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La crisis de Airbus se cobra la cabeza de su segundo presidente en tres meses

Louis Gallois, copresidente de EADS, releva a Streiff al frente de la principal filial del grupo

Christian Streiff, el hombre que asumió la dirección de Airbus el pasado mes de julio tras el estallido de la crisis por los retrasos en las entregas del A-380, abandonó ayer el cargo tras fracasar en su intento de racionalizar el funcionamiento del constructor aeronáutico europeo, lastrado por las injerencias políticas y la bicefalia franco-alemana. Le sustituye Louis Gallois, copresidente francés del consorcio aeroespacial EADS, la casa madre de Airbus. París mantiene provisionalmente el control, aunque las presiones alemanas parecen haber frenado la concentración en Toulouse de la totalidad de la cadena de montaje del A-380.

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En una nota hecha pública a última hora de la tarde, el Consejo de Administración de EADS anunciaba "cambios significativos". Aceptaba "con efecto inmediato" la dimisión de Streiff como consejero delegado de Airbus y miembro de Comité Ejecutivo de EADS, y nombraba para sustituirle a Gallois. Al mismo tiempo, la nota expresaba su "apoyo unánime" al programa de ahorro de costes -bautizado como Power8- que Streiff había elaborado en los últimos tres meses, eso sí, sin precisar cómo y cuándo se aplicarían los cambios, justamente lo que el ahora dimitido exigía poder decidir de forma autónoma.

"La nueva estructura de gestión [que acerca Airbus a la cúpula de EADS] permitirá, por un lado, un gobierno corporativo más equilibrado, más eficiente, y por otro, un ahorro de costes adicional en EADS", añadía la nota del consejo de administración.

Los rumores sobre una eventual dimisión de Streiff empezaron a circular el viernes y se fueron confirmando durante el fin de semana, al tiempo que se filtraban los detalles de su enfrentamiento con la cúpula de EADS, especialmente con el copresidente alemán Thomas Enders. Streiff pretendía conseguir una autonomía real para Airbus, incluido el no necesitar la aprobación del consorcio para cada decisión industrial. Pero el plan de ajuste que había diseñado para afrontar la grave crisis de funcionamiento -de la que los retrasos en las entregas del avión gigante A-380 no son más que la punta del iceberg- conllevaba importantes reducciones de puestos de trabajo y cambios radicales en el sistema de funcionamiento poliédrico de Airbus.

Intereses políticos

Con el argumento de fondo de que los principales problemas del A-380, concretamente el cableado, se originaban en la planta de Hamburgo, Streiff pretendía trasladar la totalidad de la fabricación del avión gigante a Toulouse y compensar a las factorías alemanas con los aviones de las series de un solo pasillo, los populares A-320 y derivados, sobre los que el fabricante europeo ha construido su éxito. Pero Daim-lerChrisler, el mayor accionista privado de EADS se negó rotundamente, haciendo valer el equilibrio entre Francia y Alemania pactado en el año 2000 cuando se constituyó EADS.

La solución adoptada finalmente ayer de que Gallois se haga cargo de Airbus, mantiene este delicado equilibrio, pero supone un nuevo fracaso en la racionalización de la compañía, que sigue siendo gestionada en función de intereses políticos y no industriales. Las presiones sobre Streiff para que no dimitiera fueron importantes. El mismo domingo, el primer ministro francés Dominique de Villepin, declaraba por televisión que no había "ninguna razón" para que abandonara la dirección de Airbus. Pero desde Berlín las cosas se veían de otra manera. El sábado, el ministro alemán de Defensa, Franz-Josef Jung, advertía en contra de la posibilidad de que "las cosas vayan en la dirección de los franceses".

Es muy posible que la situación dé un nuevo giro. Con la toma de control de Airbus por Gallois, se rompe el equilibrio teórico en el organigrama del consorcio europeo, si bien es cierto que por parte alemana Enders pasa a controlar el resto de las filiales de EADS, especialmente el sector aeroespacial, la defensa así como Eurocopter. Un cambio de cartas que según cómo evolucione el mercado tras los retrasos del A-380 y el éxito en términos de pedidos del Boeing 787 Dreamliner, podría incluso acabar beneficiando a los alemanes de DaimlerChrysler.

Airbus anunció la semana pasada un nuevo retraso en las entregas del A-380, lo que supondrá perdidas de casi 5.800 millones de euros hasta 2010. En cualquier caso, el siguiente capítulo de la interminable crisis de EADS y, por consiguiente de Airbus, se escribirá el jueves en París cuando el presidente Jacques Chirac y la canciller Angela Merkel se encuentren en París en el contexto de la cumbre franco-alemana.

A lo largo de la jornada de ayer, mientras los rumores insistían en que la cúpula de EADS había aceptado la renuncia de Streiff, pero los portavoces del consorcio y de Airbus negaban que así fuera, era evidente que la batalla no se libraba en función de criterios empresariales o productivos, sino en los pasillos de la alta política. A media tarde Villepin, acompañado por el ministro de Economía Thierry Breton, recibía a Gallois en el hotel de Matignon, la sede del Ejecutivo, alimentando la sensación de que todo estaba ya decidido. Al mismo tiempo, desde el palacio del Elíseo se aseguraba que Chirac seguía "con gran atención" la crisis. "Airbus tendrá siempre al Estado de su lado", indicaban desde el Gabinete de Chirac.

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