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Reportaje:

Koizumi intenta atraer a los jóvenes

Las nuevas generaciones de Japón desconfían de su clase política y se abstienen en las elecciones

Los veinteañeros japoneses, nacidos en pleno periodo de vacas gordas, miran con escepticismo a una clase política que no ha sido capaz de permitir la alternancia en el poder. Más abiertos al mundo exterior, más hedonistas y menos sumisos que sus predecesores, los jóvenes de la segunda economía del mundo dicen no confiar en unos políticos que miran más a sus intereses de poder que a las necesidades del país. El primer ministro y líder del Partido Liberal Demócrata (PLD), Junichiro Koizumi, ha recurrido con el fin de atraerse el voto de las nuevas generaciones en las elecciones de mañana a estrellas mediáticas y bloggers, pero aunque los sondeos dan por segura su reelección, todo apunta a que, si se cumplen, no será con el voto de la juventud.

En Japón, el derecho al voto se alcanza a los 20 años. Ningún partido se plantea rebajar la edad ni los jóvenes lo piden. ¿Para qué? Sólo serviría para aumentar el índice de abstención. El distanciamiento de los jóvenes de la política es considerado alarmante en las filas de la oposición, que responsabiliza al medio siglo de Gobierno del PLD -con la excepción de 11 meses en 1993-94- del desencanto de la juventud.

Aunque acude como independiente, Koizumi ha volcado todo el peso de la maquinaria electoral del PLD en apoyo de Takafumi Horie, de 32 años, y fundador de Livedoor, un exitoso portal de Internet. Con Horie, el primer ministro pretende no sólo atraerse a los jóvenes sino echar de la política a Shizuka Kamei, uno de los dinosaurios del PLD que Koizumi expulsó del partido en agosto pasado por haber votado en contra de la privatización del servicio de correos, convertida en piedra angular de su política.

Defensor a ultranza de George Bush, el primer ministro ha dado a estos comicios parte del espectáculo que acompaña a las elecciones norteamericanas, para lo que se ha rodeado "ninjas femeninas", como llaman los medios japoneses al puñado de mujeres -una veintena entre cerca de 400 hombres- que ha incluido en las listas de candidatos. La mayoría de ellas carece de experiencia política, como la ex Miss Tokio Satsuki Katayama, la famosa Makiko Fujino y la ex presentadora de televisión y actual ministra de Medio Ambiente, Yuriko Koike.

El inusitado espectáculo y el hecho de que Koizumi haya presentado estas elecciones como un referéndum sobre su decisión de reformar el servicio postal han despertado el interés de buena parte del electorado japonés, aunque no el de los más jóvenes. "Ningún partido nos ha preguntado lo que nos preocupa. Sus programas no tienen nada que nos interese", afirma Yoko, una estudiante de Medicina, que asegura que no le causa ningún trauma dejar pasar su primera oportunidad de votar.

Las encuestas vaticinan que habrá un índice de participación cercano al 75%, un importante avance si se tiene en cuenta que en la última convocatoria para renovar, el año pasado, la mitad de la Cámara de Consejeros (Senado) se quedó en el 56%. Sin embargo, Satoko Kumaoka, de 28 años, que en el pasado votó por el Partido Demócrata de Japón (PDJ), dice que esta vez no acudirá a las urnas.

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Niina Yoichiro, de 27 años, no quiere ni oír hablar de "ninjas femeninas", ni de "asesinos", como la prensa llama a los candidatos reclutados por Koizumi para enfrentarse a los 37 diputados del PLD expulsados por votar en contra de la privatización de la Caja Postal, que con sus 2,5 billones de euros en activos es el mayor banco del mundo. Empleado de una jardinería, Yoichiro asegura que habría votado por el PDJ porque "Japón se merece un cambio político", pero dice que no depositará su papeleta porque las elecciones coinciden con su boda.

Los jóvenes parecen estar hartos del conformismo de los japoneses con su clase política, pero en lugar de hacerle frente y exigirle cuentas a través de su voto optan en su mayoría por volver la espalda. Koizumi les ha llamado a votar con nuevas promesas de reformas estructurales, después de acusar al Parlamento de haber frenado sus iniciativas e impedido la puesta en marcha de sus compromisos. El PDJ no se ha cansado de reiterarles que Koizumi tiene mucha labia y pocos hechos y que si quieren de verdad que Japón cambie tienen que echar con su voto al PLD del Gobierno. "Todo son mentiras", dice Naoko Izumida, de 34 años, que se identifica plenamente con el pensamiento de los más jóvenes.

Una pareja pasea por una calle de Tokio.
Una pareja pasea por una calle de Tokio.CRISTÓBAL MANUEL

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