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Crónica:Fútbol | 38ª y última jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Sevilla va a por la 'Champions'

El fútbol también es un estado de ánimo. Y tanto el Sevilla como el Barcelona, ambos ya campeones, lo tienen por las nubes. El partido disputado ayer es el que una colosal tormenta de granizo impidió el pasado 23 de abril. Y fue muy distinto a lo que se supone que habría sucedido entonces.

Desde el tormentón, el Barcelona se ha proclamado campeón de Liga y el Sevilla se ha llevado la Copa de la UEFA. Una de las consecuencias de esta circunstancia aparecía impresa en las cuartillas de las alineaciones: en uno y otro conjunto faltaban hasta ocho de los titulares habituales. Otra, totalmente inesperada, fue un partido abierto, bonito, entretenido, disputado, con goles... Un buen día de fútbol.

Al que más picores le producía el encuentro era al Barcelona. Con el trofeo de campeón de Liga ya en la vitrina y la cabeza puesta en la final de la Liga de Campeones que disputará el miércoles en París contra el Arsenal inglés el partido era de lo más inoportuno. Frank Rijkaard llegó hasta a convencer a Eto'o de que lo mejor era que no viajara, que el Pichichi es menos trofeo que la Champions. Para el Sevilla sí había premio: la posibilidad de presionar a Osasuna en la lucha por la plaza que da derecho a participar en la Liga de Campeones la próxima temporada. La ausencia de muchos de los titulares habituales no tenía otro motivo que el agotamiento de éstos. Javi Navarro y Maresca llevaban semanas compitiendo con dolores, y David Castedo y Martí, simplemente, no podían más.

Pero los que salieron por uno y otro bando fueron dignos representantes de los colores que vestían. En el Barcelona, Xavi intentaba recordarse a sí mismo. Y bastantes veces lo consiguió. A los cuatro minutos, Motta le colocó un pase a Ezquerro como Koeman solía hacer con Begiristain. Pero el riojano lo tiró alto. Dos minutos después, Xavi insistió por la banda de Ezquerro, que de nuevo estuvo cerca del gol.

Uno y otro equipo jugaban el fútbol que normalmente interpretan otros y que está diseñado para otros. El Sevilla aceleraba en la medular y combinaba vertiginosamente entre líneas y frente al área barcelonista. En una de esas, Alves se apoyó en Renato, que le devolvió la pelota con toda la clase del mundo para que el heterodoxo lateral metiera un golazo desde fuera del área. A los pocos minutos, el Sevilla marcó otra vez. De penalti que pareció no haber sido tal.

El Barcelona reaccionó e igualó el partido con un gol trabajado y otro fruto de la suerte. El juego que se vio ayer no tuvo la calidad que habrían añadido las estrellas ausentes. Pero fue enormemente honesto.

El Sevilla se hizo con el mando en la segunda mitad y Kepa tradujo el dominio en el gol de la victoria que les mantiene en la lucha por la Champions. El Sevilla debe ganar al Madrid el martes y esperar a que pinche Osasuna y continuar así con la racha de más éxito de su historia.

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