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Adiós a 448 metros del techo del mundo

El grupo de Iñurrategi se rinde en la cara norte del Everest y Pasaban ataca hoy el Shisha

"Sólo ha faltado el premio de la cumbre. Lo tenían a 448 metros de desnivel", relató ayer Juanjo San Sebastián desde el campo base del Everest en el comunicado con el que informó de la retirada de Alberto Iñurrategi, Juan Vallejo y Ferran Latorre en el Supercouloir de la cara norte de la montaña más alta del mundo (8.848 metros). "Estamos apenados, claro, pero también contentos porque se encuentran bien y satisfechos por el trabajo que han realizado", dijo.

La decisión de la retirada la tomó Iñurrategi al alba. Eran las 6.45 horas (2.45, hora peninsular española). "Estamos bien, pero bajamos. Nuestro altímetro marca 8.400 metros de altura ", le comunicó a San Sebastián, la persona de apoyo en el campo base.

Los problemas físicos de Latorre y Vallejo y la exigencia de la dura escalada abortaron el colosal desafío que se habían propuesto los alpinistas españoles: repetir la gesta de los suizos Erhard Loretan (tercer alpinista en el mundo en completar los 14 ocho miles) y Jean Troillet, en 1986, al ascender el Supercouloir de la cara norte del Everest sin oxígeno, sin cuerdas fijas, sin sherpas y sin campos de altura.

Reinaba el optimismo el pasado lunes cuando los tres alpinistas alcanzaron los 7.900 metros. El éxito era posible. Sólo los más aptos son capaces de salvar desniveles de 2.000 metros en poco más de 30 horas en un terreno en extremas condiciones y sin oxígeno. Pero Iñurrategi, Vallejo y Latorre eran conscientes de que les faltaba aún lo peor, la última estación del Everest, los últimos 848 metros del único nueve mil, como se suele llamar al gigante himalayo en el mundillo del alpinismo.

La exigencia de la escalada en los dos días anteriores pasó factura a Latorre en la cota 8.000. El alpinista catalán fue el primero en abandonar por molestias físicas. Vallejo e Iñurrategi continuaron hacia arriba a buen ritmo. Pero 400 metros más arriba, justamente a la salida del corredor Hornbein y cuando ya avistaban la temible franja amarilla de rocas, Vallejo acusó el cansancio y tuvo problemas de deshidratación. Ante la situación, Iñurrategi, que pudo continuar en solitario, desistió y optó por acompañar a Vallejo. Los alpinistas tienen previsto descender hoy al campo base y regresar a España la próxima semana.

A la misma hora que se produjo el abandono en el Everest, a un centenar de kilómetros y también en territorio del Tibet, Edurne Pasaban estaba a mitad de camino del campo 2 del Shisha Pangma, situado a 7.250 metros.

Pasaban recibió la noticia de la retirada de sus compañeros a primera hora de la mañana, una vez que montó las tiendas de altura. "Ha sido una pena lo de Alberto, Juan y Ferran. Pero lo importante es que están bien", dijo Edurne en la mañana de ayer a este periódico. "Nosotros estamos bien. Hace un tiempo espléndido y confíamos en que mañana [por hoy] pisaremos la cumbre. Ahora toca beber y comer, recobrar fuerzas, y luego nos iremos ya hacia arriba".

De coronar hoy el Shisha Pangma, Edurne Pasaban sumaría su noveno ocho mil e igualaría a la austriaca Gerlinde Kalterbrunner y la italiana Nives Meroi en la lucha de las tres alpinistas por completar la colección de las 14 montañas más altas. Los otros componentes de la expedición de Pasaban son Esther Sabadell y Asier Izaguirre. La ruta de ascenso es la británica, abierta en 1982.

Edurne Pasaban, ante su objetivo.
Edurne Pasaban, ante su objetivo.

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