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CULTURA Y ESPECTÁCULOS

El Liceo enamora al público en su estreno en Savonlinna

El teatro barcelonés triunfa con la primera representación de la ópera 'L'elisir d'amore', de Donizetti, con dirección de Mario Gas. El público que acudió al escenario medieval del castillo de Olavinlinna ofreció una prolongada ovación al elenco

Salieron al escenario dispuestos a mostrar que son un teatro de ópera a tener muy en cuenta y con total entrega, absoluta seguridad, mucha soltura y grandes dosis de gracia. La compañía del Liceo de Barcelona halló la fórmula mágica perfecta para enamorar, anteanoche, al público finlandés en su debut en el Festival de Savonlinna con la primera de las tres funciones que hasta el próximo sábado ofrecerá de L'elisir d'amore, de Donizetti. Cuando el italiano Daniele Callegari todavía sostenía con la batuta a orquesta, coro y solistas en el calderón de la penúltima nota de la partitura, los 2.300 espectadores que abarrotaron las gradas del patio de armas del castillo medieval de Olavinlinna, marco en el que se celebra el festival, atronaron en una prolongada ovación de 10 minutos, aderezada con múltiples bravos y sonoros silbidos de aprobación que se intensificaron en las salidas a saludar del coro y la soprano Mariola Cantarero y el tenor Raúl Giménez, ambos protagonistas de la ópera.

La primera salida al extranjero del Liceo con una ópera representada tras la reapertura del teatro en octubre de 1999 no podía haber empezado mejor. En los confines de la Europa comunitaria y a 500 kilómetros al sur del círculo polar ártico, el coliseo lírico barcelonés caldeó el ambiente con pasión mediterránea. Y es que la elección de L'elisir d'amore no podía ser más acertada. El repertorio belcantista, que forma parte del ADN de teatro de ópera catalán -Barcelona fue la primera ciudad no italiana en la que se estrenó, en 1833, L'elisir d'amore, y al Liceo llegó en 1848, apenas un año después de su inauguración-, apenas figura en los casi 40 años de historia del festival. Además, el montaje firmado escénicamente por Mario Gas funciona a la perfección, incluso en un escenario excesivamente ancho pero muy estrecho como el de Savonlinna y empotrado en un inmenso muro medieval de piedra.

Perfectamente engrasado tras 20 representaciones en Barcelona, el montaje, que Gas ambienta en un pueblo de Italia a principios de la década de 1930 con la aparición de los primeros camisas negras, fluyó de maravilla de la mano de un estupendo Coro del Liceo, seguro y matizado en lo vocal y suelto y cargado de intencionalidad en su movimiento escénico. La enorme complicidad del conjunto y el ritmo trepidante de los movimientos sólo se vio ligeramente lastrado por unos muy poco inspirados camisas negras de pelo rubio y piel lechosa reclutados como figurantes en Savonlinna, que dejaron claro que si Mussolini hubiera tenido que buscar en Finlandia a sus seguidores fascistas la historia de Italia y de Europa hubieran sido muy diferentes.

Con un fraseo excelente y gran gusto musical, el tenor argentino Raúl Giménez dio vida a un sólido Nemorino, que arrancó el aplauso del público en numerosas ocasiones. La joven soprano granadina Mariola Cantarero se ganó el incondicional favor de los espectadores con una Adina de bellísima y fluida voz y chispeante y espontánea composición escénica. Correctos el bajo italiano Paolo Rumetz como el charlatán Dulcamara, quien sorprendió al auditorio mezclándose con el público y repartiendo elixires en la repetición de su última aria ya finalizada la función; y el barítono argentino Víctor Torres, que con gran naturalidad dibujó al fanfarrón sargento Belcore. Impecable vocal y escénicamente la Giannetta de la española Cristina Obregón.

El sólido oficio y la extrema exigencia de Daniele Gallegari empuñando la batuta a una tensa y segura Orquesta del Liceo contribuyeron al completo éxito musical del debut del coliseo lírico barcelonés en el Festival de Savonlinna, que anoche acogió una velada plenamente española con la ópera Goyescas, de Enric Granados, y una selección de fragmentos del repertorio de zarzuela.

El tenor Raúl Giménez, con las mujeres del coro, durante el estreno de<i> L&#39;elisir d&#39;amore</i> en Savonlinna.
El tenor Raúl Giménez, con las mujeres del coro, durante el estreno de L'elisir d'amore en Savonlinna.TIMMO SEPPÄLÄINEN

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