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Reportaje:FÚTBOL | 16ª jornada de Liga

El efecto del pase multiplicador

El Barcelona, que hoy pretende esconderle la pelota al Espanyol, batió en los dos últimos encuentros los récords de combinaciones de la Liga y la 'Champions'

El Barcelona tocaba y tocaba con fruición y naturalidad para someter al Madrid en el último clásico. Llegó un momento, cuando tras una quincena de combinaciones Xavi lanzó un cambio de orientación para Pedro, en que el público lanzó un "¡oh!" masivo y Pep Guardiola se emocionó de verdad con una sonrisa delatadora y un aplauso generoso. "Si no somos solidarios, no somos nada", justifica el técnico azulgrana. El equipo toma nota y lo plasma con esmero, siempre con una presión armoniosa y la pelota entre los pies. Pero en las últimas fechas ronda la perfección. Frente al Rubin Kazán conectó 971 veces, récord de la Liga de Campeones- y repitió la hazaña frente a la Real Sociedad al mezclar en 938 ocasiones. "Hemos mejorado mucho en el pase", destaca Valdés, "y eso no solo provoca que tengamos el balón, sino que los rivales nos chuten muy poco". Hoy se bate el Barça contra el Espanyol, que también presiona en posiciones avanzadas y que trata de definirse con el cuero en las botas. "Pero el Barça lleva mucho tiempo con esta filosofía y este juego, por lo que es complicado quitarle la pelota", reconoce Mauricio Pochettino, el entrenador blanquiazul.

"El defensa de este equipo tiene que jugar el balón, no rifarlo", resalta Piqué
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Los números no engañan. En los siete encuentros anteriores al derbi, el Barcelona suma 28 dianas a favor por ninguna en contra. Y en los seis duelos más recientes solo ha concedido nueve oportunidades de gol. Resulta que su fútbol se entiende a través de la posesión del balón, inquieto el equipo por recuperarlo cuanto antes y cómodo con la circulación, dinámica y exacta. La pieza clave del engranaje es Xavi, timón y brújula de pie privilegiado que defiende ser lo que es gracias a sus compañeros. "Cuando llegué al club, me dijeron que, si jugaba en el medio, no podía perder la pelota. Como soy un tipo responsable, aprendí a guardarla", explica; "a mí lo que más me gusta del fútbol es tener el balón. O que lo tenga un compañero. Yo disfruto cuando tocamos, pim, pam, pum, triángulo, una pared...".

Otra seña de identidad es Piqué, que se ha asentado en el Barcelona gracias a su facilidad para dar el segundo pase -el primero lo da Valdés- para sacar, limpia, la pelota desde atrás. "Se trata de jugar el balón, no de rifarlo", conviene; "el defensa del Barça tiene la exigencia de empezar la jugada sin comprometer a la siguiente línea. Debemos dar ventaja a los centrocampistas para que ellos también puedan enlazar con los delanteros".

Germinada la idea desde que llegara Johan Cruyff, Guardiola le dio una vuelta de tuerca para romper a las defensas rivales. Pase, pase y más pase hasta encontrar el hueco oportuno. Así lo explican las estadísticas, tan expresivas como abrumadoras. Es un equipo único en Europa. Por eso, desde el curso 2006-2007, el Barça lidera los pases dados en la Champions (971) y la Liga (938). Lejos quedan los registros de la Premier (el Chelsea realizó 847 conexiones ante el Sunderland en 2008), de la Bundesliga (716 del Bayern frente al Nuremberg en 2009), de la Serie A (714 del Inter contra el Chievo en mayo de este año), y la Ligue 1 (705 del Marsella ante el Boulogne en la temporada anterior). "Está claro que es muy complicado conseguir que el Barça sea impreciso en el pase", admite Pochettino; "pero debemos ser capaces de crear un partido incómodo para provocarle problemas".

Valdés ya advirtió al principio de la temporada que el Barça jugaba mejor que nunca. "Se me tachó de loco", recuerda, "pero es que se ha mejorado mucho en el robo de pelota, en el poco tiempo que tardamos en recuperar la posesión". Y, de paso, en el ritmo y la precisión del pase.

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