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Crítica:COMER
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Chispeante cocina de mercado asturiana

KOLDO MIRANDA, 'chef' de 29 años, integra los productos locales en su cocina ecléctica

José Carlos Capel

Desde el momento de su inauguración, en mayo de 2004, Koldo Miranda se ha sumado a la chispeante lista de jóvenes cocineros que mantienen en vilo el pulso gastronómico de Asturias. En una antigua casona a pie de carretera, remodelada con criterio, este profesional de 29 años, con un currículo interesante, trabaja de forma seria.

Son muy pocas las ocasiones en las que al hablar de cocina de mercado aquello que se pregona coincide con los hechos. En este caso la presencia del terruño se palpa por todos los lados. Hasta la despensa de esta casa llegan carnes y verduras de pequeñas aldeas y del vecino mercado de Grado. Y también, productos lácteos artesanos y pescados fresquísimos del litoral asturiano.

KOLDO MIRANDA

7. La Cruz de Illas, 20. Castrillón (Asturias). Teléfono 985 51 14 46. Cierra: domingos por la noche y los lunes. Precio medio: entre 40 y 55 euros. Menú degustación, 42 euros. Prensado de manitas sobre crema de puerros, 17,50 euros. Lubina a la parrilla con verduritas, 22,50 euros. Solomillo de 'roxa astur', 19,50 euros. Pastel de queso con manzana glaseada, 4,75 euros.

Pan ... 4

Café ... 4

Bodega ... 7

Servicio ... 7

Ambiente ... 8

Aseos ... 7

Cuestión independiente son las recetas. Ni por el fondo ni por sus formas la cocina de Miranda se ajusta a un estilo concreto. Abunda en detalles asturianos y mediterráneos con toques caseros, es contemporánea y ecléctica, de una apacible modernidad pero salpicada de detalles retro propios de los pasados años ochenta, como ratifica su pastel de pescados de roca (cabracho, barbada y golondro).

Golpes de fusión

La propia carta constituye un juego de contrastes en la que asoman detalles personales junto a fórmulas copiadas de grandes maestros. Entre los entrantes, unas finísimas manitas guisadas sobre puré de puerros; un arroz cremoso de hongos, sólo correcto, al que ennoblecen unas cigalas excepcionales, y una tarrina de foie-gras con anchoa, manzana y yogur de sidra, desafortunada versión de otra famosa de Berasategui que, en parte, desilusiona. Más que en otros apartados, los golpes de fusión se aprecian en los pescados. Algunos, incluso, con reminiscencias caribeñas. Resulta mejor de lo que aparenta el fantástico taco de corvina con puré de maíz y fondo agridulce de soja, caldo concentrado y vino de oporto. Tampoco desmerecen los lomos de salmonete sobre un refrito de col y patatas con taquitos de piña, que se montan en vertical, emulando estéticas pasadas. Con las carnes se mantiene el estilo. Hay que tener mucha valentía para acompañar una pularda con salsa de tomate, té verde, salvia y un huevo pochado con puré de setas. Conjunto barroco que funciona. Más apacible es el suculento solomillo de ternera roxa asturiana, con un punto de cocción impecable.

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Comedor superior del restaurante Koldo Miranda, en Castrillón, Asturias. Abajo, el cocinero preparando un plato.
Comedor superior del restaurante Koldo Miranda, en Castrillón, Asturias. Abajo, el cocinero preparando un plato.PACO PAREDES

DISEÑO INTERNACIONAL Y QUESOS DE ASTURIAS

EL RESTAURANTE Koldo Miranda se encuentra situado a pie de carretera, en un punto equidistante entre Avilés y el aeropuerto de Asturias. Ocupa una casona asturiana del siglo XVIII cuyas estructuras metálicas y los elementos de diseño se superponen al primitivo entramado de piedra y madera. En su interior, piezas de Antonio Citterio, Philippe Starck, Antoni Arola y otros diseñadores conocidos. Alrededor, una terraza-jardín con mesas desperdigadas, ideales para comer o cenar cuando el tiempo lo permite.A diario la casa monta menús degustación que Miranda improvisa de acuerdo con los clientes. Por 42 euros, un surtido de ocho medias raciones incluidos los postres. Con los dulces la casa mantiene la refinada complejidad de los platos salados. Sugerencias que juegan con el chocolate, las frutas, los lácteos y las especias. Resulta aceptable su versión del arroz con leche espumoso; es delicadísimo el bombón de foie-gras con praliné y mandarina, y abruma por su contundencia el pastel de pistacho con gelatina de café y yogur a la vainilla. Antes de los dulces conviene reparar en la bandeja de quesos, todos asturianos, que se sirven con nueces y dulce de manzana, y entre los que no faltan piezas de Peñamellera, Gamonedo, Afuega el Pitu, La Peral, Cabrales, Vidiago, Ovín y algunos otros.Particular interés merece su bodega, recinto acristalado que contiene una completísima selección de vinos españoles. Más de 150 referencias entre blancos, tintos, dulces y cavas, a los que se suman algunos champañas. Del servicio, bien coordinado, se ocupa la esposa de Koldo, Conchi Álvarez. Lamentablemente, el pan y el café son bastante malos.

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Sobre la firma

José Carlos Capel
Economista. Crítico de EL PAÍS desde hace 34 años. Miembro de la Real Academia de Gastronomía y de varias cofradías gastronómicas españolas y europeas, incluida la de Gastrónomos Pobres. Fundador en 2003 del congreso de alta cocina Madrid Fusión. Tiene publicados 45 libros de literatura gastronómica. Cocina por afición, sobre todo los desayunos.

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