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Reportaje:CITAS | EL VIAJERO HABITUAL

Playa en el nido de los zepelines

Palmeras y calor en un complejo artificial a una hora de Berlín

Cuando la luz invernal lo invade todo, entre Berlín y Dresde se puede tomar un antidepresivo exótico: visitar Tropical Islands. Un malayo, Colin Au, creó un refugio para quienes sueñan con una vida paradisíaca, con sol, playa y calor. Su sueño, nutrido por la historia de Robinson Crusoe, inspiró la creación de esta burbuja artificial a 60 kilómetros de Berlín y 100 de Dresde. Abrió este experimento turístico hace un año en un hangar de 66.000 metros cuadrados de superficie construido, originalmente, para fabricar y albergar zepelines.

El trópico a la vuelta de casa, proyectado para quienes se ven obligados a aguantar el gris noreuropeo, requiere poco tiempo y poco dinero, y, lo que es más importante en tiempos de Wilmas, Ritas y otras ominosas tormentas: ofrece seguridad climática.

Tras un viaje en tren de unos 50 minutos desde Berlín Alexanderplatz, aparece la estación del pueblo de Brand. Tras los copos de nieve se esconde un edificio típico de los años treinta, mientras un puñado de viajeros avanza en busca de la isla tropical que tanto anuncian en los medios. Un autobús sirve de shuttle gratuito.

Una nave en un paisaje rudo

El recorrido lleva por un bosque de abetos, también muy alemán. De repente se eleva, a lo lejos, un gigantesco torso con contornos redondeados. Mide 366 metros de largo, 213 de ancho y 100 de alto. Aquel monstruo solitario que parece haber aterrizado como una nave espacial en un paisaje rudo y hostil acoge a sus visitantes con una temperatura que oscila entre 25 y 28 grados, una playa de 80 metros de longitud con 850 tumbonas, aguas claras, orquídeas, palmeras y otras plantas seleccionadas por botánicos, 500 en total, que normalmente crecen en diferentes regiones tropicales del mundo, árboles de hasta 14 metros de alto y comida exótica.

No falta ni siquiera una catarata y una laguna de Bali. Con una temperatura de 31 grados, ésta es aún más caliente que el mar del pacífico sur frente a la playa, del otro lado de la selva. Una calefacción subterránea y radiadores instalados a 40 metros de altura garantizan una temperatura constante en todo el complejo. Tan sólo la calefacción cuesta tres millones de euros por año. "Despilfarra energía", comentan los más críticos sobre Tropical Island.

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El autobús para delante de una entrada que en nada se distingue de las entradas de piscinas públicas. Hace un año sorprendía la oscuridad de la que huye quien viaja en invierno a destinos tropicales. Ahora se ha mejorado la iluminación: se sustituyeron parcelas del techo por ventanales y cuando oscurece aumenta la luz artificial hasta que se oculta el sol.

Desde una de las tumbonas en la playa, una proyección virtual simula el atardecer. Después arranca el espectáculo sobre un gran escenario de 140 por 50 metros. Un grupo de artistas tras otro, de Polinesia, África y Suramérica, interpretan danzas y músicas típicas de esos países. Algún que otro brandemburgués se disfrazó de indio o africano para completar el carnaval que observa el público desde cierta distancia, con aire de diversión y cerveza en mano.

Si no basta con la belleza radiante de las bailarinas chinas al lado de la zona gastronómica, los brasileños con perfectos cuerpos musculosos sirven caipiriñas. En Tropical Island se puede dormir en medio de la playa, en tiendas de campaña, o disfrutar del paquete marajá por un día, con bienvenida hawaiana, un banquete con siete platos, espacio vip para ver las atracciones y visitas guiadas personales. Para el resto, fiestas, cursos de yoga y aeróbic, partidos de voleibol y masajes relajantes.

Tropical Island Resort. En Krausnick (www.my-tropical-island.com; 49 354 77 60 50 50). La entrada, de lunes a viernes, cuesta 18 euros para adultos y la mitad para niños. El fin de semana, 25 euros, y los niños, la mitad. También se pueden reservar entradas que incluyen alojamiento en tienda de campaña en la playa. Entre semana cuesta 34,50 euros con desayuno, y 59,50 euros la pensión completa. En fin de semana, la noche en tienda cuesta 41,50 euros, y 66,50 con pensión completa.

La playa de 80 metros del Tropical Island <i>Resort,</i> a 60 kilómetros de Berlín, se aloja en un antiguo hangar de zepelines.
La playa de 80 metros del Tropical Island Resort, a 60 kilómetros de Berlín, se aloja en un antiguo hangar de zepelines.ARND WIEGMANN

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