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Interior investiga si son de ETA cartas de extorsión llegadas tras el alto el fuego

La patronal navarra revela la existencia de las misivas, de las que Confebask no tiene constancia

El Ministerio del Interior investiga la existencia, origen y fecha de dos supuestas remesas de cartas de ETA, una reclamando el impuesto revolucionario a empresarios y la otra invitando a industriales "afines" a colaborar con la causa. La existencia de las misivas, recibidas tras el alto el fuego, fue revelada por el presidente de la Confederación de Empresarios de Navarra, José Manuel Ayesa, a El Diario de Navarra. Sin embargo, Interior sólo tiene constancia de la llegada de cartas "amistosas", en las que ETA "invita" al sostenimiento económico de la banda.

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La existencia de al menos tres cartas recibidas por empresarios navarros fue constatada ayer por los servicios antiterroristas. Las misivas, de cuatro párrafos, arrancan con la frase "agur terdi", algo así como "saludos cordiales". Los escritos se enviaron, según fuentes antiterroristas de Madrid y Vitoria, a personas que la banda considera afines o próximas, para que ayuden al sostenimiento económico de ETA. Ayesa asegura que las cartas, "más que exigir, invitan a participar en el proceso de paz con una contribución económica".

Las cartas llevan fecha de marzo, sin día concreto. Habitualmente, las cartas son enviadas a mes vencido, es decir, que si llevan fecha de marzo tendrían origen en febrero. Las fuentes consultadas aseguran que su fecha de envío -antes de su llegada al correo ordinario- es "de la primera quincena de marzo". Es decir, que habrían partido antes del alto el fuego, anunciado el día 22 y concretado el 24. Ayesa considera que el envío es posterior al anuncio. En cualquier caso, el remitente sabía de sobra que llegarían a su destino ya con el alto el fuego en marcha.

Interior está investigando si esas cartas "son o no legítimas", es decir, si efectivamente proceden de ETA, la fecha del envío, cuántas se habrían echado al correo y quiénes las habrían recibido. Las fuentes citadas añaden que, hasta ayer por la tarde, ningún empresario navarro ni vasco había presentado denuncia por estos hechos, aunque al menos uno sí habría hecho "una consulta" a la Guardia Civil.

Misivas amenazantes

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Ayesa asegura que otros empresarios han recibido cartas de extorsión con amenazas. Ni la policía ni la Guardia Civil tenían constancia anoche del envío de nuevas cartas amenazantes. Además, subrayan que, sin la presión de los atentados o de la lucha callejera (kale borroka), pocos pagarán. Ayesa le contó ayer a la policía que sólo había visto una carta de este tipo, de formato antiguo y de marzo. Al ser preguntado por la fecha de la carta, dijo "el viernes, día 5". Ninguno de los cuatro meses de este año tiene un viernes, día 5.

La patronal vasca Confebask, que preside Miguel Lazpiur, señaló que no tiene constancia del envío de nuevas cartas y que los empresarios de Euskadi están "tranquilos" porque se sienten "arropados por las instituciones". "Tanto por las manifestaciones del presidente del Gobierno como del lehendakari, los empresarios entienden que el cese de la extorsión está incluido en el alto el fuego", dijo un portavoz empresarial.

Tampoco al Círculo de Empresarios, dirigido por Alejandro Echevarría, le consta que se mantenga la extorsión. Un portavoz advirtió de que esa práctica "sería incompatible con un escenario de paz". El presidente de la patronal Navarra, mientras tanto, insistió en que las cartas suponen una forma más de terrorismo, y pidió al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que tenga en cuenta su existencia "antes de decidir, que valore la continuidad de la extorsión a la hora de negociar".

La mera existencia de cartas de extorsión posteriores al alto el fuego, si se confirma, sería un serio obstáculo para el proceso del fin del terrorismo. El Gobierno ya ha advertido de que la inexistencia de la extorsión es un requisito indispensable en la verificación de las intenciones de ETA. Pero la denuncia de Ayesa llevó ayer a los dos grandes partidos de la oposición en Euskadi, el PSE y el PP, a valoraciones muy diferentes.

El PP dio por hecho que con estas cartas "ETA desmiente su intención de disolverse", según su secretario general, Carmelo Barrio. Éste estimó que "cada carta de ETA es un atentado", y cuestionó el informe del CNI, realizado a los 15 días del alto el fuego, acreditando la inactividad etarra. Barrio se preguntó: "¿Qué fiabilidad tiene el citado informe ahora que sabemos que la extorsión no ha cesado?".

Más prudente, el responsable de Seguridad y Justicia del PP, Ignacio Astarloa, reclamó al Gobierno que aclare "en horas cuál está siendo el sistema de financiación de ETA" y si se están "produciendo y manteniendo fenómenos de extorsión o innovando con el eufemismo de las aportaciones voluntarias". A su juicio, se están, encendiendo "demasiadas luces rojas" en relación con el alto el fuego.

El PSE mantuvo una actitud más cautelosa, aunque sus portavoces coincidieron en que si se verifica que las cartas son de la banda y han sido enviadas tras el alto el fuego, no se iniciará el diálogo con ETA. El secretario general del PSE en Guipúzcoa y vicepresidente del Parlamento, Miguel Buen, y el portavoz, José Antonio Pastor, coincidieron en que las misivas supondrían el incumplimiento del requisito de cese total de la violencia. "No se darían las condiciones para seguir adelante", dijo Buen. Pastor llamó a "quitar alarmismo" y a tener "cautela", sugirió que las cartas podrían "no ser de ETA" y subrayó que si se demuestra que se enviaron tras el alto el fuego, "sería una mala noticia".

Tres encapuchados de ETA anuncian el alto el fuego permanente, que entró en vigor el 24 de marzo.
Tres encapuchados de ETA anuncian el alto el fuego permanente, que entró en vigor el 24 de marzo.EITB

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