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La fiscalía investiga a HP por espiar a sus consejeros para detectar filtraciones

La compañía no puede garantizar que todos los métodos empleados fueran legales

El investigador investigado. Hewlett-Packard contrató a detectives para averiguar de dónde salían las filtraciones de información confidencial tratada en su Consejo de Administración. La compañía descubrió que su garganta profunda era George Keyworth y le pidió que dimitiera, a lo que éste se negó. La sorpresa es que otro consejero, Tom Perkins, sí dimitió en protesta por los métodos usados en la investigación. La compañía reconoce ahora que no puede garantizar que esos métodos fueran completamente legales. El asunto ha llegado a la fiscalía de California.

Los resortes de poder siguen tambaleándose en el seno del gigante electrónico Hewlett-Packard (HP). La compañía desveló ayer con detalles la marejada interna que ha vivido en los últimos meses tras poner en marcha una investigación sobre las filtraciones de información confidencial en el seno de su Consejo de Administración.

Tras detectar "múltiples filtraciones" de información clasificada de HP, el segundo mayor fabricante del mundo de ordenadores personales, la presidenta del Consejo de Administración, Patricia Dunn, contrató a una firma para entrevistar a los consejeros con el objetivo de detectar el origen de las fugas de información y pedirles que reafirmasen su compromiso de confidencialidad. Nadie confesó, todos prometieron guardar secreto, pero las filtraciones continuaron. Llegó la hora, a juicio de Dunn y de varios directivos de HP, de recurrir a una firma de detectives.

La investigación dio sus frutos. George Keyworth filtraba los secretos de la compañía a la prensa. Dunn se lo comunicó de sopetón en una reunión del consejo el 18 de mayo de 2006 y le pidió su renuncia. Él se negó a dejar un puesto que ocupa desde 1986 y para el que no será reelegido el año próximo. Para sorpresa de Dunn, el que dimitió fue Tom Perkins, que consideró escandalosos los métodos seguidos (se le exigió que facilitara los registros con las llamadas de teléfono que había realizado) y la acusación pública a Keyworth de un asunto que debería, en su opinión, haber sido tratado en privado.

En junio, Perkins denunció ante la compañía que se habían intervenido mensajes de correo electrónico y conversaciones telefónicas. La compañía puso en marcha una investigación interna y llegó a la conclusión de que, aunque se pidió a los investigadores que se cumpliese la ley, no puede garantizarse que los métodos empleados finalmente fueran completamente legales. Hubo grabaciones de conversaciones con detectives que se hacían pasar por otras personas, una práctica que "en general no es ilegal", según la empresa.

El caso está siendo investigado ahora por el fiscal general del Estado de California.

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