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La campaña electoral catalana

Mas apuesta por la gran coalición entre CiU y los socialistas en caso de empate

Montilla afirma que no está dispuesto a reeditar el Gobierno tripartito "a cualquier precio"

Los candidatos de CiU y el PSC a la presidencia de la Generalitat perfilaron ayer algo más su política de alianzas poselectorales. El nacionalista Artur Mas subrayó que optaría por la gran coalición sociovergente en caso de que el próximo 1 de noviembre se registre un empate con el PSC en las urnas. Paralelamente, el socialista José Montilla dijo que no está dispuesto a reeditar el tripartito para gobernar "a cualquier precio", con más sobresaltos -agregó- que momentos tranquilos, en alusión a los tres años de alianza del PSC, ERC e ICV.

Los pactos parecen abrirse paso en una campaña electoral movida hasta ahora por las audaces apuestas de Convergència i Unió (CiU), frente a un Partit dels Socialistes (PSC) que ha optado por una vía moderada y de contención. El líder de CiU dio ayer un paso más y efectuó una propuesta de alianza que está en la cabeza de buena parte del empresariado catalán: la sociovergencia. Ése es además el escenario deseado por una CiU que trata en la recta final de subir lo más alto posible para tener así a un PSC de forzado y fiel aliado y fuera del Gobierno de Cataluña.

El PSOE tampoco ve con malos ojos una propuesta que daría al Gobierno central un ansiado aliado de centro derecha nacionalista que le permitiría prescindir en ocasiones de sus actuales socios de izquierda.

Mas verbalizó ayer, con todas las prevenciones, su propuesta. CiU no quiere cerrarse ninguna puerta para gobernar. Tan sólo ha descartado una alianza estable con el Partido Popular. Ayer, el candidato convergente aseguró que únicamente optaría por la gran coalición con el PSC, la conocida como sociovergencia, en caso de empate electoral el 1 de noviembre entre nacionalistas y socialistas. "Si sucediera lo mismo que en Alemania, donde los dos grandes partidos y máximos adversarios [socialdemócratas y democristianos] quedaron empatados, no quedaría más remedio que recurrir a la gran coalición de la sociovergencia", manifestó. Eso sí, siempre y cuando las formaciones de izquierda no apostaran por reeditar el tripartito.

Ganar con ventaja

Mas se mostró convencido de que las urnas concederán a su formación política una "clara y contundente victoria" y que, por tanto, no se dará un empate entre CiU y PSC. "No creo que estemos en este punto, sino en otro en el que CiU puede ganar, y con una ventaja bastante importante", reafirmó en la mañana de ayer por partida doble, primero en un almuerzo organizado por el foro Nueva Economía y al mediodía ante unos 200 empresarios en Barcelona.

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El líder nacionalista admitió que hace unos meses todo apuntaba a que el único camino que le quedaba a la política catalana, para salir del "bache" del tripartito, era un "Gobierno fuerte y estable", cimentado en una alianza entre CiU y el PSC. Pero esa "percepción", a su entender, ha ido desapareciendo paulatinamente y, como "demuestran las encuestas, sólo Convergència i Unió puede garantizar el Gobierno fuerte y con liderazgo firme que necesita Cataluña", señaló el candidato.

¿Qué entiende Mas por Gobierno fuerte? Pues uno presidido por CiU "sin hipotecas y sin muletas" internas y con el camino expedito en el Parlamento catalán para alcanzar pactos concretos con el resto de las formaciones políticas, a semejanza de los Ejecutivos de José María Aznar en 1996 o José Luis Rodríguez Zapatero en 2004. Y sólo CiU, se mostró convencido, será capaz después del 1 de noviembre de gobernar en solitario. "CiU está a punto de romper la mayoría aritmética del tripartito", señaló.

Las otras opciones sobre la mesa resultarían, a juicio de Mas, "peores" que la experiencia del tripartito que surgió del Pacto del Tinell, porque los sondeos evidencian "el partido grande tendrá menos peso y el pequeño más, lo que comportaría menos cohesión y liderazgo", auguró.

Pero si todos los pronósticos de Artur Mas se frustraran y CiU y el PSC obtuvieran un resultado ajustado, la única salida pasaría por un acuerdo entre ambos partidos. No obstante, el candidato nacionalista se expresó muy reacio a esta posibilidad porque consideró "poco natural" una gran coalición de este tipo que, apuntó, "estaría cargada de hipotecas, equilibrios de toda clase y lleno de malentendidos que lo convertirían en un Ejecutivo débil".

"Un Gobierno fuerte y con liderazgo firme no pasa por una gran coalición entre nosotros y los socialistas, sino por un Gobierno de CiU", reiteró nuevamente.

Carga contra Carod

El candidato del PSC, José Montilla, que ha expresado en diversas ocasiones su oposición a la gran coalición, ayer dirigió sus dardos contra la reedición a cualquier precio del tripartito. El líder del PSC afirmó que tras las elecciones del 1 de noviembre no se repetirá el esquema de 1980 cuando, el entonces líder socialista Joan Reventós acabó por marcharse a París como embajador después de que Convergència i Unió pactara con Esquerra Republicana y Unión de Centro Democrático para hacer presidente a Jordi Pujol.

"Yo no me iré a París [Reventós fue embajador], entre otras cosas porque pienso ser presidente de la Generalitat. Y en caso de no serlo tampoco me marcharía", aseguró Montilla, que también se comprometía, de esta forma, a no abandonar el Parlament de Catalunya en caso de quedarse en la oposición.

Montilla dedicó el día de ayer a lanzar advertencias a los partidos que formaron el tripartito. Dejó muy claro en una intervención en el foro Tribuna Barcelona que no gobernará "a cualquier precio". Afirmó que no está dispuesto a presidir la Generalitat "si es para viajar en el Dragon Khan [montaña rusa gigante de un parque de atracciones catalán] para levantarse cada mañana para ver qué ocurre hoy". Así, apostó por un Gobierno "fuerte y con liderazgo independientemente de los pactos o acuerdos que ayuden a gestarlo".

Asimismo, dijo que los consejeros que formen parte de su Ejecutivo "serán consejeros del Gobierno antes que miembros de un partido político, con lo que habrá una sola voz".

Sobre la elección de un primer consejero, Montilla aseguró que no aspira a uno "que se llame Carod Rovira". "Otros tampoco aspiran a ello", recordó.

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