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El proceso de diálogo para el fin del terrorismo

El PSE exigirá que la mesa de partidos no tome acuerdos hasta que ETA se disuelva

El Gobierno y la banda terrorista ya han designado a los interlocutores para iniciar el diálogo

Luis R. Aizpeolea

El proceso de diálogo entre el Gobierno y ETA para acabar con la violencia comenzará este mes, y la mesa de partidos vascos es posible que se constituya en otoño, si bien no hay fecha fijada. Ante la eventualidad de que coincidan en el tiempo ambas mesas, el Partido Socialista de Euskadi (PSE) exigirá que la de partidos no adopte resoluciones hasta que ETA abandone definitivamente la violencia. Previamente planteará otras dos condiciones: que la izquierda abertzale afronte su legalización antes de sentarse a la mesa y se consensuen las reglas para el funcionamiento de ese foro.

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El inicio del diálogo entre el Gobierno y ETA, que se materializará antes de que termine julio, es el segundo hito del proceso para el fin de la violencia, tras la declaración del alto el fuego del 22 de marzo. El Gobierno y ETA ya están preparados y han designado sus interlocutores, aunque no los harán públicos. El esquema de la mesa de diálogo será similar al de los dos procesos anteriores. Habrá, al menos, dos interlocutores por cada parte, que podrán disponer de un número limitado de asesores, y contarán con una presencia de la organización no gubernamental suiza Centro de Diálogo Henri Dunant. Ésta no tendrá un papel mediador, sino notarial, como hizo en las conversaciones entre un enviado del PSE y otro de ETA en Ginebra (Suiza) y Oslo (Noruega) anteriores al alto el fuego del 22 de marzo.

En la mesa de Argel, en 1989, hubo dos representantes del Gobierno de Felipe González y tres de ETA, que dispusieron de varios asesores. En las reuniones estuvieron presentes funcionarios del Gobierno argelino. En la mesa de Vevey (Suiza), en mayo de 1999, hubo tres representantes del Gobierno de José María Aznar y tres de ETA. El papel notarial lo desempeñó el entonces obispo de Bilbao, Juan María Uriarte.

En esta ocasión, la representación del Gobierno acude al diálogo con la estimación de que ETA ha cumplido el alto el fuego permanente, como señaló el presidente José Luis Rodríguez Zapatero en su declaración institucional del jueves. Más allá de algunos rescoldos del chantaje económico y de algún ataque de kale borroka -Batasuna se desmarcó del más grave, el incendio de una ferretería de Barañain-, el Gobierno ha valorado los tres años y un mes sin muertos y los tres meses de alto el fuego permanente, en los que ETA ha dado instrucciones de que cese la violencia en todos los terrenos.

El Gobierno ha valorado, también, la trayectoria de Batasuna, que desde noviembre de 2004, en la Asamblea de Anoeta (San Sebastián), asumió la pluralidad de Euskadi y el reconocimiento de los no nacionalistas, lo que implicó romper con el Pacto de Lizarra y su acercamiento al Pacto de Ajuria Enea, de 1988. Este acercamiento se concreta en la separación del proceso para el fin de la violencia -con la creación de la mesa del Ejecutivo y ETA sobre los presos- de la mesa de partidos, a la que corresponderá poner las bases del nuevo Estatuto vasco.

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La asunción de ETA y Batasuna de esta separación es una clave que abriga esperanzas en este proceso, como el rechazo de la misma fue clave del fracaso de los anteriores. A esa evolución de Batasuna han contribuido las conversaciones que desde 2002 tuvieron representantes de la formación ilegal y del PSE y la evolución del contexto nacional e internacional. La declaración del jueves de Zapatero, que fue una respuesta al cumplimiento de ETA del alto el fuego, estuvo inspirada precisamente en el Pacto de Ajuria y la separación de los dos ámbitos porque "un Gobierno no puede negociar políticamente con una banda armada".

Reformar el Estatuto

La tarea de la mesa de partidos coincide con la pretensión de los partidos vascos, con excepción del PP, de reformar el Estatuto de Gernika, del mismo modo que en otras comunidades. La fórmula de la mesa de partidos tiene en Euskadi tradición. La más conocida es la de Ajuria Enea, y deriva de que los líderes de las fuerzas nacionalistas no son parlamentarios.

La mesa de partidos no ha sido aún convocada porque requiere previamente la legalización de Batasuna y la aceptación por todos de unas reglas de juego comunes, como la formación de mayorías o su composición, que no serán fáciles de lograr. Pero los líderes del PSE y del PNV, Patxi López y Josu Jon Imaz, imponen otra condición para que la mesa adopte resoluciones: que ETA abandone definitivamente la violencia. Esta posición, que consagra el principio de "primero la paz, después la política", desmiente, según el PSE, el rechazo de los líderes del PP a este proceso, que ve en esta segunda mesa "la concesión a ETA de la negociación política".

Los líderes del PSE y del PNV no tienen prisa y la explicación la da el calendario político. Si la mesa de partidos se crea en otoño, una vez legalizada Batasuna, pronto la actividad política vasca estará marcada por las elecciones municipales de mayo de 2007, lo que no facilitará el debate en la mesa hasta el verano del año que viene. Y para esas fechas, es posible que el fin de la violencia ya esté cerca.

Rodríguez Zapatero saluda a Sarkozy en La Moncloa.
Rodríguez Zapatero saluda a Sarkozy en La Moncloa.ULY MARTÍN

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