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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Actuar sin actuar

Si hay algo fascinante en la obra de Miriam Bäckstrom es la forma como interroga y trastoca las relaciones entre el anonimato y la puesta en escena. Una teatralidad excéntrica, desaforada, que ya no se limita a las formas fijas de la tragedia, el drama o la comedia y que ha desertado alegremente de los auditorios y las salas de teatro para hacerse televisiva y por televisiva ubicua, profusa, difusa. El paradigma de esa teatralidad es evidentemente el Gran Hermano, donde el anonimato y la puesta en escena se juntan para fundirse, mejor, para confundirse en lo que más que una ilusión es una paradoja. La paradoja de los actores que no son actores, los anónimos que no lo son y la escena que se oculta como escena.

MIRIAM BÄCKSTROM

'Betraktaren/El observador'

Galería Elba Benítez

San Lorenzo, 11. Madrid

Hasta el 5 de noviembre

Todos estos asuntos figuran en la obra de esta brillante artista sueca que, en colaboración con el artista belga Carsten Höller, ha dedicado obras muy sugerentes al anonimato. Como es el caso, por ejemplo, de All images of an Anonymus person, una colección de 3.147 fotos de una chica de 24 años, elegida entre las 1.800 que respondieron al anuncio puesto en la prensa por los dos artistas, solicitando que se enviase la foto de un episodio significativo de su vida. El anonimato de la chica - la pieza no incluye ninguna información adicional- se revela, además, poliédrico, multifacético, resultado de las muchas miradas distintas arrojadas por la gente que durante los 24 años de su vida intentaron capturar con una cámara su imagen, aislándola, individualizándola. Y evoca, quizá sin saberlo, unos versos de Borges que remiten a la teoría que concibe al Yo no como una mónada sino como una multitud de yoes: "De todos los hombres que he sido / No he sido aquel / En cuyos brazos desfallecía Matilde Urbacq".

La preocupación por la puesta en escena ha dado lugar también a obras igualmente notables de Bäckstrom. Pienso en las series de fotografías que dedicó a las casas de personas fallecidas. O en Locations Tenerife, para una hipotética película. Pero Betraktaren/El observador, el vídeo que se proyecta en la galería Elba Benítez, da una vuelta de tuerca al asunto, exponiendo a dos conocidos actores suecos a la prueba de poner en escena lo que ellos habitualmente no ponen en escena. O sea, su propia condición de actores, captada en ese límite paradójico en el que actúan sin interpretar ningún papel específico. Deslumbrante.

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