_
_
_
_
_
Crítica:COMER
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Exquisiteces italianas en Madrid

BOCCONDIVINO reabre sus puertas tras una minuciosa renovación

José Carlos Capel

El término Boccondivino -que en italiano encierra un juego de palabras (bocado divino / del vino)- es el apodo de un reputado restaurante situado en la localidad italiana de Bra, no lejos de Turín, donde se halla la sede ideológica y económica del movimiento internacional de Slow Food. Es también el nombre que Ignazio Deias eligió para este establecimiento de cocina italiana que después de cinco años de actividad vuelve a abrir en Madrid tras una remodelación meticulosa.

En su nueva etapa, Deias ha buscado la notoriedad con una selección aún más puntillosa de las materias primas, esos productos de élite que tanto encandilan a los gastrónomos italianos. Por una cuestión de principios elabora sus risottos con la variedad carnaroli gran reserva, granos de arroz con dos años de maduración en bodega; se atreve a servir un tartar espectacular de ternera fassone, raza autóctona del Piamonte de sabor finísimo, que corta a cuchillo y aliña con un pellizco de sal sin más aderezos, y hasta importa salchichas del famoso Cinta Senese, cerdo autóctono de la Toscana del tronco del ibérico, que rocía con vino chianti.

BOCCONDIVINO

Castelló, 81. Madrid. Teléfono 915 75 79 47. Cierra: domingos noche. Precio medio por persona, entre 50 y 55 euros. Ensalada verde con perdiz, 13,50 euros. Macarrones con salchicha picante, 15,75 euros. Rabo de buey guisado con tomate, 16,50 euros. 'Panna cotta' (flan de nata) y chocolate blanco, 6,80 euros.

Pan ... 6

Café ... 6

Bodega ... 8,5

Ambiente ... 6

Aseos ... 6

Servicio ... 6,5

A pesar del origen sardo del propietario -aspecto que se aprecia en las reiteradas alusiones a la isla de Cerdeña (pastas, panes, azafrán...)-, sus especialidades rinden homenaje a distintas regiones de Italia. Recetas de base tradicional aunque moderadamente creativas, con algunos platos suculentos y otros que se quedan a medio camino. Antes de que concluya la temporada hay que solicitar dos sugerencias magníficas, la focaccia (pizza de masa esponjosa) con huevo frito y los fetuccine, que en ambos casos se rocían con abundante trufa blanca (Tuber magnatum). Son reconfortantes los macarrones con salchicha picante, aunque adolecen de exceso de grasa, y dan la talla con creces sus arroces, como ratifica el risotto al azafrán con salchichas al hinojo.

Por el contrario, la casa patina con algunos entrantes: la albóndiga de bacalao con salsa de tomate pasa sin pena ni gloria, y la crema de alubias con carabineros y mollejas de ternera (no de buey, como indica la carta) constituye un conjunto descompensado. Entre los platos de carne, un correcto rabo de vaca estofado, o las famosas salchichas de cerdo Cinta Senese: sabrosas, pero con más sal de la cuenta.

Comedor del restaurante Boccondivino, en Madrid.
Comedor del restaurante Boccondivino, en Madrid.SANTI BURGOS

Boletín

Las mejores recomendaciones para viajar, cada semana en tu bandeja de entrada
RECÍBELAS

500 REFERENCIAS DE VINO ITALIANO

BOCCONDIVINO presenta un ambiente más atractivo que antaño,a pesar de que su estética, algo retro, no está exenta de detalles cursis y trasnochados. A la entrada, dentro de un espacio acristalado, se encuentra la bodega, en la que se alinean centenares de botellas de distintas regiones de Italia, el mejor listado de marcas transalpinas existente en España. Más de 500 referencias de todas las regiones, categorías y precios, entre las que figuran marcas rutilantes junto a vinos de diario y vinos dulces ideales para los postres. Y como complemento, una aceptable selección de vinos españoles.El aspecto gastronómico más interesante de esta casa se concentra en el Diario del Boccondivino, extracto de platos del día y pequeñas exquisiteces de mercado que varían constantemente en función de los productos que recibe de Italia. Entre ellos, chacinas variadas como el cotizado culatello di Zibello (corazón del jamón), que se corta en lonchas finísimas; la mocetta de buey, una suerte de cecina picante; el salame di Mortara (salchicha cocida de oca); el salame del Piamonte a la trufa negra, o el salame de Felino, pueblo de Parma famoso por su salchichón de cerdo.La peor cara de su oferta aparece en el capítulo goloso. Todos sus helados y sorbetes (chocolate y aceite de oliva, queso mascarpone, mentay chocolate) son bastante malos,al tiramisú le falta gracia, el pastel helado de moscatel con frutade la pasión no es de recibo y el denominado momento Italiano (helado de café con espuma de tabaco)no entusiasma demasiado. Se salvael panettone con sabayón de vino dulce, postre típico navideño.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

José Carlos Capel
Economista. Crítico de EL PAÍS desde hace 34 años. Miembro de la Real Academia de Gastronomía y de varias cofradías gastronómicas españolas y europeas, incluida la de Gastrónomos Pobres. Fundador en 2003 del congreso de alta cocina Madrid Fusión. Tiene publicados 45 libros de literatura gastronómica. Cocina por afición, sobre todo los desayunos.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_