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El Gobierno planea subir la electricidad más del 3% tras nueve años de contención

La tasa de incremento previsto para el próximo año se mantendrá durante varios ejercicios

La electricidad barata se ha acabado. El Ejecutivo planea subir las tarifas un mínimo del 3% en 2006 tras nueve años de contención. Y no será una subida para un año, sino que previsiblemente esa tasa se mantendrá en los próximos ejercicios. Con el petróleo y el gas por las nubes, con tarifas reguladas que no cubren gastos, con muy poca agua y con planes que hay que financiar a toda costa (energías renovables y ahorro energético), los técnicos de la Administración y de las empresas tratan de ajustar la subida que afectará a 23 millones de clientes. La decisión se adoptará en diciembre.

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Los primeros cálculos para determinar la tarifa eléctrica de 2006 ya están hechos. Y hay una conclusión: la contención de precios, que fue bandera del Gobierno del PP desde 1996, se ha acabado. Desde el año 1997, según los cáculos de las empresas eléctricas y de la patronal del sector, Unesa, los precios de la electricidad cayeron en términos reales (descontada la inflación) más de un 34%. Especialmente entre 1997 y 2001, las bajadas fueron sustanciales: 3% en 1997, 3,63% en 1998, 5,57% en 1999, 4,85% en 2000 y 1,52% en 2001. De 2001 a 2005, las tarifas medias subieron por debajo de la inflación.

Pero ya no es posible mantener la tendencia. Como tampoco es posible sujetar los precios a lo establecido por la metodología aprobada por el anterior Gobierno, que establecía subidas máximas del 2% anual hasta el año 2010.

La presión sobre las tarifas ha roto el dique. El petróleo caro, el gas caro, los pantanos vacíos y la disparidad, de hasta el 60%, entre los precios de la energía en el mercado liberalizado (53 euros por megavatio producido) y las tarifas reguladas (36 euros por megavatio) han puesto fin a 10 años de precios políticos a la baja.

En la Administración ya está asumido. En diversas comparecencias públicas, el ministro de Industria, José Montilla, ha explicado que en el futuro, los precios de la luz y del gas "recogerán las señales del mercado".

En el caso del gas natural, la "señal del mercado" se ha traducido en una propuesta de subida del 8% de media para los consumidores domésticos y del 18% para la industria. Para la electricidad, una cuestión siempre delicada para el Gobierno porque afecta a 23 millones de usuarios, la subida será menor, en torno al 3%, aunque muy superior al 1,7% de subida media (1,4% para los hogares) que se decidió en 2005. Para 2006, la subida media superará el 3%, aunque luego variará la doméstica y la industrial.

Según las fuentes de la Administración y de las empresas consultadas, hay varias razones que empujan inevitablemente al alza de las tarifas: el déficit tarifario (diferencia entre los ingresos previstos por tarifas y los gastos reales del sistema eléctrico), que supera ya los 3.000 millones de euros; la financiación de los planes de energías renovables y de ahorro y eficiencia energética y la necesidad de mejorar la retribución que reciben las compañías para mejorar la distribución.

Técnicos del Ministerio de Industria y de las empresas coinciden en que la financiación de los planes de energías renovables y de ahorro energético suponen ya, por sí solos en torno al 1,5% de subida para 2006. El plan de Energías Renovables 2005-2010 prevé cubrir un 12,1% de la demanda total de energía en 2010

Con escasas perspectivas de que la materia prima (fundamentalmente, el gas natural) baje de precio en los próximos años, la previsible subida de 2006 no será una medida excepcional. Probablemente, se mantenga durante los próximos cinco o seis años.

En las reuniones que las empresas han mantenido con Industria, el mensaje ha sido unánime: las tarifas tienen que subir de forma significativa. Si ello no es posible, la subida moderada (de entorno al 3%, por ejemplo) debería mantenerse al menos durante una década.

En los documentos enviados a la Unión Europea, que cuestiona una liberalización que no se traduce en competencia real e intercambio de clientes, la patronal Unesa ha sido rotunda: el sistema no funciona porque el sistema de tarifas actúa como espacio refugio, debe desaparecer y si no lo hace por completo, debe ser lo suficientemente flexible como para no comprometer la estabilidad financiera de las compañías.

Las empresas españolas (16.566 millones de cifra de negocio y 36.160 millones de deuda, según datos de 2004) reclaman, ni más ni menos, la fórmula que se aplica en el sistema eléctrico en Italia y Portugal: revisión trimestral de precios de forma similar a lo que sucede con las tarifas de gas natural. Respecto al aumento previsto, de en torno al 3%, su conclusión es unánime:"insuficiente".

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