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Reportaje:

El petróleo pone a prueba los beneficios

La alta cotización del Brent beneficia a Repsol YPF, Cepsa y Gas Natural, y perjudica a Iberia, Logista y las eléctricas

El petróleo Brent, el que consumimos en Europa, se mueve en las últimas semanas en torno a los 70-75 dólares por barril, unos 30 por encima de las previsiones adelantadas por instituciones y empresas en diciembre pasado. La escala del crudo está afectando ya negativamente a las cuentas de algunas empresas, aunque su impacto real no lo conoceremos hasta que se hagan públicos en julio los resultados del segundo trimestre del año. Aerolíneas, empresas de transporte por carretera, grupos de logística, navieras, eléctricas, fabricantes de plásticos, fertilizantes y de algunos otros productos químicos, agricultores e industria agroalimentaria... son algunas de las compañías y de los sectores golpeados por el encarecimiento energético. Una situación que, por el contrario, impulsa los beneficios de otras compañías del Ibex 35 como Repsol, Cepsa o Gas Natural.

Aerolíneas, transporte por carretera, eléctricas, químicas y agricultura son algunos de los sectores golpeados por el encarecimiento energético
Iberia, Spanair y Air Europa han introducido este mismo mes una nueva subida en el recargo por combustible que cobran a sus clientes
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Todas las empresas y los consumidores sufren también, en general, en sus cuentas y en sus ahorros los efectos de la escalada del crudo. En España, por ejemplo, el precio medio del gasóleo de automoción registró el miércoles un cuarto récord consecutivo, según datos del Ministerio de Industria, y se situó en 0,996 euros por litro (un incremento del 8,4% desde enero). También las gasolinas se situaron en máximos. La sin plomo de 95 octanos, que es la de mayor consumo, se ha encarecido un 11,7% en 2006 y la sin plomo de 98 octanos, un 10,5%.

Al encarecimiento del crudo, en el caso de gasóleos y gasolinas, se suma en España la falta de transparencia y de competencia en los precios que se cobran al usuario en las gasolineras, pese a llevar un lustro liberalizado el sector. Este mismo viernes ha trascendido una resolución del Tribunal de Defensa de la Competencia obligando a Repsol YPF a dejar libertad a las estaciones de servicio "de manera inmediata" para fijar los precios de los carburantes. Un requerimiento que viene coleando desde 2001, tras una denuncia de la Asociación de Propietarios de Estaciones de Servicio (APES), y que a partir de ahora se refuerza con la imposición diaria de una multa de 3.000 euros a Repsol hasta que finalmente lo acate.

Entre tanto, 4.000 gasolineras están convocadas a un cierre patronal el próximo día 25 por la Confederación Española de Estaciones de Servicio para presionar a las petroleras y exigir a la Administración una mayor competencia en el sector.

Algunos sectores económicos ya se han empezado a movilizar, como es el caso de los agricultores. La Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja) acordó el martes solicitar una entrevista urgente a la ministra de Agricultura, Elena Espinosa, para trasmitirle su preocupación por el fuerte incremento del precio del gasóleo. Pescadores y transportistas también estudian reclamar a la Administración medidas paliativas. Y el presidente de la Federación Empresarial de la Industria Química (Feique), Francisco Belil, reclamó el jueves en Huelva que no se descarte la energía nuclear como alternativa a los carburantes fósiles para reducir la excesiva dependencia de las empresas químicas españolas del precio del petróleo y de la inestabilidad política de los países que lo producen.

La CEOE también ha advertido, en un informe de coyuntura, que la subida del precio del petróleo puede generar más paro e inflación. Las empresas, dice el informe, inicialmente "asumen la subida de los costes derivados del alza del precio del crudo como algo temporal que cargan a su cuenta de resultados, experimentando una contracción de los beneficios". Posteriormente, agrega la CEOE, si la reducción del excedente empresarial se revela duradera, "las disponibilidades de inversión y, por tanto, de empleo futuro se reducen". Por fin, y en un tercer momento, dadas las exigencias de rentabilidad del capital global, "las empresas intentan trasladar a precios los mayores costes, de forma que la combinación de ambos efectos acaba creando paro e inflación en la economía".

Empresas de transportes de viajeros por carretera, como las españolas Alsa o Auto Res, están viendo también seriamente comprometidas sus cuentas de resultados. El gasóleo representa el 20% de sus costes y llenar el depósito de uno de sus autobuses (unos 400 litros de gasóleo) cuesta hoy casi un 8,5% más que en enero. Y llueve sobre mojado, porque el precio del gasóleo se incrementó en promedio un 12,1% en 2005 y un 19,7% en 2004. Además estas compañías al operar en régimen de concesión administrativa no pueden repercutir libremente esa alza imprevista de costes sobre el precio que paga el viajero, salvo autorización administrativa, por lo que en caso contrario ha de ser absorbido con cargo al margen de beneficio. Los incrementos de tarifas se autorizan, sin embargo, en función de la inflación prevista y rondan el 3%.

Las aguas también empiezan a estar encrespadas entre las más de 22.000 pequeñas empresas y cooperativas afiliadas a la patronal de transporte de mercancías Fenadismer. Y empresas de los sectores de logística y distribución, como Santos o Logista, la filial de Altadis, empiezan a sufrir en sus costes y en sus resultados los mayores costes del petróleo y del transporte.

Peor aún es la situación del transporte aéreo. El sector, tras perder 36.393 millones de euros entre 2001 y 2005, se las prometía felices en 2006 y 2007 de acuerdo con los pronósticos hecho públicos hace un mes, y hoy totalmente desfasados por la escalada del crudo, por la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA). Las españolas Iberia, Spanair y Air Europa han introducido este mismo mes una nueva subida del recargo por combustible que cobran a sus clientes con el objetivo de paliar el impacto que en sus cuentas ejerce el persistente encarecimiento del petróleo. IATA, que va a revisar de nuevo sus previsiones, ha reconocido que cada dólar que sube la cotización del crudo, los costes para esta industria se incrementan en unos mil millones de dólares. Iberia, que es una de las compañías más afectadas, consume unos 50 millones de litros de queroseno a la semana y el combustible es su segundo capítulo en importancia, tras el de personal, en gastos.

La otra cara de la moneda de los efectos del encarecimiento del petróleo, entre empresas españolas, la presentan Repsol, Cepsa, Gas Natural y, como excepción entre las eléctricas, Unión Fenosa. Las petroleras van a lograr de nuevo resultados históricos este año gracias a los precios del crudo y a unos muy jugosos márgenes en refino. A Repsol YPF, según estimaciones de algunos analistas, un dólar de variación en el precio del barril Brent le supone una oscilación de algo menos de 50 millones de dólares en sus resultados operativos.

A Gas Natural, hegemónica en el mercado doméstico y en el industrial, tampoco le va mal con el incremento del precio del crudo al que suelen referenciarse los precios del gas.

Trabajadores iraquíes se esfuerzan en mantener en servicio un oleoducto cercano a la refinería de Belji.
Trabajadores iraquíes se esfuerzan en mantener en servicio un oleoducto cercano a la refinería de Belji.AP

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