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Maragall convierte el homenaje a Gutiérrez Díaz en un acto por la unidad de las izquierdas

Pujol y Carrillo asisten a la entrega de la Medalla de Oro al que fue líder del PSUC

Enric Company

La entrega de la Medalla de Oro de la Generalitat a título póstumo a Antoni Gutiérrez Díaz, el que fue secretario general del PSUC, el partido histórico de los comunistas catalanes, se convirtió ayer por voluntad del presidente Pasqual Maragall en un acto en favor de la superación de la vieja división entre comunistas y socialistas. Este es un reto pertinente, sostuvo, cuando especialmente en Cataluña se han ensayado ya "fórmulas de colaboración como mínimo interesantes" y frente al intento de "liquidar" el legado del progresismo catalán gestado en la década de 1960.

En presencia de la viuda y los hijos de Gutiérrez Díaz, siete nietos del político fallecido el 6 de octubre recogieron de manos de Maragall la Medalla de Oro, entre el cálido aplauso de cerca de 300 personas que llenaban a rebosar el Salón de Sant Jordi del Palau de la Generalitat.

El homenaje a Gutiérrez Díaz fue aprovechado por Maragall para lanzar un mensaje de calado político a los dirigentes de la izquierda catalana. Explicó que la muerte de Guti, como era conocido el dirigente del PSUC, interrumpió un cordial debate que ambos habían iniciado acerca de si tiene sentido la división histórica entre comunistas y socialistas, pasados ya 17 años de la caída del muro de Berlín.

Este debate es particularmente necesario, argumentó Maragall, cuando existe un intento de liquidar el progresismo catalán gestado en la década de 1960, y que es el sustrato de la actual mayoría política, y de sustituirlo por una nueva hegemonía cultural y política. "¿Se imaginan qué sería repasar con el Guti", preguntó Maragall, "el complejo y ambicioso proyecto de constitución de un nuevo sujeto político en que se ha embarcado el plural centroizquierda italiano?".

Entre los asistentes se contaban el futuro presidente de la Generalitat, el socialista José Montilla, y el que lo fue durante 23 años, Jordi Pujol, en siete de los cuales tuvo a Gutiérrez Díaz como implacable opositor. Estaban también Gregorio López Raimundo, ex presidente y ex secretario general del PSUC; Santiago Carrillo, que fue secretario general del PCE, y políticos que protagonizaron con Gutiérrez Díaz la última etapa de la lucha antifranquista en organizaciones unitarias como la Assemblea de Catalunya, entre los que destacaban Josep Benet, Jordi Carbonell y Pere Portabella.

Al acto asistieron numerosos miembros del Gobierno catalán en funciones, el presidente del Parlament, Ernest Benach; el delegado del Gobierno, Joan Rangel; el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu; el Síndic de Greuges, Rafael Ribó, y los secretarios generales de CC OO y UGT. La figura de Gutiérrez Díaz fue glosada en primer lugar por Joan Saura, el presidente de Iniciativa Verds, la formación en que derivó el PSUC en 1987. Tras él, por el senador de la Entesa Catalana de Progrés, Ramon Espasa, y por el ex presidente Pujol.

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