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Reportaje:

Reconocimiento al fotoperiodismo

La exposición anual en Vitoria del World Press Photo incluye la muestra 'Cuatro esquinas', con aportaciones vascas

Regresa la convocatoria de los premios World Press Photo a Vitoria, un año más, como la única cita en el País Vasco de esta muestra del concurso más prestigioso en el periodismo gráfico. Y lo hace dentro de una iniciativa más ambiciosa que quiere analizar las imágenes en prensa: Periscopio, una mirada al fotoperiodismo, un programa que incluye, además de una serie de conferencias, el reconocimiento a los redactores gráficos que trabajan en el País Vasco, dentro de la exposición Cuatro esquinas, en la que participan Jon Barandica, Rafa Rivas, Javier Mingueza y Pradip J. Phanse. Todas las actividades están en marcha, desde ayer, en el Centro Cultural Montehermoso de la capital alavesa.

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Imágenes de fotógrafos vascos acompañan la muestra del World Press Photo en Vitoria

Cuatro esquinas quiere dignificar el trabajo del fotógrafo de a pie, aquel que todos los días acude al periódico con las últimas imágenes: la selecta visita real a la provincia correspondiente, la huelga respectiva, la última nevada, el retrato al entrevistado de turno. Un trabajo duro que trata de acercar la realidad en imágenes al lector diario.

De ello saben bien los protagonistas de Cuatro esquinas. Jon Barandica, nacido en Chile en 1952, llegó a Algorta con 15 años. Fue director de una sucursal de banco hasta que descubrió que lo suyo era el periodismo. En la actualidad es el jefe de fotografía de El Periódico de Catalunya en Madrid. El trabajo que presenta en Vitoria es buena muestra de la labor de quien ha tenido que cubrir los eventos más importantes de los últimos años en España, como el incendio de Guadalajara, los conflictos de las vallas de Melilla y Ceuta o la pasarela de moda Cibeles.

Javier Mingueza, jefe de fotografía de El Correo, lleva años como editor gráfico del periódico radicado en Bilbao, pero no ha olvidado lo que es el pulso de la calle. Buena prueba es la elección de imágenes que ha realizado, la mayor parte con varios años de antigüedad, en blanco y negro, su material preferido. Mingueza muestra su pasión por el retrato de la gente anónima, a quienes "atrapa" siempre en un gesto sorprendente, habilidad que también demuestra cuando el protagonista es alguien más curtido en el trato con la imagen como Javier González de Durana, Iñaki Gabilondo o Alberto Schommer.

Pradip J. Phanse presenta en esta exposición parte de las mejores fotografías que ha realizado en los últimos ocho años, cuando ha ofrecido su trabajo en las páginas de EL PAÍS. Desde la capital alavesa ha recogido los conflictos políticos que siguieron a la ilegalización de Batasuna, lo mismo que las más duras nevadas, los accidentes cotidianos inesperados o la última fiesta vitoriana al rebufo de las que se celebran Berlín, siempre susceptibles de una buena instantánea.

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Hasta las piernas y el paquete de unos ciclistas ganadores, cuando se presentan de repente junto a la delicada figura de la azafata, son un buen argumento gráfico. Hay que atrapar el instante. Que se lo pregunten a rey Juan Carlos cuando fue inmortalizado por Phanse con el gesto del dedo corazón dirigido a una manifestación de radicales abertzales a la salida de su última visita a la catedral de Santa María de Vitoria. La imagen, cómo no, era imprescindible en esta muestra de su trabajo.

En esa senda del fotoperiodismo que busca el momento preciso se puede situar también la trayectoria de Rafa Rivas (Llodio, 1970), en la actualidad corresponsal de France Press en Euskadi. En Rivas sorprende la capacidad para captar el instante único cuando la agenda es más que apretada: lo mismo se encuentra en un campeonato de surf de Mundaka que en una manifestación de La Naval, en una cita de los príncipes de Asturias, en el Tour, en los sanfermines, en mitad de una redada...

Los protagonistas de la exposición recordaron ayer la oportunidad que supone exponer junto a las premiadas imágenes del World Press Photo: "Es otro tratamiento a nuestro trabajo diario, en el que se reconoce una labor que por su urgencia diaria queda muchas veces en segundo plano", apuntaron.

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