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ELECCIONES EN JAPÓN

Koizumi obtiene una victoria contundente

El jefe de la oposición dimite y reconoce "la brutalidad" de los resultados electorales

Junichiro Koizumi dio ayer al Partido Liberal Democrático (PLD) una de sus más triunfales victorias. Según la agencia de noticias Kyodo, el PLD ha obtenido 296 diputados, la mayoría absoluta de la Dieta, que tiene 480 escaños. "Quiero dar las gracias al pueblo", dijo Koizumi. "En vista de los resultados, pienso que ha emitido un veredicto favorable a la reforma postal", señaló visiblemente satisfecho en una intervención televisada a última hora de la noche. El primer ministro, reelegido por tercera vez, había planteado estas elecciones como un referéndum sobre la privatización de Correos, a la que se oponían el Parlamento anterior y algunos de sus diputados, y había advertido de que dimitiría si las perdía.

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Poco después de conocer los primeros datos, el jefe de la oposición, Katsuya Okada, líder del Partido Demócrata de Japón (PDJ), admitió su aplastante derrota. A falta del recuento definitivo, el PDJ, también según la agencia Kyodo, obtuvo 113 escaños, frente a los 175 que tenía en la Cámara baja saliente. "Lamento que el pueblo no haya querido escuchar nuestro mensaje", afirmó con un rictus de amargura. "Reconozco la brutalidad de los resultados. Está claro que el PDJ no puede formar Gobierno", subrayó para recordar que como había indicado antes de comenzar la campaña, presentará la dimisión en cuanto los resultados se hagan oficiales "para que el partido encuentre lo antes posible a otro líder".

Los resultados definitivos no se conocerán hasta bien entrado el día de hoy. El recuento es bastante complicado porque de los 480 escaños, 300 corresponden a circunscripciones y 180 a los partidos políticos. Kyodo indicó que la coalición gobernante, que incluye el partido budista Nuevo Komeito, ha obtenido 327 diputados.

En las elecciones de 2003, el PLD tenía también mayoría absoluta, con 249 escaños, aunque gobernaba en coalición con el partido religioso Nuevo Komeito, que tenía 34 escaños. No se descarta que la coalición se mantenga.

El primer ministro disolvió el Parlamento y convocó elecciones anticipadas en más de dos años cuando, en agosto, un grupo de senadores del PLD votó con la oposición y bloqueó la reforma de los servicios postales. En contra del partido y de muchos de sus consejeros, Koizumi no aceptó que la vieja guardia frenase su reforma, que ahora volverá a presentar para su autorización e inmediata puesta en práctica.

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Falta por ver si ahora, con este espaldarazo, el Gobierno pasa de las palabras a los hechos y pone en marcha la serie de reformas estructurales que el país necesita con urgencia para fortificar la débil recuperación económica. El estallido de la burbuja inmobiliaria en 1992 y el desplome de la Bolsa de valores hundieron al país en una crisis económica, que se ha extendido a la sociedad.

En la campaña, Okada se empeñó en acusar a Koizumi de tener mucha labia pero de no haber hecho nada concreto en los cuatro largos años que lleva al frente del Gobierno. Pero este hombre, dedicado a la política como un monje, que no bebe, no fuma y nunca sonríe, cayó fulminado por el carisma de Koizumi. Los japoneses han visto en el coraje del primer ministro, al enfrentarse a los dinosaurios del PLD, el hombre capaz de sacar a Japón de la crisis de identidad que padece.

La segunda economía del mundo tiene serios problemas para digerir que pronto será la tercera. China, que se ha convertido en su principal socio comercial -por delante de Estados Unidos-, es también el país que le hace sombra y con el que mantiene unas tensas relaciones políticas debido a la brutalidad del Ejército imperial durante la ocupación de una parte del territorio chino en la primera mitad del siglo XX.

Koizumi, que ha antepuesto sus relaciones estratégicas con Washington a las de Pekín, declaró anoche que se tomará una decisión sobre la retirada de los 600 soldados japoneses destacados en Irak una vez que los iraquíes celebren el referéndum constitucional previsto para el próximo mes. "Debemos continuar apoyando los esfuerzos del pueblo iraquí", dijo en un críptico mensaje, que parece revelar su decisión de renovar el mandato de las tropas, que expira el 14 de diciembre.

Los soldados japoneses se encuentran acantonados en la ciudad de Samawa, en una zona relativamente tranquila del sur de Irak, donde la mayoría de la población es chií. Según la Constitución japonesa, no pueden hacer uso de sus armas más que en defensa propia y la misión que les acordó el Parlamento es para labores de reconstrucción y humanitarias. Aunque Okada reiteró que si ganaba sacaría a las tropas de Irak, Koizumi se las ingenió para que la cuestión no entrase en la campaña electoral.

En realidad, este encantador de serpientes consiguió que no se discutiera ninguno de los asuntos que más preocupan a los japoneses. Como por ejemplo, que el país tiene la sociedad más envejecida del mundo y que este mismo año su población ha comenzado a decrecer. De ahí la preocupación por emprender lo antes posible una reforma sostenible del sistema complicado y obsoleto de pensiones.

Con un déficit acumulado del 140% del PIB, los economistas insisten en que lo más urgente es la reforma fiscal porque este país, que ya no volverá a crecer al ritmo de hace 20 años, lo que necesita es recaudar más impuestos. La educación, que presenta problemas, también se encontraba en el manifiesto de la oposición.

Votas por mí o estás contra mí ha sido el lema de una campaña electoral dinámica y, en algunos casos, electrizante, más al estilo norteamericano que a la austera política tradicional japonesa, que Koizumi quiso convertir en un referéndum sobre la reforma del servicio postal. Se rodeó de estrellas mediáticas e Internet, a las que colocó a competir como depredadores por el escaño en las circunscripciones de los 37 diputados del PLD que expulsó de las listas electorales por haber votado en el Parlamento en contra de la reforma electoral.

Muchos de ellos se convirtieron ayer en diputados, como la ex presentadora de televisión y ministra de Medio Ambiente, Yuriko Koike. "Estoy contenta de haber sabido cumplir mi papel", declaró esta madrugada. Sin embargo, el magnate de Internet Takafumi Horie, de 32 años, no logró hacerse con el escaño de uno de los tiburones del PLD, Shizuka Kamei.

Sin participación récord

La participación en estas elecciones generales fue superior en varios puntos a la que hubo en las de noviembre de 2003, que fue del 59,86%. Pese a ello, no se cumplieron los pronósticos de las encuestas que vaticinaron una participación récord, por encima del 70%.

El tifón que amenazaba el sur del archipiélago, terminó por desviarse hacia China, aunque bañó buena parte de Japón con una fuerte tormenta tropical. Los comicios se adelantaron al sábado en algunas islas menores del sur y en otras los colegios electorales abrieron más tarde, una vez que se vio que el tifón no presentaba peligro. La semana pasada el tifón Nabi dejó 32 muertos y numerosos daños materiales en el archipiélago.

En su intervención televisada como vencedor de los comicios, Koizumi reiteró que abandonará la jefatura del Gobierno en 2006, fecha en que, según los estatutos del partido, debe abandonar la presidencia de éste. Ya se encargarán las filas del PLD, que gobierna Japón desde hace 50 años -con sólo una excepción de 11 meses en 1993/94-, de cambiarlos para entonces.

Koizumi (derecha) y el secretario general del Partido Liberal Democrático celebran su victoria ayer en Tokio.
Koizumi (derecha) y el secretario general del Partido Liberal Democrático celebran su victoria ayer en Tokio.REUTERS

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