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REVUELTA URBANA EN FRANCIA

El Gobierno francés anunciará el lunes medidas concretas para frenar la violencia callejera

Diez policías heridos, dos de gravedad, en nuevos disturbios registrados al sur de París

Segunda reunión de urgencia del Gobierno francés, está vez a la voz de orden del presidente, Jacques Chirac, que se ha encomendado a la ley como "última palabra" para acabar con la violencia callejera. Ayer, el ministro de Interior, Nicolas Sarkozy, prometió "firmeza y justicia" y amenazó con duras sentencias de cárcel; horas después se vivió la décima noche de una revuelta urbana que está resquebrajando el modelo francés de integración.

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La violencia callejera ha comenzado nuevamente en la noche del domingo al lunes en los suburbios parisinos y hasta el momento se han registrado 10 polícías heridos, dos de ellos graves, en un barrio al sur de París. Esta es la onceava noche en la que se registran choques entre los jóvenes y la Policía, a pesar de las declaraciones de la tarde del presidente Jacques Chirac, en las que aseguraba que la ley tendrá la última palabra y anunciaba condenas a los alborotadores.

El sábado el primer ministro francés, Dominique de Villepin, reunió de urgencia a ocho ministros para luego filtrar a través de Sarkozy un mensaje de mano dura que no logró achantar a los alboradores. El domingo, Chirac ha dado un paso al frente y ha salido de las sombras en las que llevaba resguardado varios días para convocar una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad Interior (gabinete de crisis que celebra encuentros mensuales). Además de De Villepin y Sarkozy han acudido los ministros de Defensa, Michele Alliot-Marie; Justicia, Pascal Clément; Empleo, Jean-Louis Borloo; Economía, Thierry Breton, y Educación, Gilles de Robien.

Pese a que se había filtrado a la prensa que no habría declaraciones públicas, Chirac ha señalado al fin de la reunión que "la ley tendrá la última palabra", los alborotadores "serán detenidos, juzgados y castigados", y las medidas anunciadas por De Villepin se conocerán mañana. "La prioridad absoluta [del Gobierno] es el restablecimiento de la seguridad y del orden público. La República está determinada por naturaleza a ser más fuerte que los que los que quieren sembrar la violencia o el miedo", ha añadido.

A primera hora de la tarde se había reunido De Villepin y Sarkozy con los responsables de las fuerzas del orden de los barrios más afectados. El ministro de Interior ha repetido: "Los que cometen esas acciones tendrán que rendir cuentas delante de la justicia". Poco antes, el Ministerio de Justicia había anunciado condenas de penas de cárcel de hasta un año para algunas de las personas juzgadas por estas algaradas.

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Sarkozy ha reconocido que ayer fue "una noche difícil", aunque quiso destacar que "las fuerzas del orden han mostrado mucha presencia. Lo han hecho con mucho control, lo que ha permitido evitar muchos, muchos, muchos ioncidentes". En este particular sainete de zanahoria y palo, De Villepin está encarnando al poli bueno; tras reunirse hace unos días con jóvenes de los barrios marginales y anunciar planes sociales para ir a las raíces del problema, hoy ha avanzado que en una semana tendrá lista una batería de "medidas concretas" para responder a la crisis.

Por su parte, la izquierda, en la oposición, ha arremetido hoy contra Chirac por boca del primer secretario socialista, Francois Hollande, que ha asegurado: "Querría escuchar las palabras de Jacques Chirac hoy (...) No simplemente compasión y un silencio molesto: hay que asumir sus responsabilidades".

Un bombero apaga uno de los vehículos incendiados en Les Mureaux, al noroeste de París.
Un bombero apaga uno de los vehículos incendiados en Les Mureaux, al noroeste de París.AP

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