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El número de llamadas perdidas de móvil alcanza al de mensajes cortos

Ramón Muñoz

Las llamadas perdidas, aquellas con las que sólo se pretende mandar un aviso al destinatario de la llamada que no coge el teléfono, se han convertido en un fenómeno social, sobre todo entre los usuarios más jóvenes. Sólo en el pasado año, las operadoras españolas calculan que se realizaron 14.000 millones de llamadas perdidas, según datos de las compañías.

Si se tiene en cuenta que el número de minutos facturados el pasado año por las tres compañías (Telefónica Móviles, Vodafone y Amena) fue de 42.875 millones, se puede extrapolar que al menos una de cada cinco comunicaciones es una llamada perdida. No obstante, en esa cifra se incluyen también no sólo las llamadas en las que el llamante y el destinatario tienen un pacto de antemano para no completar la comunicación, sino aquellas en las que, por distintos motivos, el destinatario no descuelga su móvil sin que tampoco salte el contestador, según precisan las operadoras.

Esta cifra los coloca a la misma altura que los mensajes cortos (SMS) como vehículo de información a través del móvil. En 2004, se enviaron 12.800 millones de SMS, un 9% más que hace un año.

Usos variados

El carácter gratuito de las llamadas perdidas, frente a los 15 céntimos de euro que vale cada SMS, han hecho que se utilicen cada vez más para los más variados usos, aunque el más popular, sobre todo entre los adolescentes, es el avisar a los padres para que les llamen, y ahorrarse así el coste de llamada. Pero las llamadas perdidas tienen muchas utilidades como la de avisar a tu interlocutor de que has llegado al destino o al lugar de la cita o, simplemente, como una forma de testimoniar que se está en contacto con la pareja sentimental intercambiándose llamadas perdidas.

El fenómeno del "mándame una perdida" tiene tanto éxito social que, periódicamente, se difunde el bulo en cadenas de correos electrónicos o de SMS, advirtiendo de que las compañías cobran por estas llamadas.

Nada más lejos de la realidad. Ninguna compañía cobra por estas llamadas y todas ellas han negado siempre que estudien cobrarlas, pese a que ocupan capacidad de red y prestan un servicio a los usuarios. Si algún día lo hicieran les resultaría un negocio redondo: sólo cobrando el establecimiento de llamada (0,12 euros), las tres compañías de móviles recaudarían más de 1.370 millones de euros al año.

No obstante, esa hipótesis está casi completamente descartada sobre todo después de que el Gobierno haya aprobado el pasado viernes una modificación legislativa para impedir el redondeo, en la línea de que las compañías sólo cobren por los servicios verdaderamente prestados.

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Sobre la firma

Ramón Muñoz
Es periodista de la sección de Economía, especializado en Telecomunicaciones y Transporte. Ha desarrollado su carrera en varios medios como Europa Press, El Mundo y ahora EL PAÍS. Es también autor del libro 'España, destino Tercer Mundo'.

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