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Maragall insiste ante Montilla en que el PSC debe tener grupo parlamentario propio en el Congreso

El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, desempolvó de nuevo una vieja idea que tanto nerviosismo provoca en las filas de su propio partido, el Partit dels Socialistes (PSC), y sobre todo en el PSOE. Ayer, en el habitual encuentro veraniego en la localidad gerundense de Vilopriu, Maragall exhortó a sus compañeros socialistas a convertir el partido en lo que Jordi Pujol denominaba "pal de paller", es decir, en una formación aglutinadora del catalanismo político, tanto el que representa a Convergència i Unió como a Esquerra Republicana. Para conseguirlo, aseguró, el PSC debe recuperar en el Congreso el grupo parlamentario que perdió en 1981, en un cambio del reglamento de la Cámara tras el golpe de Estado del 23-F.

La propuesta ya la lanzó ante un Consejo Nacional del PSC en junio de 2004, y lo cierto es que no despertó demasiadas alegrías. Incluso desde los socialistas catalanes se le recordó que esta no era una prioridad para el partido. Primero, porque ello requiere un cambio en el reglamento del Congreso y, segundo, porque dejaría al PSOE como el segundo grupo de la Cámara, por detrás del Partido Popular.

Pero ayer, la reclamación de Maragall tenía mayor relevancia porque la pronunció ante el que será el presidenciable del PSC en las elecciones del 1 de noviembre, el ministro de Industria, José Montilla, poco partidario de esta idea. Y a juicio del presidente, si el PSC es capaz de representar al catalanismo transversal, también debe hacerlo en Madrid. "Lo que no podría ser es que el nombre de Cataluña en España y Europa lo tuviesen los que representan una determinada Cataluña, que no es toda Cataluña, justamente", manifestó el presidente catalán, en referencia a Convergència i Unió. Una opinión que ha expresado en anteriores ocasiones con un cierto tono de crítica incluso contra el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de quien dijo que a veces confunde Cataluña con CiU.

Mientras el actual presidente desgranaba un discurso preferentemente de carácter ideológico sobre el catalanismo, Montilla apelaba a dejar a un lado todos los elementos identitarios y las reivindicaciones de carácter nacionalista y apostar por las políticas sociales.

Montilla reivindicó la necesidad de cambiar "las políticas estériles y victimistas de 23 años de catalanismo conservador de Jordi Pujol (...), siempre preocupadas sólo por la identidad abstracta y despreocupadas de la realidad social".

No obstante, el candidato socialista reconoció que "quedaban cosas por reivindicar", pero precisó que "ahora los catalanes tienen derecho a un Gobierno que en primer lugar garantice que el potencial del autogobierno se ponga al servicio de la gente". Por si quedaba alguna duda de la consideración que el nuevo Estatuto merece a Montilla, éste proclamó que es necesario decir "alto y claro que tenemos Estatuto para muchos años".

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"Nadie entendería que ahora", agregó, "en vez de ponernos a trabajar con herramientas nuevas, empezásemos a especular sobre qué podríamos hacer con otras", en una crítica velada a las posiciones de Esquerra Republicana, que votó en contra del Estatuto.

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