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La investigación del 11-M

Rubalcaba acusa al PP de querer "tapar sus vergüenzas" con su "delirio" del 11-M

Zaplana: "La ocultación o falsificación de pruebas apunta hacia el Ministerio del Interior"

Jorge A. Rodríguez

El PP llevó ayer al Congreso la teoría de la conspiración sobre el 11-M para reintentar que el actual Gobierno aclarase qué hicieron los populares cuando gobernaban. Eduardo Zaplana, portavoz parlamentario del PP, acusó a mandos de su propia cúpula policial de manipular y mentir sobre la masacre y al actual Ejecutivo de "ocultar la verdad", para lo que incluso citó a los GAL. Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro del Interior, acusó al PP de montar "un delirio" para "tapar sus vergüenzas", y declaró que la única conspiración fue la que urdió el Gobierno de José María Aznar "para engañar a los españoles".

"Hubo conspiración, la que montaron ustedes para engañar a todos", aseguró el ministro
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La última parte de la sesión de control del Congreso pareció un remedo de la película El día de la marmota. Zaplana y Rubalcaba se enfrentaban una vez más a vueltas con el 11-M dos años y medio después. El portavoz popular arrancó su discurso de interpelación parlamentaria aludiendo a las "incesantes revelaciones" sobre la masacre, que, dijo, confirman que "hay más sombras que luces sobre el atentado".

Zaplana repitió algunas de las preguntas que ya ha hecho su partido por escrito para sostener que las "lagunas y flagrantes contradicciones" entre la investigación judicial y la parlamentaria necesitan una explicación. Seguidamente acusó al jefe de la Unidad Central Operativa (Félix Hernando, nombrado por el PP) y el jefe de los Tedax (Juan Jesús Sánchez Manzano, también nombrado por el PP) de haber "omitido, falseado o tergiversado la verdad ante la Cámara". A su juicio, "todas las evidencias y sospechas de ocultación, manipulación o falsificación de pruebas apuntan siempre en la misma dirección, hacia altos cargos del Ministerio del Interior".

En definitiva, Zaplana acusó a Rubalcaba de "tener una responsabilidad directa en la debilidad de la instrucción del sumario". Para demostrarlo no dudó en descalificar investigaciones elaboradas cuando él era ministro y su compañero en la bancada popular, Ángel Acebes, titular de Interior. A vuelapluma volvió a pasear la mochila de Vallecas, la Renault Kangoo, el Skoda Fabia, las escuchas suspendidas a Jamal Ahmidan, El Chino, el robo de un coche por parte de ETA en Avilés... Todo ocurrido, menos el hallazgo del Skoda, mientras Zaplana era miembro del Gobierno.

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Rubalcaba inició su réplica con un recuerdo a las víctimas y pasó al ataque. "Hoy comparece este Gobierno una vez más para explicar qué se hizo bajo el mandato del Gobierno anterior", dijo tras recordar que, aún con Acebes en Interior, ocurrieron el 11-M y los hechos conexos, se hizo el grueso de las pesquisas (la tesis inicial no ha cambiado) y hubo 42 arrestos. "Eso permitió decir al señor Acebes que el núcleo central que perpetró la masacre está detenido o muerto en suicidio. Tenía razón".

El ministro subrayó la paradoja de que "quienes mandaban en el Ministerio del Interior desacrediten la tarea de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, incluso la de los profesionales que entonces las mandaban". Rubalcaba cree que eso tiene dos explicaciones. La "suave" es que el PP cree "que les ocultaron pruebas de que era ETA". La "más siniestra" es que "hubo una conspiración para echarlos del poder con el PSOE al frente". Ninguna de las dos, sostuvo, son posturas que pueda mantener "un partido responsable".

Rubalcaba aseguró que esta actitud del PP en el Congreso ni siquiera obedece a una búsqueda de la verdad, "Ustedes lo hacen por orden de quien manda en su partido, que no se sienta en la calle de Génova [sede del PP]", en referencia al director de El Mundo, Pedro J. Ramírez. El ministro descalificó a dos de los últimos entrevistados por este diario, el acusado de 192 asesinatos José Emilio Suárez Trashorras y el ex mercenario Francisco Javier Lavandera, amigo de una diputada del PP y cuyo libro de memorias ha escrito un periodista del citado diario.

Fue entonces cuando Rubalcaba calificó de "delirio" la tesis popular y acusó a ese partido de montar "una guerra de mentiras", de "intrincadas teorías conspirativas" para "evitar que se llegue a la verdad". "Sólo quieren tapar sus vergüenzas, porque sí hubo una conspiración", concluyó: "La que protagonizaron ustedes para intentar engañar a los españoles".

Zaplana le replicó fiero. Volvió a defender que su Gobierno dijo la verdad y volvió a acusar a Rubalcaba de no querer decir la verdad. "Si no tienen nada que ocultar ni ninguna responsabilidad, ¿por qué tienen esos nervios?", preguntó Zaplana. Éste citó las investigaciones aún abiertas del 11-S (sin detenidos) y del 7-J de Londres, para, por fin, mentar a los GAL: "Hoy hacen lo mismo que en otras épocas, cuando dijeron que no se podía demostrar la verdad de nada y se demostró, para desgracia de ustedes y de la sociedad".

Rubalcaba, al contestarle, subrayó cómo el PP cambia de teoría cada vez que se le agota la anterior, y cómo de ETA ha pasado por los servicios secretos marroquíes o franceses, una conspiración montada por miles de mentes criminales, o un golpe de Estado. Para ello, dijo, no ha dudado en "glorificar a algunos miserables" y en hacer "el favor más grande a las tesis de la defensa de la historia de la justicia española". Y aclaró que ni en EE UU ni en Reino Unido, donde también hay teorías conspirativas, ningún partido sometería al Parlamento "al bochorno que son sus delirios", algo que no dudó en calificar de "inmoral".

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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