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La reincidencia de David Navarro

Con el codazo a Llorente, el central del Valencia revive su agresión sobre Burdisso

"Me siento un jugador muy diferente, con ideas muy claras, muy tranquilo", declaró David Navarro (Puerto de Sagunto, Valencia, 1980) a este periódico en noviembre pasado, cuando se le recordó el puñetazo que le propinó a Burdisso, defensa del Inter, en un choque de la Champions de 2007 , por el que la UEFA lo castigó a seis meses sin jugar en competición europea. "Perdí los papeles tratando de defender a un compañero [Marchena] y saqué el instinto protector. Tenía que haber estado más frío, aunque a veces eso no lo puedes controlar", añadió Navarro, autor el domingo en San Mamés de sendos codazos a Javi Martínez y a Llorente, al que le abrió una brecha en la cabeza. Lo más irritante para la víctima fue que, tras la agresión, Navarro simulara haber sido golpeado y, encima, fuera retirado en camilla. Tras el encuentro, a Llorente no le cabía ninguna duda: "Navarro siempre tiene mala intención. Ha ido a hacerme daño".

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La reincidencia de Navarro tiene mucho que ver con el contexto. Desde el banquillo, ya se les explicó a los jugadores del Valencia que el partido de San Mamés iba a ser de los de antes: de pierna larga, mucho contacto, muy físico. En ese sentido, el entrenador Unai Emery justificó la actuación de su central más duro para tratar de parar al delantero más fuerte del campeonato, Fernando Llorente, también el segundo que más faltas comete (66) en la Liga, con tan solo una menos que Diego Rivas, de la Real Sociedad. A eso se añadió la tremenda superioridad de Llorente en la primera parte sobre los dos centrales valencianistas, Navarro y Stankevicius, unida a un mal momento de forma del propio defensa del Puerto de Sagunto. Tras el empate del Schalke la pasada semana en Mestalla (1-1), Navarro fue el centro de todas las críticas, sorteado por Raúl en el tanto del conjunto alemán. Como consecuencia, Navarro perdió la titularidad al siguiente encuentro, ante el Sporting en Mestalla, y regresó en San Mamés precisamente por su poderío en el juego aéreo. Su comportamiento en La Catedral vuelve a ponerlo en la picota por mucho que los valencianistas recordaran tras el encuentro que Llorente le rompió de un codazo varias costillas a Ayala, excentral del Valencia, en enero de 2005. Es lo mismo que recordó, en octubre de 2009, José Luis Mendilibar, entonces entrenador del Valladolid, cuando Llorente acusó al central vallisoletano Nivaldo de querer lesionarlo.

Amante de la caza, la pesca y els bous al carrer [los toros en la calle], Navarro entiende el fútbol a veces como una cuestión de supervivencia: o el delantero o yo. Y, tras el encuentro, declarar que lo que pasa en el campo debe olvidarse al terminar la refriega. Por aquella acción ante Burdisso, el Valencia, aconsejado por su entrenador, Quique Flores, lo desterró dos años al Mallorca. Allí, a las órdenes de Gregorio Manzano, empezó a sentirse un hombre nuevo. "Manzano me hizo ser un peso pesado en un vestuario. Me da ese galón y me vengo arriba. Empiezo a crecer como jugador y como persona. También soy padre de dos niñas y eso me hizo madurar", señaló. En efecto, en estas dos temporadas desde que regresó de Mallorca, David Navarro era un futbolista distinto en el Valencia. Más cuajado, más tranquilo, mucho más seguro con y sin el balón. Hasta que Raúl le hizo sentirse como un pollo sin cabeza y San Mamés despertó su instinto depredador.

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El Valencia se sobrepone al gol del Llorente y al temporal del Athletic con una segunda parte intensa y agobiante <strong><a href="http://www.elpais.com/buscar/liga-bbva/videos">Vídeos de la Liga BBVA</a></strong>

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