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Muere el fundador de Enron, condenado por fraude

Kenneth Lay fue considerado culpable por fraude y conspiración en el colapso del gigante energético

El fundador de Enron, Ken Lay, ha muerto de un ataque fulminante al corazón, según informa Reuters. Lay, de 64 años, fue condenado el mes pasado por fraude y conspiración por su participación en la quiebra de Enron por bancarrota, que tuvo lugar en 2001. Ken Lay, que estaba a la espera de la sentencia definitiva, ha fallecido esta mañana en Aspen, Colorado, según un comunicado emitido por la familia.

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Kenneth Lay, fundador de la eléctrica Enron, y Jeffrey Skilling, su antiguo consejero delegado, fueron considerados, el pasado 25 de mayo, culpables por los engaños, el fraude y la trama conspirativa que llevaron al colapso de la compañía en diciembre de 2001. Los dos estaban a la espera de la sentencia definitiva, prevista para el próximo 11 de septiembre, que podría haberles condenado a pasar el resto de sus vidas en prisión.

Por sus implicaciones en el caso, Kenneth Lay hacía frente a un total de seis cargos como principal responsable del fraude en la eléctrica. El jurado consideró a Lay culpable de todos ellos, aunque el fundador de Enron se encontraba aún a la espera de una sentencia definitiva.

Amigo de Bush

Lay, que llevó su labor al frente de Enron al terreno público, convirtiéndose en uno de los empresarios más conocidos del país, era amigo cercano del presidente Bush y su familia, así como uno de sus mayores contribuyentes a sus campañas.

"No sólo perseguí el sueño americano, sino que lo conseguí. Supongo que ahora puedo decir que en los últimos años también he conseguido vivir la pesadilla americana". Estas declaraciones las realizó Kenneth Lay a principios de año. El fundador de Enron trabajó en la compañía durante quince años antes de llegar a la cúpula del gigante de la energía e intermediación y fue un ejemplo para muchos antes de que, con la quiebra en 2001, se convirtiera en un icono del fraude empresarial.

El 25 de enero de 2002, un alto ejecutivo de Enron, Cliff Baxter, se suicidó sólo dos meses después de que la empresa solicitara la suspensión de pagos al tiempo que se empezaba a revelar el nido de fraude que resultó convertirse en el mayor escándalo corporativo de la historia de los Estados Unidos.

Kenneth Lay se dirige junto a su esposa, Linda, a final de enero, al tribunal que juzga el <i>caso Enron</i>.
Kenneth Lay se dirige junto a su esposa, Linda, a final de enero, al tribunal que juzga el caso Enron.ASSOCIATED PRESS

Historia de una crisis

La compañía eléctrica tenía un capital bursátil de 68.000 millones de dólares antes de que se destaparan las irregularidades, y ocupaba el puesto número siete en el ránking de las más grandes compañías de Estados Unidos. La quiebra de Enron dejó en la calle a más de 80.000 empleados hace ya cuatro años y medio, y arrastró a la que fuera la mayor firma auditora del mundo, Arthur Andersen, a la desaparición.

Además, el agujero contable destapado en Enron desató una crisis de confianza sin precedentes en Wall Street que, unida a los efectos de los atentados terroristas del 11-S y a los escándalos corporativos en la telefónica WorldCom, la tecnológica Tyco o la cadena de supermercados holandesa Ahold, debilitó la confianza de los inversores norteamericanos hasta límites insospechados. Tras el escándalo, las autoridades reguladoras estadounidenses se vieron obligadas a revisar sus normativas para evitar que un caso similar volviera a repetirse.

El juicio por conspiración contra los directivos de Enron ha llegado a su fin, pero no por ello dejará de ser considerado como el más importante de los casos de escándalos corporativos juzgados en EE UU.

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