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La inmigración ha elevado 623 euros la renta por habitante en cinco años

Miguel Sebastián estima que la economía española crece en la actualidad a un ritmo del 4%

El fenómeno de la inmigración ha aportado crecimiento a la economía española, ha mejorado la riqueza individual, ha dado más flexibilidad al mercado de trabajo y ha contribuido al superávit en las cuentas públicas. Este balance muy positivo figura en un informe elaborado por la Oficina Económica del Gobierno, presentado ayer por su responsable, Miguel Sebastián. En euros contantes y sonantes, gracias a los inmigrantes la renta de los españoles ha aumentado en 623 euros en cinco años. Sebastián rectificó al alza las previsiones del Gobierno: "No es exagerado decir" que estamos creciendo al 4%.

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Miguel Sebastián se despidió públicamente ayer de su puesto en la Moncloa con la presentación de un informe sobre la inmigración. Es uno de los primeros economistas españoles que defendió los efectos beneficiosos de la llegada de extranjeros, cuando el fenómeno producía sobre todo temor. Ayer, durante un encuentro organizado por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE), tuvo ocasión de demostrar con datos lo que él anticipaba hace 10 años.

El futuro candidato a la alcaldía de Madrid por el PSOE destacó que frente a las previsiones de que la población española se iba a reducir en un 25%, lo que se ha producido es un crecimiento anual de la población del 1,5% en los últimos cinco años. La cifra es todo un récord histórico y ha llevado a que la población extranjera se haya multiplicado por cuatro hasta alcanzar cuatro millones en 2006.

¿Caben más? Sebastián mencionó un ritmo de 200.000 al año como cifra razonable y dentro de un proceso que debe ser "ordenado y progresivo". Si esto se cumple, se mantendrán durante largo tiempo los efectos beneficiosos que, según el informe, ha producido la inmigración en la economía española. El más palpable, que la aportación de los inmigrantes al crecimiento económico ha sido del 50% en los últimos cinco años (3,6% de crecimiento medio anual).

Si esa aportación se reparte entre los habitantes, la riqueza aportada por los inmigrantes ha permitido subir el nivel de renta en 623 euros por persona en estos últimos cinco años (24.200 euros al año en la actualidad, 4.800 más que hace cinco años), gracias sobre todo al alto nivel de empleo creado. Si se mantiene este ritmo, al final de esta legislatura o principios de la siguiente, España alcanzará el promedio de renta de la Unión Europea de 25 países, según Sebastián.

Servicios públicos

El temor que aún persiste es si la acogida de tal masa de población, con niveles bajos de renta por lo general, no hará estallar las costuras de los servicios públicos en España. Miguel Sebastián dio algunos datos para demostrar lo contrario, al menos en el momento actual y para unos cuantos años más. Según sus cálculos, el balance entre lo que los inmigrantes aportan y lo que reciben será positivo, al menos hasta dentro de cinco o seis años.

Los inmigrantes suponen en la actualidad el 8,8% de la población española, aunque absorben sólo el 5,4% del total del gasto público, 18.618 millones de euros en cifras. En sanidad, por ejemplo, el gasto para inmigrantes representa el 4,6% del total y en educación, el 6,6%. Su aportación a las arcas públicas es sin embargo superior, y supone el 6,6% del total, con una cifra de 23.402 millones de euros.

Los inmigrantes son, pues, contribuyentes netos a las arcas públicas, en una cantidad que se eleva en la actualidad a 4.784 millones de euros. Esta cifra representa, ni más ni menos que la mitad del superávit del conjunto del sector público, como resaltó ayer Sebastián, el principal logro en materia presupuestaria del actual Gobierno socialista.

Este balance positivo se muestra sobre todo en las pensiones. Los inmigrantes aportan el 7,4% del total de las cotizaciones sociales y sólo perciben el 0,5% del gasto en pensiones. ¿En qué momento se puede dar la vuelta a la tortilla? Seguramente, cuando los inmigrantes empiecen a jubilarse, lo que se producirá a partir de 2030.

La entrada de inmigrantes se ha traducido también en un mercado de trabajo con más fuerza laboral y, al mismo tiempo, con menos paro. Todo lo contrario a lo que se podía temer hace unos años. De los 2,63 millones de empleos creados entre 2001 y 2005, 1,32 millones fueron ocupados por inmigrantes. No ha habido por ello más españoles en el paro. Al contrario, la tasa de desempleo estructural entre 1996 y 2005 se ha reducido en dos puntos, según el informe.

Una de las claves de este fenómeno es la masiva incorporación de mujeres inmigrantes al mercado de trabajo español. El estudio destaca, por ejemplo, que la mayor disponibilidad de servicio doméstico permite también a más familias españolas incorporar a todos sus miembros adultos al mercado laboral. La inmigración explica el 30% de los 12,5 puntos de aumento de la tasa de actividad femenina entre 1996 y 2005.

Más movilidad

Para Sebastián el balance en el aspecto laboral se resume en que la inmigración "ha reducido el problema de los puestos de trabajo que no se cubren, ha permitido más movilidad geográfica y ha presionado a la baja los salarios". La tasa de temporalidad de los inmigrantes es del 61,4% (frente a un 30% de media) y sus sueldos son un 30% más bajos, que los de los españoles, como resalta el informe.

La parte negativa es la caída de la productividad. Un dato sorprendente del informe es que la población inmigrante está, en promedio, mejor formada que los españoles. No obstante, el informe matiza que si se analiza el nivel de formación en las personas jóvenes, la situación es la contraria. El 38,5% de los nuevos puestos de trabajo ocupados por inmigrantes corresponden a personal no cualificado.

Como despedida, Sebastián hizo una estimación, también optimista, sobre el corto plazo de la economía española. En su opinión, la economía española ha crecido un 3,9% en el tercer trimestre (en lugar del 3,8% que avanzó anteayer el INE) y rondará el 4% al cierre de 2006. Y "no es una exageración".

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