. ¿Cómo recuerda ese salto a la fama de la mano de Von Karajan?

R. Recuerdo que ese primer concierto en Lucerna tuvo un éxito tremendo y Von Karajan supo de aquello y por eso me invitó para una audición. Pero yo tenía mucho miedo de esa audición porque estaba segura de que no había esperanza de llegar a trabajar con él, así es que traté de evitar el desastre diciéndole que antes iba a tomarme unas vacaciones, con la esperanza de que él lo olvidara. Pero él insistió después en que fuera a la audición en Berlín, fui muy nerviosa pero sin hacerme ilusiones. Y sigo asombrada de que a partir de entonces trabajáramos juntos 13 años, hasta su muerte. En cuanto a la fama, no me interesa en lo absoluto. A partir de los 13 años desarrollé lentamente mi repertorio, con ayuda de mi maravilloso profesor, y también con Von Karajan. Terminé mi aprendizaje musical y comencé con los conciertos. Fui creciendo de una forma normal con estas actuaciones internacionales. Fue algo natural, nunca me he considerado famosa.

P. Su pasión por la música contemporánea ha dado magníficos frutos. Entre los grandes compositores que le han dedicado obras están Witold Lutoslawski, Krzysztof Penderecki, Wolfgang Rihm, Henri Dutilleux y Andrés Previn. El año próximo la lista crecerá con el estreno mundial de un concierto para violín de Sofía Gubaidulina.

R. Sí, es fascinante. Sin embargo, el periodo más aterrador es el de la espera. Y en esas estoy con esta última pieza, que confiaba en tener desde la pasada primavera y hasta la fecha no la he recibido. En cuanto la reciba saltaré sobre ella como una fiera para que me dé tiempo de prepararla. Sobre todo porque nunca he tocado una obra de Gubaidulina, a quien admiro profundamente, pero hasta que no te sientes capaz de aprender el nuevo lenguaje de un compositor no estás segura de poder aportar también algo importante a la interpretación. La composición puede vivir sin mí, pero me gustaría poder añadir mi punto de vista y compartir con la autora.

P. ¿Así es como trabajó antes con los otros compositores?

R. Suelo recibir la pieza ya terminada, yo hago algunas preguntas y comentarios, sobre todo porque los tempi son algo que sólo puedes ajustar una vez que el compositor ha escuchado la obra. Lo que él pueda haber concebido sobre el escritorio puede sonar distinto cuando lo escucha y normalmente el compositor cambia mucho los tempi cuando empieza a escuchar la interpretación.

P. La crisis de la industria discográfica ante los cambios tecnológicos está afectando al sector de la música clásica. Teniendo en cuenta que ha estado respaldada por un sello poderoso como Deutsche Grammophon desde el inicio de su carrera. ¿Cómo ve usted el futuro de las grabaciones?

R. No soy un oráculo. Acabo de volver de China, Corea, Japón y Taiwan y estaba totalmente fascinada por el enorme interés que tienen ahí por la música clásica y por Mozart en particular. No creo que la música clásica muera jamás. El medio cambiará y el CD sólo será una pequeña parte de la manera en que se consumirá la música clásica. Pero veo con pena que muchos de los grandes directores de nuestro tiempo no tengan ya contratos con discográficas. Algunos no los quieren y otros los quieren y no los tienen. Sobre todo porque la industria, que quiere vender, se interesa mucho más por los jóvenes. La juventud es maravillosa, pero no es una cualidad en sí. En el arte, la calidad crece con los años, con la madurez y la profundidad. La creatividad del artista es un crecimiento a lo largo de la vida, y es mucho más interesante trabajar con alguien que tiene una experiencia de 30, 40 años como profesional que con alguien que tiene 30 o 40 años de edad. Es una lástima que las compañías de discos no sepan verlo así.

La violinista Anne Sophie Mutter (Rheinfelden, Alemania, 1963).
La violinista Anne Sophie Mutter (Rheinfelden, Alemania, 1963).

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