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Rushdie acusa a Bush de destruir el puente cultural entre EE UU y el resto del mundo

Hay momentos en los que los escritores son realmente importantes. Y el actual es uno de ellos, según el novelista Salman Rushdie, presidente del festival literario PEN Voces del mundo. Por eso, el autor reiteró que este segundo ciclo en Nueva York debe servir de plataforma para "reconstruir" el puente de diálogo cultural, intelectual y literario que unía a Estados Unidos con el resto del mundo, "y que la Administración que preside George Bush ha destruido". "Es vital recuperarlo".

El autor de Versos satánicos es uno de los intelectuales más activos en la defensa de la libertad de expresión, tras ser condenado a pena de muerte por el régimen de los ayatolás en Irán. Hasta el pasado mes de marzo presidía el PEN American Center de Nueva York, tras cumplir dos años de mandato.

Rushdie insistió en que la lengua debe estar al servicio de la verdad. Y trazó un nexo entre la situación por la que atraviesa la literatura y la que vivieron los intelectuales y escritores alemanes en 1947, tras el fin de la II Guerra Mundial.

El fanatismo islámico, el fundamentalismo cristiano en EE UU, la tradición cultural frente a la globalidad, la violencia coexisten con dificultad en el mundo actual. Por eso se escogió Fe y razón como el lema para este segundo festival literario en Nueva York, que arrancó la pasada madrugada y que se desarrollará hasta el domingo.

Como explica la codirectora del evento, Esther Allen, la espiritualidad y la racionalidad son dos caras de la misma moneda. "La gran obra literaria mezcla las dos, pero son dos conceptos que se ven por separado", lamenta.

"Decir la verdad"

El turco Orhan Pamuk, que hizo la lectura de apertura del festival, es un escritor de ficción que refleja esa dicotomía en su obra, donde sus personajes combinan "las ideas de los buenos y de los malos". "Son dos realidades que viven simultáneamente, como si se tratara de una guerra civil en la mente de la personas. Por eso creo que la idea de personajes buenos y malos es una fantasía". "El placer de escribir novelas está en la contradicción", añadió, a la vez que reconoció haberse convertido en una "persona política" más de lo que hubiera esperado.

El novelista es una de las víctimas de la represión a la que están sometidos muchos escritores en su país. Como dijo Margaret Atwood durante el coloquio con el autor, "estamos en un mundo en el que la gente puede meterse en problemas por decir la verdad".

Pamuk hizo una férrea defensa de la libertad de expresión como pilar de la dignidad humana, para que no se vea "limitada" por intereses nacionales, morales o religiosos. El novelista considera degradante escribir de una forma "no ofensiva" para evitar la opresión. "Jugar con las reglas revela muchas cosas", remachó.

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