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PNV y PSE mantienen contactos con Batasuna pese al bloqueo y la 'kale borroka'

Luis R. Aizpeolea

Los dos principales partidos vascos, pese a la kale borroka, han proseguido los contactos discretos con Batasuna, el último esta misma semana, para avanzar hacia la mesa de partidos. Tanto el Partido Nacionalista Vasco como el Partido Socialista de Euskadi han manifestado a Batasuna que este preacuerdo (de metodología y contenido) está condicionado al cese previo de la violencia y a su legalización. Estos contactos y la información que recibe el Gobierno de ETA, aunque sus negociaciones están bloqueadas, hacen pensar a los partidos vascos que, aunque el momento del proceso es muy delicado, no corre ahora riesgo de ruptura. Pero las próximas semanas, hasta fin de año, serán decisivas para su evolución.

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Los contactos entre los partidos vascos para avanzar hacia la mesa de partidos no se han paralizado, pese a la reaparición de la kale borroka. En este sentido, el PNV y el PSE defienden la autonomía del debate político respecto de la violencia de ETA. "Sólo faltaba que parásemos nuestros debates porque ETA decide mantener alguna actividad. Pero también es cierto que para que haya preacuerdo con Batasuna debe desaparecer la violencia y para su presentación, Batasuna debe ser legal", dicen portavoces del PNV y PSE.

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Estos debates han abordado, muy recientemente, las relaciones entre Navarra y Euskadi. PNV y PSE están dispuestos a explorar el intento del Gobierno efímero del socialista Javier Otano, de 1995, de crear un órgano común permanente entre la comunidad vasca y la navarra, con capacidad de propuesta. Batasuna pretende dotar al órgano común de capacidad legislativa, que sería tanto como proponer un parlamento común, a lo que se oponen PNV y PSE. Cualquier propuesta sobre Navarra tendría que contar, también, con el apoyo de los partidos navarros.

A esta cuestión se refería el líder de Batasuna, Arnaldo Otegi, el viernes, cuando declaró que una "aproximación suficiente" sobre la territorialidad desbloquearía el diálogo. El planteamiento de Batasuna sobre Navarra es una muestra del endurecimiento de sus posiciones sobre el proceso, desde sus planteamientos anteriores al verano, según perciben el PNV y PSE.

Los partidos vascos explican la radicalización de Batasuna en que el proceso no ha evolucionado de acuerdo con sus expectativas. Por una parte, están los problemas judiciales con que Batasuna se ha topado y que les impide funcionar con normalidad.

También cuenta que tras el alto el fuego de ETA, Batasuna no ha logrado la movilización en sus filas ni el efecto mediático de la tregua de 1998. Tampoco está logrando en el debate para la mesa de partidos el apoyo del PNV, de Josu Jon Imaz, a sus tesis. Batasuna se siente aislada ante lo que percibe la existencia de un eje PNV-PSE en el entendimiento del proceso, en claves como supeditar los compromisos políticos al cese de la violencia de ETA.

La principal preocupación del Gobierno, así como del PSE y PNV, además del mantenimiento de la kale borroka, radica en la actitud de Batasuna. Temen que entre en la estrategia de ganar tiempo sin afrontar los problemas de fondo, pensando que la cercanía electoral puede hacer más vulnerable al Gobierno y más permeable a sus tesis ante una eventual presión de ETA.

La primera consecuencia de esa estrategia de Batasuna, que temen Gobierno y PSE, sería no afrontar en serio su legalización, que tiene enero como fecha límite para participar en las elecciones municipales de mayo.

El Gobierno y el PSE creen que Batasuna debe actuar de acuerdo con las reglas de juego del proceso y pretenden que se aclare cuanto antes. Así, el PSE, con el aval del Gobierno, ha dicho a Batasuna -que ha anunciado un próximo acto sobre el legalización- que sólo su cumplimiento de la Ley de Partidos le garantizará participar en las elecciones municipales. Otras opciones, como las agrupaciones de electores o la lista de EHAK (Partido Comunista de las Tierras Vascas), arriesgan con topar con los tribunales.

Asimismo, todo el Gobierno está cuidando sus comparecencias públicas para lanzar el mismo mensaje: "Con violencia, no hay proceso".

Y al PSE le corresponde aclarar el compromiso del proceso de avanzar políticamente en democracia y legalidad. Ayer, el dirigente del PSE Rodolfo Ares dijo, en réplica a la reclamación de Otegi de introducir en la agenda del debate la territorialidad y el derecho a la autodeterminación: "Que no engañen a su gente porque la paz no se va a lograr pagando precio político ni de autodeterminación ni de territorialidad. Es básico que la izquierda abertzale haga política alejada de la violencia y defienda sus posiciones con las reglas de juego".

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