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La campaña electoral en Cataluña

Mariano Rajoy y una veintena de líderes del PP acompañan a Piqué en su último mitin

El líder popular sostiene que sólo su partido ha hablado de lo que interesa a la gente

Golpe de efecto y de teatro del Partido Popular. El presidente del PP, Mariano Rajoy, y una veintena de líderes de la organización -uno por comunidad autónoma y algunos dirigentes territoriales a los que se sumaron varios barones del partido- desembarcaron anoche en Rubí para arropar a Josep Piqué en el último mitin de la campaña. La decisión había sido tomada de manera precipitada apenas 24 horas antes de que se convocara el acto y supuso un giro inesperado para un final de campaña en el que en principio estaba previsto que actuara Piqué en solitario.

Rajoy, demoledor, criticó casi todo; la política de inmigración, la de infraestructuras, los peajes, para asegurar a renglón seguido que los militantes del PP habían sido los "únicos que han defendido la España de las autonomías"; afirmó que iba a "defender la libertad" y a "no permitir exclusiones", en referencia al Pacto del Tinell y al acta notarial de Artur Mas.

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"Vamos a mandar a Josep a la Generalitat. Estamos aquí para dar nuestro apoyo al Partido Popular de Cataluña; nos sentimos muy orgullosos de él. Por eso los presidentes regionales estamos aquí para decirlo. Hoy le toca hablar a Piqué. Él dará el último mensaje a los municipios de Cataluña. Estos tres años no han sido los mejores para Cataluña. Los gobernantes y la Generalitat no han estado a la altura. Tres años marcado por un debate que a nadie importaba. Nadie se ha preocupado de los problemas reales de la gente", aseguro Rajoy.

"Es una curiosa campaña electoral. Los que pactaron el Estatuto ahora se tiran los trastos a la cabeza. Lo mínimo que se puede pedir a los dirigentes políticos es coherencia, que digan la verdad y que mantengan sus compromisos. Les importa más una foto con Laporta, que los intereses generales. Nosotros nos haremos una foto con Ronaldinho. Este partido defenderá la España constitucional y de la autonomía. Defenderá siempre la libertad por encima de cualquier otra consideración" añadió Rajoy.

Junto a Mariano Rajoy y Josep Piqué estaban Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid; María San Gil, presidenta del PP en el País Vasco; Javier Arenas, de Andalucía; Federico Trillo, ex ministro de Defensa; Pere Rotger, de Mallorca, en sustitución del presidente balear, Jaume Matas; Francisco Ramírez portavoz del Gobierno de Cantabria, y Soraya Sáenz de Santamaría, de la directiva del PP.

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Piqué no dudó en alabar a Mariano Rajoy, asegurando que "va a llegar muy pronto a La Moncloa", pero también elogió a José María Aznar, de quien aseguró que había presidido "los mejores gobiernos que ha tenido España".

"Ahora termina esta campaña, nos la hemos currado, estamos muy satisfechos, muy orgullosos. Vamos a ser decisivos. Muchos se van a desdecir de las cosas que han hecho y dicho", afirmó.

"La única campaña rigurosa ha sido la del PP", sostuvo, "en la que no ha habido vídeos, notarios, despelotamientos. Hemos hablado de los problemas reales de los ciudadanos, de la inmigración, de la vivienda, de la seguridad ciudadana, de la economía, de las infraestructuras. No nos hemos perdido en debates estériles".

Un desembarco por sorpresa

El desembarco en masa del aparato del Partido Popular en Rubí -llegaron todos juntos en un autocar- supuso un mazazo a una campaña que hasta parecía controlada y dirigida por el PP de Cataluña y en la que la figura principal había sido hasta ayer el propio candidato catalán Josep Piqué. La irrupción de los representantes del PP era muy valorada por su entorno.

Daniel Sirera rechazó que haya habido enfrentamientos entre el PP catalán y la dirección y aseguró que el desembarco es una manera de "arropar y apoyar" al candidato de los populares, en un momento además que se estaban "discutiendo y debatiendo temas trascendentes para España". Unos 500 militantes y simpatizantes del PP, entre los que se encontraban decenas de muchachos de Nuevas Generaciones, llenaron a rebosar un pequeño restaurante donde el PP catalán celebró el último acto de la campaña.

La sala estaba preparada para recibir a 200 invitados y se vio desbordada por la afluencia de militantes, que a última hora decidieron sumarse a la ofensiva electoral del PP. Muchos militantes se vieron obligados a seguir el mitin desde el aparcamiento a través de una gran pantalla.

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