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La reforma del Estatuto de Cataluña

Maragall afirma que España progresa al reconocer a Cataluña como nación

Seis consejeros del PP replican en el Senado que el Estatuto catalán es "egoísta e insolidario"

Otra vez el choque sobre los términos "nación" y "realidad nacional" aplicados a Cataluña polarizaron el debate sobre la reforma de su Estatuto, que ayer superó el veto planteado por el PP en el Senado. El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, afirmó que el sentimiento nacional "es un clamor" en Cataluña y que, al reconocerlo en el Estatuto, España "gana en estabilidad, en realismo" y garantiza su "progreso como realidad plural". El debate en la Cámara alta se convirtió en un choque frontal entre los grupos que apoyan la reforma y el PP, que no obtuvo el apoyo de ningún otro partido.

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La Comisión General de las Comunidades Autónomas es el único foro parlamentario español donde pueden utilizarse todas las lenguas del Estado. Por esta razón, el de ayer fue un debate multilingüe, con intervenciones en catalán y castellano y, menos, en gallego y euskera. Todos los oradores catalanes, salvo los del PP, eligieron el catalán.

Esta Comisión General tiene además la particularidad de que en ella pueden intervenir los representantes de los Gobiernos autónomos que lo deseen. El PP anunció meses atrás que los presidentes de las comunidades gobernadas por este partido acudirían a la sesión de ayer para oponerse a la reforma del Estatuto catalán. A última hora delegaron en sus consejeros. Los únicos presidentes autonómicos que acudieron fueron el catalán Pasqual Maragall y el cántabro Miguel Ángel Revilla.

Maragall defendió el proyecto como una "afirmación positiva de la realidad nacional catalana en el marco constitucional", como una "ampliación y refuerzo del autogobierno" puesta al servicio de los ciudadanos "sin dar la espalda a España ni a nadie".

Tras él, Revilla apoyó la reforma. También intervinieron cinco consejeros de los Gobiernos de La Rioja, Emilio del Río; Murcia, Fernando de la Cierva; Comunidad Valenciana, Esteban González Pons; Islas Baleares, Francisco Fiol, y Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, todos del PP. Los consejeros descalificaron la propuesta con acusaciones de insolidaridad y egoísmo, de romper la igualdad y la solidaridad entre españoles, vaciar al Estado de contenido y romper el consenso constitucional.

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Estas descalificaciones estuvieron acompañadas por acusaciones al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y al PSOE de manipular y engañar a los españoles para favorecer a Cataluña. Y de estar "empeñado" en que Cataluña "sea una nación al margen de España". El valenciano González Pons sentenció que, contra lo aceptado por los socialistas en los Estatutos de Cataluña y Andalucía, "no caben" realidades nacionales "una dentro de otra". La fórmula "realidad nacional", dijo, "es un eufemismo que persigue contentar a todos", pero que a medio plazo "creará problemas".

Los diputados de la delegación del Parlamento catalán respondieron con dureza. El presidente del Grupo de CiU, Artur Mas, replicó al PP que no debería criticar la realidad nacional catalana, "porque gracias a este sentimiento nacional existe hoy el Estado de las Autonomías". Sin un fuerte sentimiento nacional en Cataluña y el País Vasco, afirmó, "España sería hoy como Francia, pero peor".

Mas afirmó que se había sentido "ofendido" por las acusaciones del PP: "No es verdad que haya privilegios ni insolidaridad. Lo que pedimos es un trato mínimamente equivalente". La diferencia entre la vía valenciana y catalana, señaló, es que la primera consiste en reclamar lo que tengan los demás, mientras la segunda consiste es "decir lo que queremos porque somos mayorcitos para saberlo".

No menos contundente fue la diputada socialista catalana Manuela de Madre, que inscribió el debate sobre el veto presentado por el PP en "la campaña de falsedades y manipulaciones" con la que "han intentado enfrentar a los pueblos de España".

El presidente de ERC, Josep Lluís Carod, expresó su "horror" por el "rosario de tópicos y prejuicios" que representaban a "la España rancia que no tiene ningún atractivo para los catalanes". Lo más significativo de la intervención de Carod, no obstante, fue que anunció el voto contra el veto del PP, es decir, a favor del Estatuto, pese a que su partido lo considera del todo insuficiente. "Aunque no estemos de acuerdo con el Estatuto, la discrepancia por la discrepancia es otra cosa", afirmó.

También el presidente de Iniciativa Verds, Joan Saura, cargó contra el PP y recordó que las comunidades gobernadas por el PP están reformando sus estatutos. "Es una pena que el PP no quiera el consenso del Estatuto", dijo. Los argumentos en contra que se dan, añadió, "son los de la derecha en el debate de 1979".

El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, saluda en el Senado al líder del PP en Cataluña, Josep Piqué.
El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, saluda en el Senado al líder del PP en Cataluña, Josep Piqué.LUIS MAGÁN
El líder de Convergència i Unió, Artur Mas (izquierda), dialoga con el senador del PP Juan José Lucas (centro) y con el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla,  en el Senado.
El líder de Convergència i Unió, Artur Mas (izquierda), dialoga con el senador del PP Juan José Lucas (centro) y con el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, en el Senado.LUIS MAGÁN

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