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"Nadie lo esperaba"

Zidane casi no habló y Ribéry destacó "los detalles" como la diferencia entre los dos rivales

Zidane recorrió el laberinto que formaban las vallas de la zona mixta a toda velocidad. Sin sonreír, sin detenerse apenas. Con aspecto de no estar conforme con algo. Quizá, con la insistencia de los hinchas españoles en pedir su retirada. Quizá, porque un sector de la grada silbó el himno francés, La Marsellesa, un acto que Henry calificó de "auténtica vergüenza". Quizá, porque aún queda Brasil en el horizonte.

Ribéry, el héroe joven, el otro polo protagonista, sí se detuvo mucho tiempo a compartir sus impresiones. Pero apenas dijo nada que escapase al tópico que habla de la "solidaridad" entre todos y el hoy por tí, mañana por mí. Incluso a su extraordinario tanto, que, por cierto, celebró corriendo en solitario hasta encontrarse con los suplentes que aguardaban en el banquillo, le quitó mérito: "Fue un gran robo del balón por parte de Vieira".

Raymond Doménech, el técnico francés, no quiso extenderse demasiado en elogios a uno ni a otro. De Ribéry dijo que "cada día le toca a un jugador ser protagonista" y de Zidane, con quien no mantiene una gran relación, comentó que era "meritorio marcar para un jugador de 34 años justo al final del choque". Ninguno de los tres, ni Ribéry, ni Zidane, ni Doménech, habló en exceso de España. Henry, tampoco. El delantero del Arsenal consideró que la clave fue "la mentalidad y la fortaleza" con la que el equipo había afrontado el partido.

Ribéry, jugueteando con un vídeo cuya portada llevaba escrito su nombre y retratada a una niña indigente del tercer mundo, dijo que la diferencia entre las dos selecciones fueron "los detalles". Según Henry, Ribéry fue uno de esos detalles. "Ha estado imparable", dijo el atacante, que también reservó palabras elogiosas para Zidane: "Ha demostrado que la retirada es prematura". También reveló que el anuncio del mediapunta debe hacerles reflexionar e incluso superarse: "Debemos tener presente que cuando caigamos será su último partido".

Sorprendió la capacidad física de los franceses. Una fortaleza que, en principio, se le suponía a España, cuya media de edad es muchísimo más baja. "Hemos preparado el aspecto físico durante estos tres días haciendo ejercicios de recuperación, pero esto es una labor que ahora da sus frutos", reveló Doménech. El entrenador comentó que, gracias a su "inteligencia", no habían dejado al equipo de Luis "hacer su juego" y que el éxito se debió a la "paciencia" para ganar con "rigor y lucidez".

El técnico insistió mucho en el asunto de la inteligencia y remitió a sus cautelas de la víspera, en las que anunció que jugaría en función del rival. Además, negó que hubiese apreciado alguna diferencia entre las dos partes del encuentro. "Los partidos son una evolución y no se debe distinguir entre mitades", comentó al tiempo que dejaba las respuestas sobre el próximo cruce, contra Brasil, para futuras comparecencias.

Thuram, con sus gafas redondas y su verbo reposado, también recalcó la importancia de Zidane en el partido y en general. "Siempre supimos que era importante", dijo de él. Casi ninguno de los futbolistas franceses aparentaba estar demasiado alegre. En realidad, sus caras no diferían en exceso de las de los españoles.

Por algún motivo, Zidane no aparentaba estar muy feliz. Su selección está en los cuartos de final. Él sacó la falta que dio lugar al gol de Vieira, que rompía el empate. Luego, marcó un tanto fantástico. Es raro. Tal vez la clave esté en una coletilla desganada en una de sus frases: "Nadie lo esperaba".

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