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Reportaje:

La casa de sus sueños

Una exposición revisa en el COAC el tipo de arquitectura que propone '¡Hola!'

Todo empezó como una broma, explica Pedro Azara, pero ha acabado convirtiéndose en una investigación que él califica de antropológica y que puede levantar más de una ampolla en el colectivo, muchas veces elitista, de los arquitectos.

La exposición se titula ¡Hogar! El imaginario arquitectónico en la revista ¡Hola! y hasta el 7 de septiembre puede verse en la sede barcelonesa del Colegio de Arquitectos de Cataluña (COAC). Consiste en una instalación audiovisual en la que se van proyectando imágenes, en ocasiones manipuladas ya que se ha eliminado a los famosos, de estas casas casi siempre abigarradas, lujosas y con un estilo decorativo en las antípodas del diseño y la arquitectura que suele defenderse desde los estamentos académicos de la profesión. El sonido que acompaña la instalación incluye, sobre un fondo de baladas musicales, una voz que lee la descripción que hizo la revista, que supera los dos millones de tirada semanal, de la casa de Isabel Preysler.

Esta casa -una de las más comentadas de su época- y, entre otras, las de Jesulín de Ubrique, Mar Flores y Norma Duval -que confesó en su día que la había ayudado en la decoración un escenógrafo de la serie Dinastía- son las protagonistas de la exposición y el objeto de reflexión de su comisario, Pedro Azara. Realizada con la colaboración de ¡Hola! y con una mirada supuestamente objetiva y respetuosa -"en todo caso, la crítica estaría más en la mirada del espectador que en la fotografía", indica Azara-, la exposición plantea que estas casas suelen compartir algunos caracteres comunes. Entre ellos, explica, el de que, pese a ser construcciones nuevas, parecen antiguas, ya que los interiores, omnipresentes, aluden a otras épocas, lo que parece que ser una evocación de la aristocracia en la que se mira la revista.

"También es curioso que mientras que en las revistas de arquitectura, que tienen un punto muy gremial, siempre se menciona al arquitecto y raramente al propietario, en este tipo de prensa del corazón, cuya influencia en el gusto de la gente es mucho mayor, es al contrario", señala Azara, que destaca la importancia que suele tener en estas casas la chimenea como símbolo del hogar y la familia. "La casa siempre la ha hecho el propietario, porque es en cierta manera una proyección de la persona o el grupo familiar que la ocupa".

La exposición ha estudiado las casas que han aparecido en ¡Hola! en los últimos 15 años y en ellas resulta difícil encontrar diseños modernos. "En general, los objetos tecnológicos, como el teléfono y el televisor, incluso están escondidos", comenta Azara, que sin embargo no comparte las críticas que se hicieron en su día a la casa del Príncipe por poco moderna. "Me molestó la polémica", indica. "¿Por qué los arquitectos nos consideramos superiores? Todos hemos hecho aberraciones". Y añade: "Si el 'gran público' se deja influenciar por las casas de las revistas del corazón, los arquitectos también copiamos, aunque de otras revistas". En el fondo, añade, estas casas reflejan un espacio imaginado. "Pertenecen al mundo del sueño o la pesadilla de cada uno, pero muy poco al mundo real".

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