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Crítica:ÓPERA | 'Ariadne auf Naxos'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Qué gran noche de ópera

Entre tanta banalidad, tanto populismo demagógico y tanta frivolidad que inundan la vida cotidiana, congratula ver un espectáculo como esta Ariadna auf Naxos, que ha inaugurado ayer la temporada de ópera del teatro Real. Al fin, una muestra de alta cultura, que vuelve a colocar al género operístico como idóneo lugar de encuentro de las artes y como la manifestación mas completa y compleja de la cultura universal. Es un espectáculo dirigido fundamentalmente a la inteligencia, pero está tan bien realizado y tiene tanta capacidad de despertar sugerencias, que inevitablemente emociona. Los cantantes son de la última generación - Diana Damrau, Anne Schwanewilms, Joyce di Donato- y hoy en día se los disputan los principales teatros y festivales del mundo. El reparto es homogéneo. Además son creíbles como personajes, gracias a su sagacidad teatral. La puesta en escena de Christoph Loy es elegante y está llena de ideas. La dirección teatral de López Cobos es atinada y competente y la Sinfónica de Madrid da lo mejor de sí misma aunque deja al descubierto sus limitaciones. Pero son detalles secundarios porque el conjunto funciona maravillosamente y así el espectador se puede concentrar sin sobresaltos interpretativos en esa obra maestra absoluta que es Ariadna, con un texto de Hugo von Hofmannsthal que desentraña desde la reflexión las contradicciones básicas de la existencia y, poniéndonos estupendos, constituye un paseo magistral por el amor y la muerte, dado que allí donde no llegan las palabras está la envolvente y refinadísima música de Richard Strauss para ayudar a penetrar en los misterios del arte y de la vida.

Ariadne auf Naxos

De Richard Strauss. Con Anne Schwanewilms, Joyce Di Donato, Diana Damrau y Richard Margison. Director musical: Jesús López Cobos. Dirección de escena: Christof Loy, realizada por Justin Way. Orquesta Sinfónica de Madrid. Producción del Covent Garden. Teatro Real, Madrid, 27 septiembre 2006.

La ópera es teatro, la ópera es canto. Diana Damrau no desmereció como Zerbinetta de cantantes que parecían insuperables en este papel como Natalie Dessay o Edita Gruberova. Como actriz, Damrau es un torbellino - su Susanna de Las bodas de Fígaro en La Scala de Milán fue irresistible este año-, y añade a su personaje una buena dosis de corporeidad, lo que la hace más próxima. Schwanewilms es el contraste ideal, por ese aire entre etéreo y un tanto místico que otorga a su personaje. Canta con un melodismo de buena escuela. Cautiva. Di Donato tiene una fuerza arrolladora en el papel del Compositor. Las tres debutaban en el Real, vaya lujazo. Margison se bate el cobre con acierto como Baco. En fin, la compañía entera está admirable. Sin altibajos. López Cobos deja que la música esté flotante atrás y subraya lo preciso. Su dirección es muy medida y por tanto extraordinaria. Loy, o su asistente Justin Way, delimitan un planteamiento escénico en el que domina la atención al texto. Qué gran noche de ópera.

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