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Un mercado mundial virgen

Las empresas españolas sólo consiguen el 0,6% de los contratos de Naciones Unidas

Naciones Unidas es, por su propia naturaleza y dimensión, un mercado global que moviliza anualmente bienes y servicios por valor de 5.000 millones de dólares. Las posibilidades de negocio, sobre todo para las pymes, son enormes. Pero la ONU es un universo desconocido para las empresas españolas, que sólo se llevan el 0,6% de los contratos, valorados en 29,8 millones de dólares.

España es el octavo contribuyente de la ONU, pero cae al puesto 38º por los contratos firmados por las empresas españolas con la organización
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España es el octavo contribuyente financiero al presupuesto de Naciones Unidas (2,5%), sobre un total de 191 países que integran la organización. Pero cuando se analizan los detalles de los contratos firmados por las empresas españolas con las distintas agencias de la ONU en el año 2003, su puesto en el ranking cae en picado, hasta el puesto 38. "El año anterior estábamos en una situación peor, en el puesto 74, pero el nivel actual es demasiado bajo y el salto no tiene mayor relevancia", comenta Francisco Barrios, consejero de la Misión de España ante las Naciones Unidas en Nueva York.

"Deberíamos estar entre los 15 primeros", remacha, "al nivel de Italia, Francia o Reino Unido". Barrios es el encargado en Nueva York de acercar el complejo universo de Naciones Unidas a las empresas españolas, un puesto que se creó a propósito en septiembre de 2003. "Hoy día no se le está dando la importancia que se debería a las oportunidades de negocio de la ONU. Por eso decidimos hacer borrón y cuenta nueva, para presentar todas las posibilidades que ofrece el sistema", señala Barrios, poniendo como ejemplo los contratos que anualmente se conceden a través de Unicef o de la FAO, sin dejar de mencionar el programa mundial para alimentos (WFR), la salud (WHO) o el de refugiados (ACNUR).

Distintos programas

"La ONU es, desde el punto de vista comercial, un gran centro de adquisiciones", señala. Según la Oficina de Servicios Interinstitucionales de Adquisiciones (IAPSO), los distintos programas de la ONU, sus agencias y organizaciones que lo integran movilizaron fondos por un valor próximo a los 5.000 millones de dólares. En la Misión de España ante la ONU y la Oficina Comercial Española en Nueva York se insiste en que es importante "descubrir" este mercado para que las empresas españolas puedan entrar en el juego si les interesa.

No queda ahí la cosa. A la cantidad fija que moviliza cada año el sistema de Naciones Unidas hay que sumarle otras partidas de fondos extraordinarias, como los 5.500 millones de dólares relacionados con la tragedia del tsunami. La ONU va abriendo concursos conforme se van identificando las necesidades en los países afectados. La IAPSO cuenta ya con 327 suministradores de productos y servicios potenciales para la fase de emergencia, pero necesita 391 más para el largo proceso de recuperación.

Entre las pocas empresas españolas que ya conocen el filón del negocio con Naciones Unidas destaca la ferretera madrileña Redondo y García, que suministra herramientas para las misiones de paz desplegadas bajo la bandera del organismo en las zonas de conflicto. Otro de los nombres que participan en los concursos de la ONU es la Sociedad Española de Tratamiento de Aguas, que suministra plantas potabilizadoras a Unicef. También están presentes la empresa industrial Iturri y la constructora Makiber, filial de Dragados.

"Pero hay aún mucho por conquistar", comenta el embajador permanente ante la ONU, Juan Antonio Yáñez. Sobre todo si se compara con los contratos que se llevan anualmente otros países. EE UU, como no podía ser de otra manera, es el mayor proveedor de productos y servicios al sistema de Naciones Unidas, lo que se corresponde con su peso político. En el ejercicio presupuestario de 2003, los datos más recientes, las empresas estadounidenses obtuvieron contratos por un valor superior a los 400 millones de dólares. Le siguen Bélgica, Italia, Francia y Jordania.

El volumen de los contratos es muy volátil. De hecho, el salto dado por España durante el último año, de 6,1 millones a 29,8 millones, se explica por los contratos de suministros firmados con la Organización Internacional para la Aviación Civil (ICAO), valorados en 18,6 millones. Pero lo que muestran las estadísticas es que las empresas italianas y belgas son las más avispadas a la hora de moverse por el entramado de Naciones Unidas y hacerse con los contratos. Además, ayuda, en el caso de Italia o de Dinamarca, que tengan sedes de la ONU en sus capitales. Las belgas, sin embargo, están más acostumbradas a la burocracia internacional.

El mercado de adquisiciones de bienes y servicios de Naciones Unidas es un terreno abonado para las pequeñas y medianas empresas, aunque las grandes corporaciones también tienen posibilidades. Al consultar con los funcionarios de la ONU, llama la atención que las empresas españolas están muy bien posicionadas para hacerse con más contratos, por la calidad de sus productos y los precios competitivos a los que los ofrecen. Pero la IAPSO deja claro que no pueden adjudicar contratos si no se presentan a los concursos.

Francisco Barrios es contundente en este punto: "Lo que nunca va a pasar es que te adjudique un contrato de suministro a dedo". El reciente escándalo destapado en el programa humanitario Petróleo por Alimentos para Irak, sobre el que hay abierta una investigación, está obligando a Naciones Unidas a revisar todos sus procedimientos de adjudicaciones, para hacerlo más transparente y evitar el fraude. Hay que tener en cuenta, además, que a las agencias de la ONU les gusta tratar directamente con las empresas, por cuestiones técnicas relacionadas con los productos y servicios.

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