_
_
_
_
_
Entrevista:SANTIAGO SEGURA | Actor de 'Los productores'

"Estoy perseguido por los pianistas"

"Me he pasado los últimos meses perseguido por pianistas", afirma Santiago Segura a escasos días de debutar en el teatro con Los productores, el musical que desbancó a Hello, Dolly! como obra más premiada en la historia de los Tony. La obra de Mel Brooks, que arrasó en Broadway en 2001, llega al teatro Coliseum de Madrid el próximo jueves, en un montaje dirigido por BT McNicholl con Santiago Segura y José Mota en cabeza de reparto. "Todo este proceso lo he vivido con dureza", continúa el actor. "Lo ideal es tomarse un año sabático y dar clases de canto y baile. Yo lo he tenido que hacer en los huecos de los rodajes. Vino un pianista al rodaje de Manolete para que pudiera ensayar las canciones dos horas al día. En Alicante, donde estuve rodando Astérix aux Jeux Olimpiques, tenía a otro pianista. He sido perseguido por pianistas. Ha sido un año duro: he enlazado los rodajes de La máquina de bailar, de Óscar Aibar [película que Segura también produce)]; Isi/Disi 2-Alto voltaje, de Miguel Ángel Lamata, y Manolete, de Menno Meyjes, sin tener ni un día libre entre uno y otro. Y, para más inri, el rodaje de Astérix... se solapó con el de Manolete y casi tuve que partirme en dos".

"El personaje permite dar todos los registros, desde el humor físico a fogonazos verbales que pasan de la grosería al guiño sofisticado"
"En la obra se pueden reír una jubilada de Cádiz, un estudiante de Córdoba o un abogado de Madrid. Es un humor amplio"

El sacrificio tenía, no obstante, un esperado clímax: la transformación de Santiago Segura en Max Bialystock, el corrupto empresario protagonista de Los productores, uno de los más completos personajes de comedia jamás escritos, un bombón comparable a ese Pseudulus de Golfus de Roma que también inmortalizara Zero Mostel en la gran pantalla. "Es un personaje que te permite dar todos los registros", subraya el actor, "desde el humor físico del slapstick a fogonazos verbales que pasan de la grosería al guiño sofisticado. La obra, en este sentido, tiene humor de todo tipo. Hay, por ejemplo, una referencia a La metamorfosis de Kafka que no podría generar ninguna risa si no hubiese ningún graduado escolar en la platea. Mel Brooks tiene muy claro que el humor debe ser accesible y por eso integra estímulos muy distintos. Es importante la combinación: en la obra se pueden reír una jubilada de Cádiz, un estudiante de Córdoba o un abogado de Madrid. Es un humor amplio que dispara en todas direcciones".

Al padre de Torrente no se le escapan los posibles paralelismos entre su propia figura y la de Mel Brooks: "En los setenta era adorado y odiado a partes iguales. Su humor no consiste únicamente en escatología y mal gusto. Tampoco yo hago un solo tipo de humor. Hay muchas cosas rompedoras en su obra. Es un estudioso de la comedia y ha tocado todos los palos del género: de niño conoció el ambiente de los Catskills, más tarde fue guionista del legendario Your show of shows, de Sid Caesar -en el que también escribieron Neil Simon y Woody Allen-, creó al inolvidable Superagente 86 televisivo, ha hecho stand-up... Como productor cinematográfico, ha tenido un gusto exquisito y ha hecho posibles películas como El hombre elefante, de David Lynch. Lo que más me sorprende es que haya podido escribir un musical como Los productores a los 75 años".

El montaje se basa en la película homónima que el propio Brooks dirigió en 1968 y que le hizo merecedor de un Oscar al mejor guión original. Auténtica metacomedia, Los productores es todo un mito para los profesionales del género: Peter Sellers la consideraba su película favorita, y Larry David, creador de Seinfeld, rindió tributo al musical en la cuarta temporada de su serie de culto Curb your enthusiasm.

"Cuando íbamos ensayando por piezas pensaba: cuando junten todo esto, moriré", confiesa Segura. "Estoy contento de no pesar lo que pesaba en Torrente 2. BT McNicholl, el director del montaje, me dijo que Nathan Lane, el actor que estrenó la obra en Broadway, siempre salía a dar el 100%: eso hizo que tuviese que operarse de nódulos en la garganta a los pocos meses de iniciarse las representaciones. Me aconsejó que dosificase toda mi energía. Aun así, sudo como un energúmeno y tengo que cambiarme de ropa por completo en el intermedio". Falta muy poco para que se levante el telón en Madrid y Santiago Segura satisfaga una de sus asignaturas pendientes: el teatro. "No me veo representando La ratonera durante décadas, pero pudiendo escuchar a esta orquesta cada noche, no creo que me aburra", remata.

Santiago Segura, ayer en Madrid.
Santiago Segura, ayer en Madrid.BERNARDO PÉREZ
Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_