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Un nuevo vertido tóxico obliga a cortar el agua en otra ciudad del sureste de China

Una fundición de zinc descargó aguas residuales con cadmio en un río cerca de Cantón

China se vio sacudida ayer por un nuevo desastre medioambiental. Las autoridades cortaron el martes pasado durante ocho horas el suministro de agua corriente en la ciudad sureña de Shaoguan para evitar el vertido de cadmio causado por una fundición de zinc en el Beijiang (Río Norte). Cantón, capital de la provincia de Guangdong (10 millones de habitantes) y la vecina Foshan preparan planes para asegurar el suministro de agua. El mes pasado la ciudad de Harbin, en el noreste del país, suspendió cinco días el servicio por el vertido que se produjo tras la explosión de una planta química.

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"Está confirmado que la fundición de Shaoguan descargó ilegalmente aguas residuales con cadmio durante una operación de mantenimiento de sus equipos", informó ayer el Diario de Guangzhou. El vertido incrementó los niveles del elemento metálico hasta casi 10 veces por encima del nivel de seguridad, "poniendo gravemente en peligro" la calidad del agua corriente río abajo, según dijo el Gobierno local, citado por la agencia oficial Xinhua. Shaoguan tiene medio millón de habitantes.

El cadmio se utiliza en baterías y en el recubrimiento electrolítico de metales. Una exposición prolongada al cadmio puede dañar el hígado y los riñones, provocar enfermedades de los huesos y afectar al sistema nervioso central y al inmunológico.

Aunque no ha trascendido cuándo se produjo el derrame, la televisión provincial aseguró que los responsables medioambientales locales ordenaron a la fundición -la tercera mayor de China- que suspendiera la descarga de agua en el río el pasado domingo. Las autoridades han dado orden de soltar agua de una presa situada corriente arriba con objeto de diluir la contaminación. El Beijiang es fuente de suministro de agua potable para un gran número de poblaciones de la zona norte de Guangdong

En la ciudad de Yingde, cerca de un centenar de kilómetros aguas abajo, han sido cerradas las compuertas de una presa para evitar que el tramo de agua afectada entre en la parte del río de la que se nutren algunas zonas de la aglomeración urbana, informa AFP. Mientras tanto, los obreros trabajan contrarreloj para instalar una conducción desde un embalse local, con la que proveer de agua potable a unos 100.000 vecinos. Yingde confía en no tener que cortar el suministro, ya que en caso de que el agua del río esté contaminada cuando llegue a sus puertas, podría utilizar otros afluentes que cruzan la zona. Varios camiones, incluidos 15 vehículos de bomberos, están transportando agua potable a la población.

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El 13 de noviembre, la explosión en una planta petroquímica en Jilin (capital de la provincia del mismo nombre), provocó un vertido de benceno -un fuerte cancerígeno- en el río Songhua, que obligó a cortar el agua durante cinco días en Harbin, una ciudad de 3,5 millones de almas, situada 350 kilómetros aguas abajo. El vertido alcanzó ayer la ciudad rusa de Jabárovsk (600.000 residentes).

Los dos incidentes han situado bajo los focos el grave problema medioambiental que provoca en China la política seguida durante los últimos 20 años de lograr crecimiento económico a cualquier precio. El 70% de los ríos chinos están contaminados y la lluvia ácida afecta a un tercio del territorio.

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