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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Especulación en la huerta de Alboraia

Me gustaría dar a conocer a todo el mundo a través de esta carta y a través de su medio de comunicación la injusticia y las malas actitudes y hechos que se están tramando en el gobierno del Ayuntamiento de Alboraia, dirigido por el PP.

El alcalde, arbitrariamente, quiere cambiar de emplazamiento las empresas privadas Alcampo, Norauto y Leroy Merlín, ubicadas en un lugar estratégico de Port Saplaya. Una acción que esconde dos fines. Uno, legalizar un edificio con más de 200 viviendas, situado entre el mar y la autopista, una construcción que si en un plazo relativo no se legaliza entrará en la fase de demolición. Hace más de 12 años que la Administración del Gobierno central está presionando para que el alcalde dé una contestación a este recurso.

El segundo es sustituir el emplazamiento de los centros comerciales por un puerto deportivo de alto nivel. Un lugar sólo accesible para una minoría que permitiría especular y obtener grandes beneficios al socio que está buscando para este proyecto.

Para conseguir estos fines el Ayuntamiento ha decidido llevar adelante la expropiación forzosa de nuestras tierras de cultivo en las partidas de Vera, Calvet y Masquefa del término municipal de Alboraia. Estas tierras son de huerta protegida, promulgada en la Agenda 21 y que el alcalde se pasa por el forro, cambiándolas de rústicas a urbanas y expropiándolas con fines especulativos. Una zona en la que se pretende construir un nuevo centro comercial y de ocio para beneficiar a una serie de empresas privadas, así como sustituir la tierra por una zona terciaria con la que especular. Todas estas tierras suman más de 500 hanegadas de terrenos de cultivo de huerta. Más de ochenta familias afectadas. Propietarios que están ahí, manteniéndolas desde más de 500 años. Tierras que pasan de padres a hijos y que permiten, a cambio de trabajo, subsistir. Estamos orgullosos de poder hacerlo y queremos continuar con esa tradición hereditaria. No queremos venderlas, ni que nos las roben, sólo que se queden como están y poder decidir nuestra vida como mejor nos convenga. No queremos que nadie decida nuestro futuro, ni el de nuestras tierras, y menos especulando con ellas.

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