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'Google Print' se abre a Europa

El buscador se dirige a editores de seis países para que autoricen el escaneado e inclusión de sus obras en la biblioteca digital

Por primera vez desde que el año pasado empezó a escanear libros para su biblioteca digital, el buscador más popular de Internet ha solicitado a editores de España, Francia, Italia y Alemania, entre otros, que le remitan textos que desean sean incluidos en 'Google Print'. Aunque el proyecto incluía ya obras en unos 100 idiomas -procedentes de editoriales de Canadá, EE UU y Australia-, su base de datos es fundamentalmente anglosajona, lo que motivó la puesta en marcha de una iniciativa europea similar.

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Google anunció ayer su decisión de abrir su biblioteca digital a editores europeos, lo que puede ayudar a reducir el rechazo que el proyecto generó en el Viejo Continente. 'Google Print' persigue la digitalización de un gran número de obras impresas para ponerlas luego a disposición de los internautas, con el objetivo de que puedan realizar búsquedas en los textos desde su navegador. La compañía pretende atraer así a más personas hacia su buscador y generar nuevas vías para su negocio publicitario.

Google informa que ya se ha dirigido a los siguientes editores: Grupo Planeta y Grupo Anaya en España, De Boeck y Editions De L'Eclat en Francia, Springer Science & Business Media de Holanda, la italiana Giunti Editore y Mare Buchverlag en Alemania. La apertura a otros idiomas se complementa con la traducción de la página oficial de 'Google Print' a los idiomas de estos países, unas webs donde cualquier editor puede consultar sus dudas y gestionar la inclusión o no de sus obras.

Jim Gerber, director de contenidos de 'Google Print', explica que la llamada a editores europeos es un intento de aumentar el número de obras no escritas en inglés incluidas en la base de datos. La preferencia mostrada hasta ahora por la lengua de Shakespeare fue muy criticada desde Europa, hasta el punto de que a principios de este años se propuso el lanzamiento de un servicio similar por parte de seis naciones europeas: Francia, Alemania, Italia, España, Polonia y Hungría.

La alternativa europea avanza

Los Ejecutivos de esos países, que ya colaboran en la puesta en marcha de la iniciativa, creen que dejar en manos de una empresa estadounidense la creación de este servicio Europa perdería "su posición en el futuro de la geografía del conocimiento", según comunicaron a la Unión Europea.

El comité de pilotaje para la creación de una biblioteca digital europea definió esta semana su método de trabajo en una reunión en París, en la que participaron unas 40 personas del mundo editorial, industrial, bibliotecario y de la investigación. Allí se decidió la creación de varios grupos de trabajo sobre los contenidos que deben ser digitalizados, los aspectos técnicos del proyecto y la parte financiera. La próxima sesión está prevista para la segunda quincena de octubre.

Bibliotecas y editoriales

Los recelos surgidos en Europa contra 'Google Print' no son el único problema que la iniciativa ha encontrado hasta el momento. Cuando el buscador anunció su intención de llevar a la Red millones de libros, no hizo referencia a acuerdos con editores, sino con varias grandes bibliotecas de EE UU y Reino Unido. Pero los editores consideran que Google necesita su permiso explícito para escanear las obras de su propiedad, pese a que lo que se escanee sea un ejemplar presente en bibliotecas.

La presión de este colectivo ha hecho que se dejen de añadir, por el momento, libros que no están en el dominio público mientras obtiene autorización de sus propietarios. Recientemente, el buscador anunciaba que esperaría hasta el próximo 1 de noviembre, fecha límite que tendrán los editores para decirle qué libros desean excluir de 'Google Print'. Esta decisión de Google ha animado a los europeos. "Nos da ganas de ir todavía más deprisa", según comentó el presidente de la Biblioteca Nacional de Francia y uno de los impulsores del proyecto, Jean-Noel Jeanneney, en la reunión celebrada esta semana.

No obstante, no todas las editoriales se oponen al proyecto. Algunas opinan que es positivo porque Google limita la cantidad de contenidos que pueden consultarse de una obra y ofrece enlaces a páginas web en las que el libro puede adquirirse directamente en Internet. El buscador no cobra comisiones por las ventas que pudiera generar su servicio, pero logra ingresos por medio de la inserción de publicidad relacionada con el texto en cuestión.

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