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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Contar la guerra

Antonio Elorza

Helen Graham era conocida ya entre nosotros por su excelente trabajo sobre el socialismo español en la Guerra Civil. Ahora nos presenta el fruto de un difícil empeño: conseguir una explicación de la guerra del 36 que en menos de doscientas páginas aúne las aportaciones de su propia labor investigadora, el estado de la cuestión en el tratamiento de los temas más polémicos y una forma expositiva que haga todo ello accesible al público. Graham asume la exigencia de analizar las causas de la guerra desde una perspectiva propia, con una doble voluntad de revisión crítica y de planteamientos originales.

El resultado de todo ello es un pequeño gran libro. Claro, preciso y con apuntes interpretativos que vienen a anular tópicos consolidados o a confirmar la visión democrática de la crisis, últimamente tan erosionada. Es lo que ocurre con la explicación de un protagonismo militar cuyo corporativismo hace arrancar acertadamente del final del imperio y que es por fin activado desde los sectores contrarios al nuevo régimen: "Lo que acabaría armando el golpe militar de julio de 1936 fue el surgimiento y desarrollo de la oposición política a las reformas republicanas en los sectores civiles de la sociedad española". Una notable introducción al conocimiento de la guerra, que destaca en el marco de una serie de intentos de reescribir con rigor e imaginación tanto esta guerra, la nuestra, como la que vino luego.

BREVE HISTORIA DE LA GUERRA CIVIL

Helen Graham

Traducción de Carmen Martínez Gimeno

Espasa. Madrid, 2006

211 páginas. 8,17 euros

Más centrado en los prolegómenos que en la propia contienda, Rafael Cruz acaba de publicar en Siglo XXI En el nombre del pueblo, cuyo contenido aparece de forma más clara en el subtítulo: República, rebelión y guerra en la España de 1936. Como en el caso de Helen Graham, Cruz inició sus trabajos sobre los años treinta con una valiosa investigación monográfica sobre un partido obrero, en este caso el comunista a lo largo de la II República. El principal atractivo del libro reside en el enfoque innovador, en el cual convergen el análisis del proceso político en torno al concepto de ciudadanía, el de las formas de violencia, la aportación sociológico-política sobre las reacciones de los grupos sociales y de la opinión pública y, en fin, la perspectiva comparativa con procesos similares de nuestro entorno. Tiene asimismo el aliciente de ofrecer un relato fluido que, sin embargo, contribuye a poner de manifiesto el punto débil del trabajo: la voluntad de narrar sobrevuela más de una vez las exigencias de análisis más detallados, dando lugar a insuficiencias y vacíos, como sucede en el tratamiento del anarcosindicalismo, del catolicismo político, del fascismo convertido de verdad en "el ausente" (con confusiones en el índice onomástico entre Primo padre e hijo) y de la propia gestación del golpe militar.

No falta en el repertorio de novedades la guerra de espías, representada por El enigma del almirante Canaris (Crítica), una biografía política del jefe del espionaje alemán bajo Hitler, obra del periodista británico Richard Bassett. El libro trata con frecuencia de España y ofrece una imagen sugestiva del pequeño marino que, a juicio de Bassett, y de acuerdo con versiones anteriores, incluida la cinematográfica de los años cincuenta, habría sabido desarrollar al mismo tiempo una eficaz labor en calidad de jefe de espías de Hitler, y un trabajo sordo de buscar contactos, singularmente con los servicios británicos, para frenar la agresividad del Führer, y llegado el caso proceder a su eliminación. Canaris era un anticomunista visceral, pero también un alemán preocupado porque el expansionismo de su país no llevara a otra catástrofe peor que la ocurrida en 1918. De lo primero da fe, si creemos al biógrafo, su convencimiento de que la España de 1936 estaba a punto de convertirse en un país comunista por designio de Stalin.

Canaris recomendó a Hitler un apoyo inmediato a Franco, si bien luego, otra vez según Bassett, sus informaciones filtradas a Franco fueron decisivas para la actitud elusiva del dictador español en Hendaya. Insistimos en el cauteloso "según", porque la reseña de una cordial entrevista de Franco y Canaris en Salamanca, en octubre de 1936, contiene más de un despropósito: mal podían estar llegando "cincuenta mil voluntarios dispuestos a ingresar en las formidables Brigadas Internacionales" un mes antes de atacar Madrid, habiendo alterado ya el equilibrio militar. El desliz es de tamaño tal que arroja una sombra de desconfianza sobre el resto de la biografía.

De manera que, a pesar de su

voluntad de divulgación, resulta mucho más fiable y atractivo el estudio de Laurence Rees, Guerra de exterminio, publicado asimismo por Crítica. Convertido en excelente serie documental que acaba de llegar a nuestra pequeña pantalla, el libro añade al guión reflexiones muy pertinentes sobre las personalidades políticas de Hitler y de Stalin, arrojando luz sobre las respectivas formas de dirigir la guerra en el enfrentamiento de 1941-1945, así como sobre las características de una contienda singularmente inhumana. No vendría mal que algo parecido llegara a hacerse sobre la guerra de España.

Un grupo de monjas saluda brazo en alto desde un camión a la gente congregada en Madrid, recién terminada la Guerra Civil.
Un grupo de monjas saluda brazo en alto desde un camión a la gente congregada en Madrid, recién terminada la Guerra Civil.ALFONSO, VEGAP 2006

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