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Entrevista:Tom Hanks | Actor de 'El código Da Vinci'

"Si no hago lo que quiero, ¿dónde está la recompensa?"

Tom Hanks cumple 50 años el 9 de julio y, sin duda, seguirá celebrando el éxito de su última película -la adaptación para la gran pantalla del superventas de Dan Brown El código Da Vinci- que se estrena en todo el mundo el 19 de mayo, dos días después de inaugurar el Festival de Cannes. A pesar de ser una de las estrellas más importantes de Hollywood, Hanks, ganador de dos oscars y galardonado por el American Film Institute con el prestigioso premio a toda una carrera, dice que prefiere llevar una vida tranquila, apartada del ojo público.

A pesar de llevar su carrera con gran dedicación -después de todo, sus películas han recaudado la astronómica cifra de 4.000 millones de euros en todo el mundo-, Hanks, al que a menudo se conoce como el James Stewart de su generación, es, sorprendentemente, tranquilo. Luciendo aún el pelo hasta los hombros que se dejó crecer para el papel de un profesor de Harvard que intenta resolver un enigma con 2.000 años de antigüedad en El código Da Vinci, Hanks reconoce estar atravesando una segunda adolescencia, y habla alegremente de practicar surf en el océano Pacífico con Chester y Truman, sus dos hijos adolescentes.

"Yo estuve en una habitación a solas con la 'Mona Lisa'. Fue un momento extraordinario"
"Uno no puede transformar su imagen para convertirse en algo o alguien que no es ya"

Hanks ha viajado a Nueva York para hablar sobre su nueva y controvertida película, que ya ha sido criticada por parte de la jerarquía católica. Hanks evita hábilmente entrar en la polémica con humor, y tilda la producción, que ha costado 120 millones de euros (su sueldo, supuestamente, asciende a 20 millones de euros), de "pequeña película de autor, que esperan ver dos docenas de personas". Sin embargo, en cuanto se menciona el plantel de actores congregado por el director, ganador también de dos oscars, Ron Howard -franceses (Audrey Tautou, Jean Reno), británicos (Ian McKellen, Paul Bettany) y alemanes (Jurgen Prochnow)-, Hanks se pone serio: "Es un placer estar rodeado de actores de ese calibre. Ésta es mi tercera película con Ron [1, 2, 3... splash y Apolo 13] y ha sido toda una odisea".

Pregunta. ¿Le preocupaba protagonizar una película que sin duda iba a causar controversia?

Respuesta. Fue muy sencillo. Ron, que es un buen amigo, me preguntó si estaría interesado. Me leí el libro y respondí que sí de inmediato. Ron es de trato fácil. Pero, al mismo tiempo, es increíblemente responsable, está creativamente atento y entregado a conseguir lo mejor.

P. El libro tiene millones de seguidores. ¿Le preocupa defraudarles?

R. La gran dificultad de llevar a la pantalla una novela que ha penetrado en tantas conciencias es cómo incorporar toda la información, unas 600 páginas, en una película de dos horas. Tuvimos que retomarlo todo y resumirlo, y averiguar qué sabían los personajes y cuándo lo sabían.

P. ¿Cómo se preparó para encarnar a un académico convertido en detective?

R. Langdon posee una sabiduría arcana muy profunda, bastante extensa y que le resulta fascinante. De alguna manera, ha convertido esos conocimientos en una carrera lucrativa. Como simbologista, es capaz de decirte lo que significan los tres símbolos que hay en la pared de una cueva, lo que significaron entonces, y cómo se han interpretado a lo largo de los tiempos. Es una persona que está observándolo absolutamente todo de forma constante. Ve todas esas conexiones, continuamente.

P. ¿Cómo explica la gran química que existe entre su personaje y el que interpreta Audrey Tautou?

R. Audrey es intimidatoria y misteriosa. En cierto modo, es muy etérea y, sin embargo, cuando formula una pregunta, te crees que lo hace en serio.

P. ¿Qué le pareció actuar con Sir Ian McKellen?

R. No creo que nadie se divierta más actuando que Sir Ian. Nuestra primera escena en la película es muy representativa de todos los días que pasamos juntos en reuniones y ensayos. Había un tanteo constante, encantador y sagaz. Sir Ian se pasaba el día analizando no sólo el diálogo, sino también la sensibilidad que existe detrás de él. Y, luego, cuando llegaba al plató, no dejaba de jugar con eso. Parecía divertirse buscando una nueva forma de interpretarlo cada vez.

P. ¿Y trabajar con Jean Reno, uno de los gigantes del cine francés?

R. (Sonriendo). Reno me daba miedo. Había visto El profesional, en la que interpretaba a un asesino a sueldo, y Ronin, la película que hizo con Robert De Niro. Siempre está matando a gente. Pero bueno, es Jean Reno, es lo suyo. Me prometió que nunca me dispararía, ni me pegaría, ni me perseguiría con un coche, lo cual le agradecí.

P. La película se rodó por toda Europa: Inglaterra, Italia y Francia. ¿Fue muy importante rodar en exteriores?

R. Estuvimos en muchos de los lugares reales que menciona el libro, con la increíble importancia histórica que eso conlleva. Sin duda alguna, me ayudó como actor a ir aún más lejos en mi interpretación de Robert Langdon.

P. ¿Tuvo tiempo para hacer turismo?

R. Sólo en París. Como rodamos esas escenas de noche, no teníamos que entrar a trabajar hasta las cuatro de la tarde. Cuando se hacía de noche, nos metíamos en el Louvre y no había nadie.

P. De hecho, El código Da Vinci es la primera película que se rueda dentro del Louvre.

R. Fue un gran privilegio para nosotros poder rodar allí. Da un toque magnífico a la película. Normalmente, uno va al Louvre y hay 8.000 personas intentando ver la Mona Lisa. Pero yo estuve en la habitación a solas con ella. Fue un momento extraordinario.

P. ¿Se puede creer que El código Da Vinci es su película número 30?

R. Bueno, tengo casi 50 años. Sin embargo, uno sólo puede mantenerse en la brecha durante un tiempo limitado. Ahora hago los papeles que quiero y trabajo con la gente que quiero. Si no, ¿dónde está la recompensa?

P. Su última película, Polar Express, ha sido un hito en la animación por ordenador. Ahora se está hablando de Toy story 3. ¿Va a participar en ella?

R. No lo sé. El equipo creativo que concibió las primeras películas de Toy story era muy concreto y fue esencial para el éxito del proceso. Lo decidiré cuando llegué el momento.

P. Ha mencionado que le fascinan los "Cuatro Grandes Temas" -el espacio, la II Guerra Mundial, Vietnam y el comunismo-, y ha trabajado en películas, Apolo 13 y Salvar al soldado Ryan, sobre dos de ellos.

R. Sí, no he tenido la oportunidad de abordar Vietnam, pero existe un libro fabuloso llamado They marched into sunlight, y estamos trabajando para hacerlo realidad. Lo complicado de hacer una película sobre Vietnam es apartarla del contexto mítico en el que existe. No sirve para nada si no se habla de lo que pasa hoy en día.

P. ¿Y su proyecto sobre el comunismo?

R. Seguimos trabajando en la historia de Dean Reed, un hombre fascinante, que se encontró viviendo detrás del telón de acero y llegó a considerarse a sí mismo una gran estrella del rock and roll del bloque comunista. Si lo fue o no es lo que lo hace fascinante.

P. ¿Y le siguen cautivando el espacio y la II Guerra Mundial?

R. Sí, estamos haciendo una serie de televisión sobre la guerra del Pacífico con Steven Spielberg. Y volvemos a la Luna con Lunar surface journals, para IMAX. Sacaremos una película en 3-D sobre eso. Nunca se acaba.

P. Al cumplir los 50, ¿qué piensa al contemplar su carrera hasta este punto?

R. Cuando estaba empezando, pensaba que el trabajo ideal sería formar parte de un grupo teatral en algún lugar. Uno podría dirigir las obras que quisiera y participar en los títulos de los que realmente quisiera formar parte. Y, en cierto modo, así he acabado. Debo decir que sí, he tenido mucha suerte.

P. Y, mirando hacia el futuro, ¿qué le gustaría hacer?

R. Existe un nivel de trabajo que uno quiere realizar y que va más allá del factor de distracción que en el fondo es el entretenimiento. Distraigámonos de lo que ocurre en nuestras vidas, vayamos más allá e instruyámonos de algún modo, que es lo que consigue el buen arte, es lo que siempre ha conseguido el buen teatro, y lo que puede lograr también el buen cine.

P. Hace una década, usted dirigió una película, The wonders. ¿Volverá a hacerlo?

R. Los grandes directores nacen, no se hacen, igual que los grandes actores. En realidad, uno sólo puede hacer una cosa al máximo absoluto de su potencial, y me he dado cuenta de que dirigir no es lo mío. Sin embargo, sí puedo participar como productor, o puedo ayudar en el aspecto creativo como guionista.

P. Pero, ¿podría darnos alguna pista sobre el proceso que sigue?

R. No creo que puedas ser actor y haber apartado algo de tu vida por completo. Uno tiene que estar volviendo atrás constantemente y removiendo todo lo que ha vivido, tanto lo bueno como lo malo, para identificarse con su papel. Uno de los requisitos previos para este trabajo es estar dispuesto a ir y examinar lo que otras personas quizá hayan mantenido en secreto. Y después lo proyectamos sobre una pantalla enorme para que lo vea todo el mundo.

P. ¿En qué ha cambiado desde que trabajó por primera vez con Ron Howard en la película 1, 2, 3... Splash, hace 22 años?

R. Hubo un periodo de mi carrera en el que me preocupaba demasiado por cómo iba a verse lo que hacía. Quería gustar. Quería hablar de una cierta manera. Intentaba tener cierta imagen. Y siempre me desilusionaba el resultado final. Y un día, llegó la sabiduría o la madurez que estaba buscando como artista.

P. ¿Qué significó para usted darse cuenta de eso?

R. Uno no puede transformar su imagen para convertirse en algo que no es ya. Así que, una vez que dejé de intentar parecerme a otra persona pude ponerme un sombrero y sentirme a gusto con el aspecto que tenía luciéndolo.

© IFA, 2006. Traducción de News Clips.

Tom Hanks, fotografiado el pasado mes de enero en Las Vegas.
Tom Hanks, fotografiado el pasado mes de enero en Las Vegas.REUTERS
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