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Mohamed VI ordena reformas para que no se repitan los abusos a los derechos humanos

El rey marroquí evita pedir perdón por los atropellos cometidos durante el reinado de su padre

El rey Mohamed VI de Marruecos encomendó ayer reformas políticas y jurídicas para evitar que se reproduzcan los abusos en materia de derechos humanos que caracterizaron el reinado de su padre, Hassan II. El encargado de introducir estos cambios será Driss Benzekri, un ex preso político al que el monarca ha colocado al frente del Comité Consultivo de Derechos Humanos. Benzekri sostiene que con sus propuestas Marruecos "saldrá del círculo vicioso de la interminable transición" en la que está sumido desde el año 1998.

El soberano alauí pronunció ayer un discurso en el palacio real ante sus consejeros, su gobierno, los líderes de los partidos políticos, los miembros de los órganos oficiales de defensa de los derechos humanos designados por él, la cúpula militar y un puñado de víctimas, o sus familiares, de la represión de los llamados "años de plomo". Entre ellas estaba, por ejemplo, Christine Daure-Serfaty, esposa de Abraham Serfaty, uno de los más célebres opositores a Hassan II.

En su alocución, Mohamed VI reveló qué lectura hacía del informe que le entregó a finales de noviembre la Instancia Equidad y Reconciliación (IER), que también presidía Benzekri, que durante más de un año investigó esa larga etapa negra de la historia de Marruecos, desde la independencia en 1956 hasta casi finales de los noventa. Hubo entonces unos 600 muertos, según la IER, por secuestro, tortura o uso desproporcionado de la fuerza por parte de policías y gendarmes. El número total de víctimas ronda las 17.000.

La IER hizo además una serie de recomendaciones, que incluyen modificaciones de la Constitución, para impedir que Marruecos vuelva a las andadas. Preconizó, por ejemplo, que la legislación internacional en derechos humanos prevalezca por encima de la marroquí; que queden expresamente prohibidos los secuestros, las detenciones arbitrarias, el genocidio, los crímenes contra la humanidad, la tortura y cualquier trato cruel, inhumano o degradante.

El órgano que encabezaba Benzekri exigía también que sean vedadas las injerencias del Ejecutivo en el funcionamiento del poder judicial. Instó, por último, a reformar los diversos servicios de seguridad y a que sean publicados los reglamentos sobre su funcionamiento interno, proceso de toma de decisiones, modos de operar, etcétera, para poder identificar a los responsables de eventuales atropellos.

"Encargamos al Consejo Consultivo de Derechos Humanos que garantice la puesta en práctica de estas recomendaciones", afirmó Mohamed VI ante las cámaras. "Nos corresponde a cada uno de nosotros extraer las lecciones que se imponen para dotarnos de las garantías necesarias para evitar que algunos desvíos del pasado se reproduzcan", añadió.

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Otra de las recomendaciones de la IER es que el Estado marroquí presente sus disculpas a todas las víctimas y sus familiares, lo que ha provocado una gran polémica sobre quién debe hacerlo. El rey, en todo caso, no lo hizo ayer. Expresó, eso sí, toda su "simpatía" y "solicitud" hacia las víctimas o sus familiares, de los que cerca de 10.000 han sido indemnizados.

El informe de la IER, elaborado a petición del monarca, supone de hecho una censura al reinado de Hassan II durante el cual la represión alcanzó su paroxismo. Por eso sorprendió ayer que Mohamed VI se presentase como un "continuador de la misión" iniciada por su padre para promover los derechos humanos. Precisó, eso sí, que él seguía "un itinerario ejemplar".

Numerosas críticas

Pese a que la labor de la IER no tiene parangón en el mundo árabe, ha suscitado numerosas críticas en Marruecos. La Asociación Marroquí de Derechos Humanos le reprocha haber subestimado el número de víctimas. Incluso el diario L'Economiste, afín al mundo empresarial, lamentó que no dé "información sobre la suerte de Mehdi Ben Barka

[opositor secuestrado en París en 1965], las sublevaciones del Rif, los desaparecidos del conflicto del Sáhara o los nombres de los torturadores".

El soberano dio también a entender que al cumplirse medio siglo de la independencia de Marruecos, proclamada a principios de 1956, se había resuelto "equitativamente la cuestión de las violaciones pasadas". Ahora hay que consagrarse a "la promoción de los derechos económicos, sociales y culturales en beneficio de todos nuestros conciudadanos y, en especial, de aquellos que padecen la pobreza, el analfabetismo, el paro y la marginación".

El rey de Marruecos, Mohamed VI, lleva a su hijo en brazos por las calles de Fez, en abril de 2005.
El rey de Marruecos, Mohamed VI, lleva a su hijo en brazos por las calles de Fez, en abril de 2005.EFE

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