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Mohamed el Baradei, jefe de la agencia de la ONU para la energía atómica, premio Nobel de la Paz

El diplomático egipcio es director de la OIEA desde 1997

La Agencia Internacional para la Energía Atómica (OIEA), dependiente de Naciones Unidas, y su director, Mohamed el Baradei, han sido galardonados con el premio Nobel de la Paz 2005 "por sus esfuerzos para impedir que la energía nuclear se utilice para fines militares y garantizar que la energía nuclear con fines pacíficos se unas de la forma más segura posible", según ha comunicado hoy el Comité Nobel del Parlamento Noruego.

"En una época en la que la amenaza de las armas nucleares crece cada vez más, el Comité Nobel noruego subraya el hecho de que esta amenaza debe ser tratada mediante la mayor cooperación internacional posible", ha dicho Ole Danbolt Mojes, director del comité, al hacer público el premio. La agencia de la ONU especializada en la promoción de la energía nuclear pacífica se ha impuesto a otros 198 candidatos.

El galardón coincide con el 60 aniversario del lanzamiento de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. No en vano, estaban también nominadas asociaciones de supervivientes de las bombas nucleares lanzadas por EE UU en la Segunda Guerra Mundial.

El galardón, como el resto de Premios Nobel, se entregará el 10 de diciembre, aniversario de la muerte de Alfred Nobel, fundador de los premios. El premio Nobel de la Paz consta de una medalla de oro, un diploma y un cheque de 10 millones de coronas suecas (1,1 millones de euros).

Diplomático moderado

Mohamed El Baradei es un jurista con amplia carrera diplomática dentro del sistema de Naciones Unidas y en el ministerio de Asuntos Exteriores de su país natal, Egipto. Nacido el 17 de junio de 1942 en El Cairo en el seno de una acomodada familia de abogados, El Baradei está casado con una maestra de la Escuela Internacional de Viena y tiene dos hijos. El jefe de la OIEA estudió Derecho en la Universidad de la capital egipcia y pasó en 1964 al Ministerio de Asuntos Exteriores de su país. Desde allí, trabajó en las misiones permanentes de Egipto ante la ONU, tanto en Nueva York como en Ginebra, encargado de asuntos políticos, legales y de control de armas.

En 1980 abandonó el servicio diplomático de su país y fue contratado por la ONU como responsable del programa educativo de derecho internacional en el Instituto de Naciones Unidas para la Investigación.

Desde 1984 forma parte del secretariado del OIEA, organismo fundado en 1957 y con sede en Viena, donde ha ostentado una serie de altos cargos, hasta llegar a dirigirlo en diciembre 1997, sucediendo al sueco Hans Blix, del que fue su segundo. Su buen trabajo le supuso la reelección en septiembre de 2001.

Hace tres años El Baradei se convirtió en un personaje público a nivel internacional debido a las inspecciones de su organismo en Irak, previas a la invasión anglo-estadounidense de marzo de 2003. El egipcio intentó hasta el último momento, junto con Blix, jefe entonces de la UNMOVIC -la comisión de inspectores en Irak-, evitar la guerra alegando que sus inspectores no pudieron constatar que el régimen de Sadam Husein hubiera reactivado su programa nuclear.

En el litigio atómico con Irán, El Baradei también es defensor de una estrategia moderada basada en el diálogo y asegura que hasta ahora los expertos del OIEA no han encontrado pruebas de que Teherán intente hacerse con armas nucleares. El Baradei ha señalado en el pasado que una combinación de inspecciones rigurosas y diplomacia puede solucionar la crisis atómica con Irán.

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