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53º FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE SAN SEBASTIÁN

Anjelica Huston critica la voracidad del cine actual con sus estrellas

La actriz y presidenta del jurado afirma que dirigir le permite aprender cosas de sí misma

Elsa Fernández-Santos

Anjelica Huston lo advierte nada más llegar: "Discúlpenme, pero esta mañana estoy un poco lenta". La actriz explica que desde que llegó a San Sebastián se despierta temprano ("me gusta pasear por la ciudad a primera hora. Además, lo necesito", añade golpeando con energía su trasero); come mucho (ahora sus manos señalan su tripa), y sale demasiado. "Las primeras noches no paraba, pero ahora ya estoy cansada y procuro acostarme antes". Huston, presidenta del jurado oficial de la 53ª edición del Festival de San Sebastián, se reunió ayer en el hotel María Cristina con un grupo de periodistas. El certamen pasa por su ecuador y ella parece satisfecha, "aunque no es fácil juzgar tantas películas".

"Siempre me ha gustado considerarme como una actriz de directores"

Nacida en Santa Mónica (California) en 1951, la hija de John Huston y la bailarina rusa Enrica Soma (que falleció en un accidente de tráfico cuando ella era una niña) es mucho más que una mujer elegantísima y educadísima. Alta, perfecta con un traje de espiguilla gris, una camiseta de algodón blanca y un collar de perlas, la actriz habla con la cálida inteligencia de las personas que poseen genuino talento. De Morticia Addams (la mórbida matriarca que interpretó en La familia Addams) tiene el peinado. De Gretta Conroy (la melancólica esposa de Dublineses (Los muertos), la mirada. Al preguntarle por su famoso padre, la actriz mira de frente y transmite emoción. Luego responde: "Yo echo de menos todo de mi padre. Echo de menos sus consejos y su inteligencia. Yo solía hablar mucho con él, de lo que me pasaba en la vida, a veces era una especie de confesor para mí, me gustaba compartir con él todo. Hoy lamento mucho no haberle hecho más caso. Sus consejos siempre fueron muy sabios. Era un hombre muy amoroso, muy afectivo. Podía ser terriblemente crítico y yo, que acepto mal las críticas, sufría por eso. Pero su sagacidad y su inteligencia eran muy grandes. Le echo de menos porque yo me sentía segura cuando él vivía. Sabía que me cuidaba, que a su lado nunca me pasaría nada malo. Como cineasta tenía un gusto exquisito, y sabía mucho de la vida".

Huston asegura que su padre siempre la animó a trabajar "duro". "Es curioso, él siempre arrastró cierta fama de hombre vividor y vago, cuando en realidad era el hombre más trabajador que he conocido. Me insistía mucho en que me tomara más en serio mi trabajo y yo he procurado hacerle caso, aunque en mi caso sí es verdad, siempre he sido muy vaga. Si mi padre estuviera vivo, probablemente le preguntaría que cuántas horas durmió anoche. Seguramente, intercambiaríamos notas sobre nuestro mal sueño".

"A mí me interesa la vida y me interesa el cine como aventura", añade la actriz, que logró un Oscar en 1986 por su trabajo en El honor de los Prizzi, dirigida por su padre. "Me siento muy orgullosa de aquella película. Como de Los timadores, de Stephen Frears, o Delitos y faltas, de Woody Allen. La verdad es que siempre me ha gustado considerarme como una actriz de directores. No me ha importado mucho que mis papeles fueran de personajes protagonistas o no. Siempre he procurado interpretar papeles que, grandes o pequeños, fueran decisivos. Me atrae mucho ser el instrumento del director. El cine te permite vivir muchas vidas diferentes, te da la oportunidad de conocer muchos mundos".

En los últimos años, Anjelica Huston se ha centrado más en la dirección y en la producción que en la interpretación. Destaca su próximo trabajo en una serie de televisión, Huff, como lo más interesante de su trabajo reciente como actriz. Dice que tiene unos cinco proyectos entre manos pero que ("soy supersticiosa") prefiere no hablar sobre ellos. "Me decidí a dirigir porque soy una persona con opiniones propias que quiero expresar. Quiero experimentar con mis propias ideas. Dirigir te permite aprender cosas de ti mismo, ahondar en tus carencias. Por ejemplo, me interesa mucho trabajar con niños. Yo no he tenido hijos y por eso quiero trabajar con niños, me interesa mucho la relación que se establece con ellos".

"Ahora mismo, me interesa mucho el cine que se hace en televisión. Creo que frente a los circuitos tradicionales están naciendo otros paralelos muy interesantes". "El problema con el cine actual es que se ha perdido la autoría. Ahora las películas son de los directores y de los comerciales, a partes iguales. Todo responde al mercado, quizá eso no es tan malo, quizá eso abra nuevos caminos que hoy desconocemos". "El problema es la voracidad", continúa la actriz. "Surge una actriz o un actor y durante un tiempo no se habla de otra cosa: las portadas de todas las revistas repiten el mismo rostro. La misma persona sale en todas partes. Hasta que al final el público se cansa, los medios de comunicación se cansan y se pasa al siguiente. No da tiempo a profundizar ni a conocer. Hoy hay más oferta que nunca, más caminos que nunca, pero todo dura poco tiempo".

Sobre su experiencia al frente del jurado de San Sebastián, Huston saca sus conclusiones: "Cada vez hay más festivales de cine y cada vez es más difícil encontrar buenas películas. Creo que San Sebastián debería concentrarse en mercados como el latinoamericano y el asiático. Latinoamérica puede dar muchas sorpresas y en Asia hay una verdadera nouvelle vague, que no debería pasar nadie por alto".

Anjelica Huston, ayer en San Sebastián.
Anjelica Huston, ayer en San Sebastián.JESÚS URIARTE
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Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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